En 1836, bajo el reinado de Isabel II, la Universidad Complutense de Alcalá fue trasladada a Madrid, donde tomó el nombre de Universidad Central. La Universidad Central tiene su origen en la mentalidad renovadora liberal que pretendía dar fin a las enseñanzas tradicionales en las universidades del Antiguo Régimen. En un primer momento se instala en el edificio del Seminario de Nobles de la calle Princesa, pasando posteriormente al convento de las Salesas nuevas en la calle de San Bernardo. En 1842 se confirma el antiguo Noviciado de Jesuitas como el asentamiento definitivo de la Universidad Central. Desde la ley Moyano (1857) esta universidad fue la única autorizada en España para dar el título de doctor, lo que le valió el sobrenombre de «la Docta». Por su relación histórica con la Universidad de Alcalá, pues fue esta una de las instituciones que al unirse dieron lugar a la Universidad de Madrid, se le dio oficiosamente durante el franquismo el sobrenombre de «la Complutense», que se incorporó legalmente a su denominación desde 1970, para diferenciarla de la Universidad Autónoma de Madrid fundada en 1968.