Estudió Teología en la Universidad de Salamanca y ahí fue profesor de Filosofía Moral. En agosto de 1466 ingresó en la Orden de San Jerónimo en el monasterio de San Leonardo de Alba de Tormes. Fue confesor de la reina Isabel I de Castilla desde antes de llegar ésta al trono (1474). Se opuso a la creación de la Santa Inquisición, por lo que fue a predicar a Sevilla con la idea de evitar medidas más duras contra una población que había sido convertida al cristianismo pero conocía poco y mal dicha religión. Tras la llegada de los inquisidores, incluso llegó a denunciar los abusos de estos. Fue nombrado administrador apostólico de la diócesis de Salamanca (1483-1485). Aprendió árabe y se ganó la consideración de los musulmanes, que lo apodaron alfaquí santo. Su interés en predicar a los musulmanes en su propia lengua produjo el primer diccionario español-arábigo, el Vocabulista arábigo en letra castellana de fray Pedro de Alcalá, editado en Granada en 1505.