Presentación de la Fundación MAPFRE (a la edición de 2011)

Alberto Manzano Martos
Presidente Fundación MAPFRE

 

Fotografía de una escultura de Francisco de Vitoria en la Universidad de Salamanca

Me complace participar en la presentación de esta Biblioteca Virtual de la Escuela de Salamanca en la que se conjugan, en acertado maridaje, la erudición y las nuevas tecnologías, y que constituye la primera etapa en la materialización de uno de los grandes proyectos inacabados de Ignacio Hernando de Larramendi, primer ejecutivo de MAPFRE durante muchos años, y creador de la Fundación que lleva su nombre.

FUNDACIÓN MAPFRE está muy satisfecha de poder contribuir a la realización de ese proyecto, no sólo como reconocimiento a la ingente labor que llevó a cabo en MAPFRE Ignacio Hernando de Larramendi, bajo cuya égida se creó FUNDACIÓN MAPFRE, sino sobre todo por el extraordinario interés del proyecto en sí mismo, que implica aplicar las tecnologías más avanzadas de la informática y las comunicaciones al noble objetivo de hacer accesible a través de Internet el patrimonio histórico del pensamiento español, así como sus interrelaciones con el pensamiento contemporáneo y, sobre todo, con las bases sobre las que se edificó la modernidad.

Como jurista, me siento especialmente identificado con buena parte del hacer de los autores de la Escuela de Salamanca. Hace muchos años que está fuera de dudas que aquellos dominicos y franciscanos que dictaron lecciones en el Convento de San Esteban de Salamanca, y que tan profusamente escribieron, constituyen la base sobre la que se creó el Derecho Internacional, el entonces llamado Derecho de Gentes; y cómo los escritos de algunos eminentes jesuitas pudieron filtrarse en la gran mayoría de los autores europeos del siglo XVII, e incluso traslucirse claramente en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, casi con toda seguridad a través de John Locke.

La Escuela de Salamanca jugó también un papel esencial en el desarrollo de la teoría económica, como ya demostró Joseph Schumpeter y luego popularizó Marjorie Grice-Hutchinson. En efecto, una buena parte de la teoría económica tuvo que explicar qué efectos produjo la enorme arribada a Europa de ingentes cantidades de metales preciosos, con los que se acuñaba moneda prácticamente al instante. La Casa de Contratación de Sevilla era no sólo un poderosísimo instrumento administrativo, sino una auténtica universidad donde se obtendría lo que hoy llamaríamos un Master on Business Administration (MBA).

El titulo de la gran obra de Tomás de Mercado, Suma de tratos y contratos (en su primera edición Tratos y contratos de mercaderes y tratantes), escrita a instancia y por encargo de los mercaderes de Sevilla, es una prueba indiscutible de ello. Lo mismo puede decirse del Comentario resolutorio de cambios de Martín de Azpilicueta, precursor de la teoría cuantitativa del dinero, que se ocupó especialmente de los efectos económicos de la llegada de materiales preciosos de América.

Como profesional que ha dedicado toda su vida al Seguro y a MAPFRE, me complace recordar que la Escuela de Salamanca también se ocupó de los seguros, tan importantes como puede uno imaginarse cuando el traslado de las mercancías desde Sevilla hasta América, así como el regreso, estaban tan cargados de zozobras, como bien ha recordado Jesús Huerta de Soto; por no hablar del Galeón de Manila, también conocido como Galeón de Acapulco, nombre que, como se sabe, era el que recibían las naves españolas que Ilevaban mercancías entre Manila y los puertos de Nueva España, tráfico ya iniciado en 1565. Fue, sin duda, el nacimiento de una economía plenamente global.

El análisis jurídico, histórico, teológico y económico de todas estas transformaciones del mundo que Ilevó a cabo España fue objeto de atención por parte de los intelectuales españoles más importantes, y de sus estudios y controversias académicas surgió un conjunto de ideas que desgraciadamente no llegaron a fructificar en España, pues poco a poco la decadencia española impidió que siguieran contrastándose y aplicándose esos análisis. Sin embargo sus obras, unas escritas en español y otras escritas en latín se estudiaron meticulosamente, por ejemplo, en todas las universidades, y sorprende ver hasta qué punto las obras de Francisco Suárez formaban parte del plan de estudios, tanto en territorios católicos como protestantes.

No creo necesario destacar la extraordinaria oportunidad de que se recuerden ahora estos hechos y se pongan en valor esas ideas, en un momento en que la comunidad hispanohablante supera los 500 millones de personas y la de lusohablantes se acerca a dicha cifra, y se acrecienta el papel que deben jugar en el siglo XXI las naciones iberoamericanas.

Para FUNDACIÓN MAPFRE constituye un gran orgullo colaborar en este proyecto, cuya continuidad futura está asegurada por el alto nivel tecnológico alcanzado por la Fundación Ignacio Larramendi y sus bibliotecas virtuales, y por los desarrollos informáticos que realiza su empresa filial DIGIBÍS.