Nació en Badajoz, 12 de mayo de 1767 y murió en París, 4 de octubre de 1851. Fue un noble y político español, favorito y primer ministro de Carlos IV entre 1792 y 1797, y nuevamente de 1801 a 1808. Fue duque de la Alcudia y de Sueca y príncipe de la Paz, por su negociación de la Paz de Basilea (1795), título éste que años después Fernando VII declararía ilegal y Godoy reemplazaría, ya en el exilio, por el italiano de príncipe de Bassano. De origen hidalgo, fue elevado de forma meteórica al poder por Carlos IV, que le concedió títulos y honores, le dotó de una inmensa riqueza y le confió los más altos cargos del Estado, ante la incapacidad de las camarillas cortesanas del inicio de su reinado. Como secretario de Estado (1792-98) y generalísimo (1801-08) estuvo al frente del Gobierno de España durante la crisis europea provocada por la Revolución francesa y las ambiciones de Napoleón Bonaparte, que culminó con la invasión francesa de 1808 y la Guerra de Independencia, pocos meses después de la caída de Carlos IV y el propio Godoy a causa del Motín de Aranjuez. A lo largo de su valimiento, lleno de luces y sombras, logró mantener la situación de España ante el poderío de Francia con una política exterior pragmática -en tanto que otras potencias como Austria, Prusia u Holanda eran humilladas o anexionadas-, mientras que en el interior trató de llevar a cabo un programa reformista ilustrado que generó un profundo rechazo en muchos grupos sociales, en especial entre la nobleza y el clero.