Ingeniero de minas, farmacéutico y profesor de Metalurgia y Docimasia en la Escuela de Minas. Estudió matemáticas en la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando y entre 1819 y 1823 siguió, en el Museo de Ciencias Naturales, cursos de mineralogía con Donato García, de botánica con Mariano Lagasca, y de química con Andrés Alcón. Tras un corto período miliciano, se trasladó a París a ampliar sus estudios. En 1828 terminó los estudios de farmacia en Madrid. Por entonces, Fausto Delhuyar, director general de minas, necesitaba de profesores actualizados en la materia para trasladar a la corte la Escuela de Almadé. Gracias a él, que había reparado en sus cualidades, Gómez Pardo viajó a Freiberg. Permaneció tres años en la ciudad, especializándose en la Escuela de Minas, haciendo acopio de material pedagógico y conociendo el modo de trabajo de las explotaciones mineras alemanas. Formó parte de la comisión encargada de reformar la minería en todos sus ámbitos (legislación, enseñanza y organización del cuerpo) y fue nombrado profesor de mineralogía. Trabajó temporalemente en la Dirección General de Minas, y desde 1843 se centró en la carrera científica, lo que incluía la preparación de sus manuscritos, que quedaron inconclusos al producirse su muerte. Su hermano, D. José Gómez-Pardo, fue el encargado de donar todo su legado a la Escuela de Minas una vez éste hubo fallecido, cumpliendo así el deseo de D. Lorenzo. En su memoria se erigió la Fundación Gómez Pardo, una institución sólida y llena de vida en la actualidad, que centra sus esfuerzos en la ayuda a los Ingenieros de Minas de la Escuela de Madrid, cumpliendo así la voluntad de su fundador.