DE AMOR E TEMOR
Fijo
mio mucho amado
Para mientes,
E non contrastes
las gentes,
Mal su grado:
Ama e serás amado,
E podrás
Facer lo que non
farás
Desamado.
¿Quién
reservará al temido
De temer,
Si discrecion e
saber
Non ha perdido?...
Si querrás, serás
querido,
Cá, temor
Es una mortal dolor
Al sentido.
César,
segund es leido,
Padesció,
E de todos se falló
Descebido:
Quien se pienssa
tan ardido,
Pueda ser
Que solo baste a
facer
Grand sonido.
¡Cuántos
ví ser aumentados
Por amor;
E muchos más por
temor
Abaxados!...
Ca los buenos,
sojudgados,
Non tardaron
De buscar cómo
libraron
Sus estados.
O fijo,
sey amoroso,
E non esquivo;
Ca Dios desama al
altivo
Desdeñoso.
Del iniqüo é
malicioso
Non aprehendas;
Ca sus obras son
contiendas
Sin reposo.
E
sea la tu respuesta
Muy graciosa:
Non terca nin
soberbiosa,
Mas honesta.
O fijo... cuán poco
cuesta
Bien fablar!...
É sobrado amenaçar
Poco presta.
Non
te plegan altiveces
Indevidas,
Cómo sean abatidas
Muchas veces.
[p. 269] Non digo que te arrafeces
Por tal via,
Que seas en
compañia
De soheces.
Refuye
los novelleros
Decidores,
Como á lobos
dapnadores
Los corderos:
Cá sus lindes é
senderos
Non atrahen
Sinon laços, en que
caen
Los grosseros.
Assuero, sinon oyera,
Non usára
Justamente de la
vara,
E cayera
En error que non
quisiera,
Encontinente,
E de fecho el
inoscente
Padesciera.
Cá
muy atarde al ausente
Fallan justo,
Nin por conseqüente
injusto
Al presente.
Oye, e de
continente
Jamás libres;
Pero guarda que
delibres
Sabiamente.
Ca
de fecho delibrado
Non se atiende
Que segunda vez se
emiende
Por errado:
Faz que seas
enclinado
A consejo,
E non excludas al
viejo
De tu lado.
Tanto
tiempo los romanos
Prosperaron
Cuanto creyeron e
onraron
Los ancianos;
Mas despues que a
los tiranos
Consiguieron,
Muy pocos pueblos
vencieron
A sus manos.
............................
¡Benditos aquellos que con el açada
Sustentan su vida e
viven contentos,
E de cuando en
cuando conoscen morada
E suffren
pascientes las lluvias e vientos!...
Ca estos no temen
los sus movimientos,
Nin saben las cosas
del tiempo passado,
Nin de las
pressentes se facen cuidado,
Nin las venideras
dó han nascimientos.
¡Benditos
aquellos, que siguen las fieras
Con las gruesas
redes e canes ardidos,
E saben las trochas
e las delanteras
E fieren del arco
en tiempos devidos!
Ca estos por saña
non son commovidos
Nin vana cobdicia
los tiene subjetos;
Nin quieren
thesoros, nin sienten deffetos,
Nin turban temores
sus libres sentidos.
¡Benditos
aquellos que cuando las flores
Se muestran al
mundo, desciben las aves,
[p. 270] E fuyen las pompas e vanos honores,
E ledos escuchan sus cantos suaves!
¡Benditos aquellos que en pequeñas naves
Siguen los pescados con pobres trainas!
Ca estos non temen las lides marinas,
Nin cierra sobre ellos Fortuna sus llaves.
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COMIENÇA LA BATALLA
E serás tú, Ponça, jamás memorada
Por esta lit fiera, cruel sanguinosa,
E avrá tu nombre perpetua durada,
E de todas islas serás mas famosa.
En tí fué gridada con voz pavorosa
En los dos estoles
¡batalla! ¡batalla!...
Viril fué la vista que pudo miralla
Sin temor de muerte, e mas que animosa.
Non a tan grand ira cierto provocó
La muerte del ciervo al pueblo latino,
Nin la de la tigre en saña inflamó
A los subcesores del Agenorino;
Nin creo resollo libial viperino
Mas contaminasse alguna ferida,
Que fiço a la gente la espantosa grida,
Por donde el efetto fadado previno.
Aqui las enseñas fueron desplegadas,
Asi de los reyes como de barones,
E todas las naves de feçho entoldadas
E vistos en punto inmensos pendones;
En unos las cruces, en otros bastones;
En los otros pumas, lirios e calderas,
En otros las jarras, en otros veneras,
En otros castillos e bravos leones.
En la parte adverssa, bien como señora
O reina de todos, era la bandera,
La cual contenia la devoradora
Bixa milanesa, fiera e temedera.
E luego cercana, como compañera,
Era alli la cruz, señal genovesa:
Aguilas e flores en la grand empresa
Ornavan las proas por la delantera.
Las gruessas bombardas e rebabdoquines
De nieblas fumosas el aire enllenavan,
Asi que las islas e puertos confines
Apenas se vian, nin se devisavan.
[p. 271] Jove non se cree, cuando recontavan
Que vino a la niña thebana tronando,
Viniesse mas fiero, el cielo inflamando,
Como aquellas fustas, cuando se allegavan.
E como el graniço que fiere en linera
Traido del viento aquilonar,
Inmensas saetas de aquella manera
Ferian los nuestros por cada logar.
Alli todas gentes cuidaban llamar
«¡Sanct Jorge!» con furia, como quien desea
Traher a vitoria la crua pelea,
Jamás non pensando poderse fartar.
¿E quién contaria los muchos linajes,
Alcuñas e reinos, que alli se nombraron
De diversos modos, asi los lenguajes,
Cuando los estoles en uno aferraron?
Ca dubda es aquellos que mas s'esforçaron
A saber del cuento, poderlos contar,
Pues solos aquellos, a quien da logar
El tiempo, diremos, e nos recontaron.
La gente de España llamava «¡Aragon!»
E todos «¡Navarra!» los de su cuadrilla;
E los que guardavan el noble pendon,
Do era pintada la fogosa silla,
Llamavan «¡Mallorca, Cerdeña e Cecilia,
Córcega, e Sessa, Salerno e Taranto!»;
E todos ferian, pospuesto el espanto,
Asi virilmente que era maravilla.
Alli se nombravan los Lunas e Urrea,
Ixar e Castro, Heredia, Alagon,
Lihori, Moncayo, Urries, Gurrea,
Con otros linajes de noble nascion.
Pues vamos a aquellos que allende Monçon
Habitan e moran, e non se detenga
El nuestro processo, mas presto devenga
Por sus rectos cursos en la conclusion.
Alli se nombravan Maças e Boyles,
Pinos e Centellas, Soleres, Muncadas,
E los Arenoses, varones gentiles,
E muy muchas otras progénies honradas.
E como las flamas son mas avivadas
Feridas del viento, asi se avivavan,
Cuando sus linajes e alcuñas llamavan,
A facer ningunas las lides passadas.
Alli se nombravan los de Barcelona
E los llobregates e de Rosellon;
[p. 272] Alli los de Prades e los de Cardona,
E los Pallareses e de Cervellon.
Alli muchos otros que mi locucion
A contar non basta, de perpiñaneses,
E del Principadgo, de Ampurdaneses,
E muchos que dexo d'aquende Aviñon.
Alli se nombravan los de Sandoval,
Los de Avellaneda e Sotomayor:
Castro e Mendoça con saña mortal
Mostravan quién eran en la grand furor.
Faxardos e Angulos, pungidos de honor,
Buscavan las proas a grand diligencia;
Avalos e Puelles con toda femencia
Non menos facian, pospuesto temor.
Las gentes contrarias llamavan «¡Milan!»
E «¡Génova!» muchos con assaz vigor;
Pues crean aquellos que creer querrán
Tambien el poeta, como el orador,
Que dubda es de reyes nin d'emperador
Fallarse en las mares tal flota jamás,
Tan bien ordenada, nin por tal compás,
Nin tan desseosa de ganar loor.
Alli se nombraron Grimaldos e Doria,
Acescos, Catanios, Negros e Damar,
Alli Desireo, de insine memoria,
Espíndolas, Cibos e Inso de Mar;
Gentiles, Bivaldos, Marbotes, Lercar,
Cigaulas, Fragosos e Justinianos,
Cibus, Centurios e Italianos,
E otros que dexo, por non dilatar.
Non son los martillos en el armeria
De Millan tan prestos nin tan avivados,
Como la batalla alli se feria
Con ánimos duros e muy denodados;
Ca unos caían en la mar llagados,
E otros en pronto las vidas perdian,
E otros sin piernas e braços se vían;
Asi fieramente eran afincados.
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En el filo estava la lit espantosa,
Asi como el Febo en el medio dia,
Tocando el efetto, dexando la glosa,
Assaz trabajada la cavalleria:
La principal nave, do la señoria
Real navegava, rompidos los robres,
[p. 273] Asi receptava las aguas salobres
Que era miraglo que non se fondia.
Los grandes naucheres, sentido aquel daño,
Universalmente, como se sentia
Por toda la flota, e cruel engaño,
Cuidavan el tracto a la pleitesía.
¿Mas quién vos dirá la extrema porfía
Que se sostenia por non se rendir?
Ca Livio dubdára poderlo escrevir,
Vista la defensa que alli se façia.
E cómo del fuego la yerva curada
Veloce se aprende, universalmente
Por toda la flota fué voz divulgada
Quel rey se anegava; e de continente
Los nobles hermanos e toda la gente
Sintieron aquella tristeça e dolor,
Que los de Carthago por su emperador,
La vez postrimera que fué padesciente.
LA PRESION DE LOS SEÑORES REYES E INFANTE
Asi concluyendo, la flota fué presa
Con todos los reyes, duques e varones,
E puesta en Saona la notable presa,
En lo cual se acuerdan las mas opiniones.
Leidos, ó Reina, los tristes renglones,
Pues viven, espera: que Dios es aquel
Que puede librarlos como a Daniël,
E fiço a David en sus impressiones.
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COMIENÇA EL RAÇONAMIENTO DE LA FORTUNA A LAS SEÑORAS REINAS E INFANTE
Cual trompa celeste e voz divinal
Començó Fortuna tal raçonamiento:
«Dios vos salve. reinas del siglo humanal.
Subjectas a nuestro fatal movimiento:
Yo soy aquella que por mandamiento
Del Dios uno e trino, quel grand mundo rige
E todas las cosas estando colige,
Revuelvo las ruedas del grand firmamento.
Yo parto los reinos, coronas e honores,
Tiaras, imperios a vos los vivientes;
Trayo en bajeça los superïores
E sus bienes passe a muy pobres gentes.
[p. 274] Yo fago a los unos a tiempo placientes,
E tristes a otros, segunt la raçon
De sus nascimientos e costelacion,
E todos estados me son obedientes.
De lo que se engendra yo soy el actora,
E quien lo corrompe, non es sinon yo:
De los que mas valen yo soy la señora,
E de mí resciben los daños o pró;
La noble Dardania ¿quién la fabricó
Desde los sellares fasta los merletes?...
E puse en el agua las armas e fletes
De la gente griega que la destruyó...
Yo fice los pueblos de Thébas e Athénas,
E las sus murallas levanté del suelo;
De mí rescibieron folganças e penas,
E prósperas fice las lides de Belo.
Al ave de Jóve complí de grand vuelo,
E puse discordia entre los hermanos:
Todas las cosas vienen a mis manos;
Si próspero suben, asi las asuelo.
Ca de otra manera los unos serian
Monarchas del mundo e grandes señores,
E otros languiendo, de fambre morrian,
E sin esperança las gentes menores.
Mas bien como vuelvo los grandes calores
Por tiempos en aguas, e nieves e frios,
Asi mudo Estados e los señoríos,
E presto por tiempo mis dulces favores.
Nin son las mis gracias e mis donadíos
De una manera, quiero que sepades;
Ca bien que los parto, como proprios mios,
Tambien señoríos como dignidades,
A unos prorrogo las prosperidades
De padres en fijos, e mas adelante;
A otros dó ceptro e silla triunphante,
En tanto que turan sus mesmas edades.
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PROHEMIO DEL MARQUÉS AL CONDE DE ALVA
I. Cuando yo demando a los Ferreras, tus criados e mios, e aun a muchos otros, Señor e mas que hermano mio, de tu salut e de cuál agora es la tu vida, e ques lo que faces e dices; e me responden e certifican con cuánto esfuerço, con cuánta paciencia, con cuánto desprecio e buena cara tú padesces, consientes e sufres tu detencion, é todas las otras congoxas, molestias e vexaciones que el mundo ha traido; e con cuánta liberalidat e franqueça partes e destribuyes aquellas cosas, que a tus sueltas manos vienen; refiriendo a Dios muchas gracias, me recuerda de aquello que Homero ascribe en la Ulixea; conviene a saber, que cómo por naufragio o fortuna de mar, Ulixes, rey de los cefalenos, desbaratado viniesse en las riberas del mar, e desnudo e maltractado, fuesse traido ante la reina de aquella tierra, e de los grandes del reino, que con ella estavan en un festival e grand convite; e cómo aquella le viesse e acatasse, despues todos los otros con grande reverencia tanto le estimaron, que dexada la cena, todos estavan contemplando en él. Asi que, apenas era alli alguno que mas deseasse cosa que pudiesse alcançar de los dioses que ser Ulixes en aquel estado. Adonde a grandes voces, e muchas veces, este soberano poeta clama diciendo: ¡O omes! avet en grand cura la virtud, la cual con el naufragio nada, e al que está desnudo e desechado en los marinos litos ha mostrado con tanta auctoridad e asi venerable a las gentes. La virtud, asi como el Philósopho dice, siempre cayó de piés, como el abrojo. E ciertamente, Señor e mas que hermano mio, a los amigos tuyos e a mí, asi como a uno de aquellos, es o deve ser de los tus trabajos el dolor, la mengua e la falta, asi como Livio decia de Cipion; ca la virtud siempre será, agora libre o detenido, rico o pobre, armada o sin armas, vivo o muerto, con una loable e maravillosa eternidad de fama.
II. Con estos Ferreras me escreviste que algunos de mis tractados te enviasse por consolacion tuya; e desde alli con aquella atencion que furtar se puede de los mayores negocios, e [p. 276] despues de los familiares, penssé investigar alguna nueva manera, asi como remedios, o meditacion contra Fortuna, tal que si ser podiesse, en esta vexacion a la tu nobleça gratificasse, cómo non sin assaz justas e aparentes causas a lo tal e a mayores cosas yo sea tenido. Ca principalmente ovimos unos mesmos abuelos, e las nuestras casas siempre, sin interrupçion alguna, se miraron con leales ojos, sincero e amoroso acatamiento; e lo mas del tiempo de nuestra criança cuassi una e en uno fué. Asi que, juntamente con las nuestras personas cresció e se augmentó nuestra verdadera amistad; siempre me ploguieron e fueron gratas las cosas que a ti: de lo cual me tove e tengo por contento, por cuanto aquellos a quien las obras de los virtuosos placen, asi como librea o alguna señal trahen de virtud. Una continuamente fué nuestra mesa: un mesmo uso en todas las cosas de paz e de guerra. Ninguna de las nuestras cámaras e despensas se pudo decir menguada, si la otra abastada fuesse. Nunca yo te demandé cosa que tú non cumpliesses, nin me la denegasses. Lo cual me face creer que las mis demandas fuessen retas e honestas e conformes a la raçon, cómo sea que a los buenos e dotos varones jamás les plega ni devan otorgar sinon buenas e lícitas cosas. E sea agora por informaciones de aquellos que mas han visto, e paresce que verdaderamente ayan querido fablar de las costumbres e calidades de todos los señores e mayores omes deste nuestro reino, o de aquellos que de treinta años, o poco más, que yo comencé la navegacion en este vexado e trabajoso golpho, he avido noticia e conoscimiento, e de algunos compañia o familiaridad, loando a todos, tú eres el que a mí mucho ploguiste e places. Ca la tu virtud non esperó a la mediana mancebía, nin a los postrimeros dias de la vejez; ca en edad nueva e aun puedo decir moço, començó el resplandor de la tu virilidad e nobleça. Nin es quien pueda negar que fechas las treguas con los reinos de Aragon e de Navarra, e levantadas las huestes del Garay e del Majano, cessadas las guerras, en las cuales viril e muy virtuosamente te oviste, e por ti obtenidas las inexpugnables fuerças de Xalante, e Toreça, Sahara, e Xarafuel en el reino de Valençia, aver tú seido de los primeros que contra Granada la frontera emprendiesse, ciertamente estando ella en otro punto e mayor prosperidat que la tú dexaste, al tiempo que triunphal e [p. 277] gloriosamente por mandado de nuestro Rey de las fronteras de Córdova e de Jahen te partiste; aviendo vencido la batalla de Guadix e la pelea de Xerez e ganado tantas e mas villas e castillos, asi guerreándolas como combatiéndolas e entrándolas forçosamente, que ninguno otro. E como quiera que el principal remedío e libertad a la tu detencion e infortunios depende de aquel que universalmente a los vexados reposa, a los aflitos remedia, e a los tristes alegra, espero yo que en algunos tiempos traerá a memoria a los muy excellentes e claros nuestro Rey e Prínçipe (como en la mano suya los coraçones de los reyes sean) todas las cosas que ya de los tus fechos yo he dicho, e muchos otros serviçios a la real casa de Castilla por los tuyos e por ti fechos, que por me allegar a la rivera e puerto de mi obra, dexo.
III. Recuérdome aver leido en aquel libro, donde la vida del rey Assuero se escrive, que «De Esther» se llama (como en aquel tiempo la costumbre de los reyes fuesse, en los retraimientos e reposos suyos, mandar leer las gestas e actos que los naturales de sus reinos e forasteros oviessen fecho en servicio de los reyes, de la patria, o del bien público), que Mardocheo prósperamente e con glorioso triunpho de la muerte fué librado. Pues lee nuestro Rey e mira los servicios, regrácialos e satisfácelos; e si se aluenga, non se tira. Nin tanto logar avrá el nucible apetito, nin la ciega saña, que tales e tan grandes aldabadas e voces de servicios las sus orejas non despierten: ca non son los nuestros señores Diomedes de Tracia, que de humana carne facia manjar a los sus cavallos; non Busseris de Egipto, matador de los huéspedes; non Perillo Siracusano, que nuevos modos de penas boscava a los tristes culpados omes; non Dionisio desta misma Siracusa; non Attila, flagellum Dei, nin muchos otros tales; mas benívolos, clementes e humanos, lo cual todo face a mí firmemente esperar la tu libertad. La cual con salud tuya, e de tu noble muger, e de tus fijos dinos de ti, Nuestro Señor aderece, asi como yo deseo. E dende aqui daremos la pluma a lo proferido; e porque ante de todas las cosas sepas quién fué Bias, porque este es la principalidad de mi thema, segund adelante mas claro parescerá, deliberé de escrevir quién aya seido e de dónde, e algunos de sus nobles e loables actos e commendables sentencias, porque me paresce face mucho a nuestro fecho e caso.
[p. 278] IV. Fué Bias, segund que place a Valerio e a Laercio, que mas lata e extensamente escrivió de las vidas e costumbres de los philósophos, assiano de la cibdat de Ipremen; de noble prosapia e linaje, bien informado e instruydo en todas las liberales artes, e en la natural e moral philosophia: de vulto fermoso e de persona honorable; grave e de grand autoridad en sus fechos: de claro e sotil engenio. Asi por mar como por tierra, anduvo toda la mayor parte del mundo: cuanto tiempo turasse en este loable exercicio, non se escrive; pero baste que tornando en la provincia e cibdat de Ipremen, falló a los vecinos de aquella en grandes guerras, asi navales como terrestres, con los megarenses, gentes poderosas, expertos en armas; a quien con grand atencion fué rogado, vista la disposicion e habilidat suya, la cura de la guerra, asi como capitan, emprendiesse. E como despues de muchos ruegos e grandes afincamientos la aceptase, en muy pocos tiempos, asi de los amigos como de los enemigos, fué conoscida la su virtud e viril extremidad. Leemos dél, entre otras muchas cosas de la su humanidat, que como cavalleros del exército prendiessen en una cibdat o villa grand copia de vírgines juntamente con otras mugeres, tanto que a Bías llegaron las nuevas, mandó con grand diligencia fuessen ayuntadas e depositadas en poder de honestas matronas de su cibdat. E faciéndoles gracias e dones de muy valerosas joyas, a los padres, maridos e parientes suyos las restituyó, enviándolas con muy fieles guardas, blasfemando e denostando todo linaje de crueldat; diciendo que aun los enemigos bárbaros non devian con tal impiedad ser dañificados. E cómo lo tal a las orejas de los megarenses llegasse, e el fermoso acto extensamente recontado les fuesse, sin dilacion alguna, loando a aquel, enviáronle sus legados, refiriéndole gracias con muy ricos dones, demandándole paz con muy humildes e mansos coraçones.
V. Despues, passados algunos tiempos, como de raro la Fortuna en ningunas cosas luengamente repose, e Aliato, príncipe, sitiasse á los ipremenses, esforçándose de aver la cibdat por fambre, como fuesse cierto de los vévires, e principalmente de pan caresciesse, Bias con tal cabtela o arte de guerra assayó encobrir su defetuosa nescessidat, ca fiço en algunos dias, durante el campo, engrossar ciertos cavallos e que se mostrassen, [p. 279] contra voluntad de las guardas, salir fuera de la cibdat: e cómo luego fuessen tomados, puso en grand dubda a Aliato e a los que con él eran, de la fambre de los ipremenses. Asi que, luego se tomó consejo que a Bias e a ellos fuesse movida fabla, por el cual fué aceptada, diciendo que él non se fiava de fablar fuera de los muros de la su cibdat, mas que Aliato o qualesquiera otros suyos podian entrar seguros a fablar o tractar de cualesquier pactiones e tractos, e de otras cosas, cuales les ploguiesse. Aceptado lo cual, segund este mesmo Laercio escrive, muy mayor e mas sotil cabtela les fiço, ca mandó poner muy grandes montones de arena en las maestras calles e plaças, por donde los mensajeros avian a passar, esparciendo e cobriendo aquellas de todas maneras de pan. Asi que, verdaderamente creyeron ser la opinion suya errada e los ipremenses en grand copia de mantenimientos abondados. É asi non solamente treguas a tiempo, mas paz perpetua fué entre ellos, con grandes certenidades fecha, jurada e firmada. Testifica asi mesmo Valerio que dimitidas e dexadas las armas por este Bias, tanto se dió a esta sciencia que todas otras cosas aborresció, e las ovo asi como en odio: por tal que, non sin causa, uno de los siete sabios fué llamado e uno asi mesmo de aquellos que, renunciada la tabla o mesa de oro, la ofrescieron con grand liberalidat al oráculo de Apolo. Deste Bias asi mesmo se cuenta, que como aquella mesma cibdat agora por los megarenses, agora por otros enemigos se tomasse e posiesse a robo, todos aquellos que podieron escaper de las hostiles manos, cargando las cosas suyas de mayor precio, fuyeron con ellas: e cómo él solo con grand reposo passeasse por los exidos de la cibdat, fingese que la Fortuna le vino al encuentro e como le preguntasse cómo él non seguia la opinion de los otros vecinos de Ipremen, este fué el que respondió: Omnia mea bona mecum porto; que quiere decir: todos los bienes mios conmigo los llevo. Dicen otros, de los cuales Séneca es uno, que este fué Estilbon; pero digan lo que les placerá, e sea cualquiera, tanto que sea; ca de los nombres vana e sin provecho es la disputa; e en conclusion este será el nuestro thema.
VI. Escrivió Bias estas cosas, que se siguen:—«Estudiad con placer a los honestos e a los viejos.—La osada manera muchas veces para empescible lesion.—Ser fuerte e fermoso, obra [p. 280] es de natura.—Abundar en riqueças, obra es de la fortuna.— Saber e poder fablar cosas convenibles e congruas, esto es propio del ánima e de la sabiduría.—Enfermedad es del ánimo cobdiçiar las cosas impossibles.—Non es de repetir el ageno mal.— Mas triste cosa es judgar entre dos amigos, que entre dos enemigos; ca judgando entre dos amigos, el uno será fecho enemigo, e judgando entre dos enemigos, el uno será fecho amigo.—Desia que asi avia de ser meditada la vida de los omes, como si mucho o poco tiempo oviessen de vivir.—Conviene a los omes averse asi en el uso del amistat, como si se membrassen que podia ser convertida en grave enemistat.—Cualquier cosa que pusieres, persevera en la guardar.—Non fables arrebatado, ca demuestra vanidad.—Ama la prudencia, e fabla de los dioses como son.— Non alabes al ome indino, por sus riqueças.—Lo que tomares, rescíbelo demandándolo, e non forçándolo.—Cualquier cosa buena que ficieres, Dios entiende que la face.—La sabiduría mas cierta cosa es e mas segura que todas las otras possessiones.—Escoge los amigos e delibera grand tiempo en los elegir, e tenlos en una afecction, mas non en un mérito.—Tales amigos sigue, que non te faga vergüença averlos escogido.—Faz que los amigos a grand gloria reputen la tu vida.—Dos cosas son contrarias en los consejos, ira e arrebatamiento: la ira façe peresçer el dia, el arrebatamiento traspassarlo.—La presteça mas gracioso face ser el beneficio.—Preguntado Bias qué cosa fuesse en esta vida buena, dixo tener la conçiencia abraçada con lo que fuesse derecho e igualeça.—Preguntado quién fuesse entre los omes mal afortunado, respondió: el que non puede padescer o sofrir mala fortuna.—Navegando Bias, en compañía de unos malos omes, corriendo fortuna e andando la nave para se perder, aquellos a grandes voces llamavan a los diosses, porque los librassen: a los cuales él dixo: «Callad, porque los dioses non vos sientan.»— Preguntado qué cosa fuesse difficil al ome, respondió: «Sofrir graciosamente la mudança en las penas.»
VII. Resplandesció Bias en los tiempos de Ezechias, rey de Judá; e escrivió estas e otras cosas muchas en dos mill versos. A quien despues de muerto los ipremenses edifficaron templo e ficieron estatua.
[p. 281] COMIENÇA EL DIÁLOGO DE BIAS CONTRA FORTUNA
I
BIAS
¿Qué es lo que
pienssas, Fortuna?...
¿Tú me pienssas
molestar,
O me pienssas
espantar,
Bien como a niño de
cuna?...
FORTUNA
¡Cómo!... ¿E
pienssas tú que non?...
Verlo hás.
BIAS
Faz lo que facer
podras,
Ca yo viva por
raçón.
II
FORTUNA
¿Cómo entiendes en
defensa?
¿O puédeslo
presumir,
O me cuidas
resistir?...
BIAS
Sí: ca non te fago
ofensa.
FORTUNA
Sojudgados sois a
mí
Los humanos.
BIAS
No son los varones
magnos
Nin curan punto de
ti.
III
FORTUNA
¿Puedes tú ser
exemido
De la mi
jurediction?...
BIAS
Sí; que non he
devocion
A ningunt bien
enfingido.
Gloria o trïunpho
mundano
Non lo atiendo
En solo virtut
entiendo,
La cual es bien
soberano.
IV
FORTUNA
Tu cibdat faré
robar
E será puesta so
mano
Del mal príncipe
tirano.
BIAS
Poco me puedes
dañar:
Mis bienes lievo
conmigo:
Non me curo;
Asi que yo voy
seguro,
Sin temor del
enemigo.
V
FORTUNA
Tu casa será
tomada,
Non dubdes, de
llano en llano
E metida a
sacomano.
BIAS
Tomen: que non me
da nada.
Más será de
cobdicioso
Quien tomare
Ropa, do non la
fallare:
Pobredad es grand
reposo.
VI
FORTUNA
Conviénete de
buscar
Casa nueva, donde
vivas. I
[p. 282] BIAS
Tales cosas son
esquivas
A quien las quiere
extimar,
O tener en mayor
grado
Que non son;
Ca toda casa o
meson
Presto lo avremos
dexado.
VII
Decirme has a quién
fallesce
O mengua morada
pobre,
Sea de ñudoso robre
O de cañas, si
acaesce;
O sea la de
Amiclate,
Do arribó
El César, cuando
loó
La su vida sin
debate.
VIII
E más, que
naturaleça
Nos dió las
concavidades
De las peñas e
hoquedades,
Do passemos la
braveça,
En tiempo del
invernada,
De los fríos;
Los soles de los
estíos,
En esta breve
jornada.
IX
FORTUNA
Huéspeda muy
enojosa
Es la continua
pobreça.
BIAS
Si yo non busco
riqueça,
Non me será
trabajosa.
FORTUNA
Fácil es de lo
decir.
BIAS
E de facer
A quien se quiere
abstener,
E le place bien
vivir.
X
FORTUNA
Los ricos mucho
bien facen:
E aquellos que
mucho tienen,
A muchos pobres
sostienen,
Dan e prestan e
complacen.
Ca si juntas son
riqueça
E caridad
Dan perfection e
bondat
E resplandor e
franqueça.
XI
Ca non se puede
extimar
Por raçon nin
escrevir
Qué dolor es
rescebir,
E cuánto placer el
dar.
Siempre son
acompañados
Los que tienen,
Cuando van e cuando
vienen
E si non, solos,
menguados.
XII
BIAS
¿Cómo non pueden
vivir
Los omes sin
demandar?
Esto es querer
fablar,
E voluntat de
enquerir
Las cosas más que
non son;
E altercar;
Ca non se puede
negar
Nin contrastar mi
raçon.
XIII
Pitágoras non pidió
En público nin
oculto,
Nin avergoñó su
vulto:
Antes es cierto que
dió.
E vive su autoridad
E buen exemplo,
Como glorïoso
templo
De clara moralidad.
XIV
Todo ome puede bien
dar,
Si le place, su
facienda,
[p. 283] Sin debates, sin contienda,
Sin reñir nin
altercar.
Pero de tales vi
pocos
E muy raros,
Liberales nin
avaros;
E si lo facen, son
locos.
XV
FORTUNA
Las riqueças son de
amar;
Ca sin ellas
grandes cosas
Maníficas nin
famosas
Non se pueden
acabar.
Por ellas son
ensalçados
Los señores,
Príncipes e
emperadores,
E sus fechos
memorados.
XVI
E por ellas
fabricados
Son los templos
venerables
E las moradas
notables,
E los pueblos son
murados:
Los solemnes
sacrificios
Cessarian;
Nin sin ellas se
farian
Largueças nin
beneficios.
XVII
BIAS
Essas
edeficaciones,
Ricos templos,
torres, muros,
¿Serán o fueron
seguros
De las tus
persecuciones?
FORTUNA
Si serán, e ¿quién
lo dubda?...
BIAS
Yo que veo
El contrario, e non
lo creo,
Nin es sabio quien
lo duda.
XVIII
¿Ques de Nínive,
Fortuna?
¿Qués de Thebas?...
¿Qués de Athenas...
De sus murallas e
almenas
Que non paresce
ninguna?...
¿Ques de Tyro e de
Sidon
E Babilonia?...
¿Qué fué de
Lacedemonia?...
¡Ca si fueron, ya
non son!...
XIX
Dime, ¿cuál paraste
a Roma,
A Corinto e a
Carthago?...
¡O golpho cruel e
lago!...
¡Sorda e visceral
carcoma!...
¿Son imperios o
regiones,
O cibdades.
Coronas, nin
dinidades
Que non fieras, o
baldones?...
XX
Agora por enemigos,
Combates a mano
armada;
E si dexas el
espada,
Desacuerdas los
amigos:
E por tal modo lo
faces
Que por cé,
O si queremos por
bé,
Cuanto fecistes,
desfaces.
XXI
FORTUNA
Dexa ya los
generales
Antiguos, e agenos
daños,
Que passaron ha
mill años,
E llora tus
proprios males.
BIAS
Lloren los que
procuraron
Los honores,
E sientan los sus
dolores;
Pues tienen lo que
buscaron.
[p. 284] XXII
Ca yo non he
sentimiento
De las cosas que tú
piensas
Ca las vitorias e
ofensas
Unos son al qués
contento
De lo que
naturaleça
Nos ha dado:
A este non vido
cuidado
Nin lo conosce
tristeça.
XXIII
Yo soy fecho bien
andante,
Ca de poco soy
contento,
El cual he por
fundamento,
Cimiento firme,
constante.
E pues sé que lo
que basta
Es assaz,
Yo quiero conmigo
paz,
Pues quien mas
tiene, mas gasta.
XXIV
Yo soy amigo de
todos
E todos son mis
amigos;
E fui de los
enemigos
Amado por tales
modos,
Faciendo como
querría
Que me fagan,
Ca los que desto se
pagan,
Siguen la derecha
vía.
XXV
FORTUNA
Essos tus amigos
tantos
Di, ¿non los puedes
perder?...
Todos son en mi
poder
E puestos so los
mis mantos.
E non más te
seguirán
Que yo querré;
E cuando los
mandaré,
Cómo vinieron, se
irán.
XXVI
BIAS
Si la machina del
mundo
Peresciera por
Pheton
O viera Deucalïon
Otro diluvio
segundo;
Yo non dubdo pueda
ser
Por tales vias
De buenos amigos
Bias
Fallescido e
carescer.
XXVII
FORTUNA
¡O Bias!... non me
conosces
Ciertamente, asi lo
creo!...
¿Non cuidas ser
devaneo
Dar a las espuelas
coces?...
¿Non mires cómo se
quema
Tu cibdat?...
BIAS
La segura pobredat
Me asegura que non
tema.
XXVIII
¿Qué pro me tienen
a mí,
Fortuna, ricas
moradas
Con marmoëas
portadas,
Porque me sojudgue
a ti?...
Ardan essas
demasías
Que ficieron
Nuestros padres; e
creyeron
Nunca fenescer sus
dias.
XXIX
FORTUNA
¡O bruta
ferocidat!...
¿Non has fijos o
muger?...
¿Cómo puedes
sostener
Tan grand
inhumanidat?...
BIAS
Assayar de los
guarir
Es por demás:
La vida tiene
compás
Que non se puede
fuir.
XXX
Nin todos los
otros males,
Si ellos son
destinados,
[p. 285] Non pueden ser restaurados
Por recursos
humanales.
Si ellos han de
morir
O padescer,
Penssar de los
guarescer
Es un vano
presumir.
XXXI
FORTUNA
Bias, destas solas
penas
Cuidas debo ser
contenta:
Mayor mal se te
acrescienta,
Ca por las tierras
agenas
Andarás e
desterrado.
BIAS
Toda tierra
Es, si mi sesso non
yerra,
De aquel que non ha
cuidado.
XXXII
En todas partes se
falla
Lo poco con poca
pena.
Yo soy fuera de
cadena,
E non temo de
batalla
Por ageno nin por
mío,
Nin la espero:
Yo me fallo
cavallero
Orgulloso e con
grand brio.
XXXIII
¿Dó me forçarás que
vaya
Que yo non vaya de
grado,
Con ánimo reposado,
E non como quien
assaya
De nuevo tus
amenaças?
Ca probadas
Las he yo muchas
vegadas:
Nin so yo de los
que enlaças.
XXXIV
Tanto que de la
raçon,
Fortuna, tú non me
tires,
Nin me revuelvas e
gires
A non devida
opinion,
Non me venirás
jamás,
Nin lo creo:
Virtud racional
poseo;
Pues veamos, ¿qué
farás?...
XXXV
Sea Asia, sea
Europa,
O Africa, si
quisieres:
Donde tú por bien
tovieres,
Ca todo me viene en
popa.
¿Quieres do el
Apolo nasce?...
Muy de grado
Iré contento e
pagado;
O Si te place, do
tace.
XXXVI
¿Quieres do la
Sicia fria,
Donde el viento
boreal
Face del agua
christal?...
¿O quieres al
Mediodia,
Do los incendios
solares
Denegrescen
Los omes e los
podrescen?...
¿O mas lexos, si
mandares?...
XXXVII
FORTUNA
Mis secaces son
honrados
E viven a su
placer.
BIAS
Verdad es, si
pueden ser
Fasta el fin
assegurados.
FORTUNA
Muchos murieron en
honra.
BIAS
Non lo dudo:
E non pocos, segund
cudo,
Abatidos con
deshonra.
[p. 286] XXXVIII
Di, Fortuna, ¿quién
son estos
Tanto
bienaventurados?...
Comiença por los
passados.
FORTUNA
¡Cómo asi los tengo
prestos!...
Nunca fué tan llena
pluma
Que bastasse,
Nin pienso que lo
pensasse
Ser narrable tan
grand suma.
XXXIX
Pero por satisfacer
A tus opiniones,
Bias,
Argumentos e
porfías,
Yo te quiero
responder.
¿Que dices de
Octaviano?...
BIAS
Muy aina:
Una sola
golondrina,
La cual non face
verano.
XL
FORTUNA
Fablaré de los
romanos,
Pues que destos
comencé,
E primero contaré
Al mayor de los
hermanos.
Rómulo quiero
decir.
BIAS
Di de Remo;
Ca con estos yo non
temo
Que me puedas
concluir.
XLI
Sean tiaras,
coronas
Cónsules o
senadores,
Sean eletos
pretores,
Pontífices o
personas;
Sean ediles,
prefetos
O tribunos,
Ca todos los faces
unos
Cuantos son a ti
subjetos.
XLII
Sean flamines,
vestales,
Sacerdotes o
legados,
Mensajeros,
magistrados,
Profanos o
divinales,
Procónsules,
ditadores,
Ca por todos
Passan tus crueles
modos
Ofensas o
deshonores.
XLIII
FORTUNA
Dessos todos que
narraste
¡O cuántos te
mostraré
Que prósperos aturé
Todos tiempos, sin
contraste!...
E destos fué Numa
rey
Doto dotor,
E muy útil
preceptor
De la su romana
grey.
XLIV
E cómo a Numa
Pompilio
En reposo prosperé,
Por batallas
ensalcé
E lides a Tulio
Hostilio.
BIAS
Verdad sea lo
triunphaste,
Non lo niego;
Mas bien fué su
gloria juego:
Que en breve lo
fulminaste.
XLV
FORTUNA
Anco Marco,
poderoso
Rey, lo fice muchos
años
[p. 287]
Ledo, sin algunos
daños,
Dominante
vitorioso:
Fabla, pues, dessos
que sabes
BIAS
Soy contento,
E darte hé por uno
ciento,
Porque desta non te
alabes.
XLVI
¿Dirás de los
subcesores
Desse Marco que
fablaste
E cómo los
engañaste?...
FORTUNA
Di, ¿carescieron
d'honores?...
BIAS
Ciertamente mejor
fuera.
FORTUNA
Di las causas.
BIAS
Sus fines e tristes
pausas
Facen mi conclusion
vera.
XLVII
Non te digo yo que
seas
Tan solamente cruël
Por Tarquino e
Tanaquel,
Nin por Servio, asi
lo creas;
Mas a todos
inhumana
General,
Enemiga capital
De la gente
Fabiana.
XLVIII
A unos por
cobdiciosos
Aparejas la caida:
Sea por exemplo
Mida;
A otros por
dadivosos.
Provarte quiero sin
glosa
Lo que digo:
Espurio será
testigo
E su muerte
dolorosa.
XLIX
A otros por non
osados
Abaxas e diminuyes,
E muchos otros
destruyes
Por grand sobra de
esforçados.
¡O Micipsas!
¿sosternedes
El contrario?...
Marco Manlio, Gayo,
Mario,
Negádmelo, si
querredes.
L
¡Cuántas caras
simuladas
Faces a los tristes
onbres,
Augmentando los
renombres
Con fictas honras
infladas!...
¡Cuántas redes
cuántas minas!...
Por sus daños
Parescieron tus
engaños,
Cuando las forcas
caudinas.
LI
Tú, de aquellas
mesmas glorias
Que repartes,
invidiosa,
Tornas en pronto
sañosa
E revocas las
vitorias.
Si te placen otras
pruebas,
De tus fechos;
Si son buenos e
derechos,
Postumio diga las
nuevas.
LII
Nin olvidas, segund
creo,
Ca non es fabla
fingida
La muerte nin la
caida
Del poderoso
Pompeo:
¿Quiero yo mayor
testigo
De tus leyes?...
Triunphos de veinte
e dos reyes
Non le valieron
contigo.
[p. 288] LIII
FORTUNA
Los Césares quién
han seido,
Bias, e lo que
ficieron
Los que de Roma
escrivieron
Non lo ponen en
olvido
Las zonas
inhabitables
Solas fueron
Aquellas que non
sintieron
Las sus huestes
espantables
LIV
Estos asi favoridos
De las mis claras
espheras,
Desplegaron sus
banderas;
E tanto fueron
temidos
Que si los oviera
Mares
Engendrado,
Non ovieran
sojudgado
Mas presto tierras
e mares.
LV
BIAS
Pues tanto loas sus
vidas,
Quiero yo llorar
sus muertes
Dolorosas, tristes,
fuertes;
Sus desastres, sus
caidas:
Ca jamás farás
eguales
Sus altezas
De sus tumbos e
baxezas,
Nin sus bienes de
sus males.
LVI
Desse César, el
mayor
E principal en el
mundo,
El que non ovo
segundo
En sus tiempos nin
mejor:
¿Qué dices de tanto
mal?...
Ca de luto
Enfoscaron Cassio e
Bruto
El su trono
imperïal.
LVII
FORTUNA
Uno solo non son
todos.
BIAS
Por muchos es uno
avido.
Mas dexa lo
proferido,
E dexa semblantes
modos
De porfías e
argumentos
Logicales,
Ançuelo de los
mortales,
Laço de los mas
contentos.
LVIII
Los Claudios non
los repito;
Ca si fueron
desastrados
Más que
bienaventurados,
A tí mesma lo
remito.
FORTUNA
A Tito e a
Vespasiano
¿Dó los dexas?...
BIAS
Non menos fueron
sus quexas
Que fué su goço
mundano.
LIX
¿De Vitelio qué
diremos?...
¿De Otho e de
Domiciano?...
¿Qué de Galba qué
de Illano,
Si verdat
proséguiremos?...
Todos murieron a
fierro,
Non dubdando
De tus favores e
vando:
Redargúyeme, si
yerro.
LX
Si desta bien has
salido,
Di de las otras
nasciones;
Ca las sus
tribulaciones
Non creas que las
olvido:
[p. 289] Asi para demostrar
Tus engaños
Como por fuir tus
daños,
Fácil es de
contrastar.
LXI
FORTUNA
Muchos reyes
asianos,
Bias, se loan de
mí.
BIAS
E mas se quexan de
ti:
Testigos son los
troyanos.
FORTUNA
Non será Dardanio
dessos.
BIAS
Bien se ve;
Mas otros que te
diré
Tristes, cautivos e
pressos.
LXII
FORTUNA
¿Serán Elïon e Tros
Dessos príncipes
algunos?...
BIAS
Mas dime, ¿fueron
ningunos
Sinon solos essos
dos,
De los frigios que
passasen
Esta vida,
Si sobieron, sin
caida;
Si reyeron, non
llorassen?...
LXIII
Pues dessos dos tus
amigos
Fablaste, por tu
descargo,
Por tus culpas e
mas cargo
Diré yo tus
enemigos.
Mas non todos: que
seria
Narracion
Sin fin e sin
conclusion;
Nin Dares los
contaría.
LXIV
Fortuna, si quexo o
clamo
O querello con
raçon
Las cosas de
Laumedon
E de su fijo
Prïamo,
A los trágicos
dexemos
El juïcio
E non a ti,
perjudicio
De cuantos buenos
leemos.
LXV
Pues ya tal
cavallería,
Cual Ector e sus
hermanos,
Dolor es a los
humanos
En penssar la
triste vía
Que feciste que
ficiessen
Tan en pronto,
Bien lo saben Argia
e Ponto,
Si fablassen o
podiessen.
LXVI
¡Ay cuántas causas
buscaste
A Troya para sus
daños!...
Asi que en bien
pocos años,
Subvertiendo, la
asolaste.
¿Quién oyó de tal
ofensa
Que non tema
La tu cruëldad
extrema,
E non menos la
defensa?
LXVII
¿Donde todos los
mayores,
De griegos e de
troyanos,
Por guerra de cruas
manos
Murieron e los
mejores?...
Tales ruidos e
barajas
Encendiste,
Que aun a los divos
traxiste
En fogueras e
mortajas.
[p. 290] LXVIII
Non bastaron los
clamores
De Cassandra
prophetisa,
Ni las querellás
sin guissa
De Heleno, ya non
menores;
Nin el grand
raçonamiento
De Pentheo
A contrastar tu
deseo
De tanto
desfacimiento.
LXIX
Ya, pues tanto
perseguiste
A los frigios e
troyanos,
Dexaras a los
grecianos
En las honras que
les diste.
Mas, Fortuna, las
tus obras
Non son tales,
Mas angustias
generales,
Prestas e negras
çoçobras.
LXX
Ca dexo los que
murieron
En las lides
batallando,
Del general non
contando:
¡Los sus nombres
tantos fueron!...
Los reyes e los
señores
Estos son:
Diosses, la tal
narracion
Oid e los sus
clamores.
LXXI
FORTUNA
¿Fué visto mas
general
Honor, triunpho,
nin vitoria
Nin de mas excelsa
gloria
Real nin imperïal,
Cual yo fice a los
Atridas
E a los suyos?...
BIAS
Essos todos séanse
tuyos,
E sus muertes e sus
vidas.
LXXII
Esse que tanto
ensalçó
En su clara trompa
Homero,
Ardid, belicoso e
fiero,
Ya sabes cuanto
turó.
Ca si los casos
reales
A las aves
Dió, no tornaron
sus naves
Alegres nin
festinales.
LXXIII
FORTUNA
Pirro bien buscó su
daño.
BIAS
Non lo niego; mas
tú ciegas
A los omes e los
llegas
A la muerte con
engaño
O los fuerças a
facer
Lo que quieres:
Grandes son los tus
poderes
Contra quien non ha
saber.
LXXIV
Nin contenta de la
vida
De Ulixes, vexada e
triste,
Poco a poco la
traxiste
En manos del
parricida
Thelegono, non
culpado.
¿Cual dolor
Fué semblante, nin
mayor,
Nin rey mas
infortunado?...
LXXV
Por otro modo a
Theseo
Ordenaste la caida,
Prorrogándole la
vida
Por engañoso rodeo.
Despues que lo
descebiste
Con grand daño;
Si Fedra fiço el
engaño,
Digno gualardon le
diste
[p. 291] LXXVI
La novedad
herculina
Que buscaste de su
muerte,
¡Cuánto fué
menguada suerte
E constellacion
malina!...
El que tantos
bienes fiço
Yo non sé,
Tú lo sabes, di
¿por que
Tal incendio lo
desfiço?...
LXXVII
Las culebras en la
cuna
Afogó; pues el leon
El camino del
dragon
Fiço: sábeslo,
Fortuna:
Los archadios lo
llamaron;
Los egicios,
Por sus claros
exercicios,
Es cierto que lo
adoraron.
LXXVIII
Los centauros
debeló
En favor de
Peritheo,
Las arpinas, que a
Fineo
Le robavan,
assaetó.
Ya de la troyana
prea
Muchos son
Que facen la
narracion,
E de la sierpe
lernea.
LXXIX
Bien me dexara de
Greçia,
Farto de sus muchos
males,
Cuitas, congoxas
mortales;
Mas quexárase
Boëcia,
Ca fué la peor
tractada
De tus manos
Que region de los
humanos,
E mas
desaventurada.
LXXX
Ya digo de los
thebanos
E de Cadino
primero,
Layo, e Edipo
tercero
E de los tristes
hermanos.
FORTUNA
¿Non te paresce que
basta
Que reinaron?
BIAS
Sí; mas di cómo
acabaron,
E non dexes a
Yocasta.
LXXXI
Pues si de
cartagineses,
O áfricos
fablaremos,
Ya tú sabes que
sabemos
Sus contrastes e
reveses.
FORTUNA
¿Querrás decir de
Anibál?
BIAS
E ¿cómo non?
Dél e del príncipe
Amnon
E de su hermano
Asdrubál.
LXXXII
FORTUNA
Essos fice
vitoriosos
En joven e nueva
edad.
BIAS
Sí; mas á la
vejedat
¿Cuáles fueron sus
reposos?
Ca si yo bien he
sentido
De sus genos,
A estos fenices o
penos
Siempre buscastes
ruido.
LXXXIII
A los fines de la
tierra
Aun llegaron tus
invidias:
Con todos los
grandes lidias
E les faces mala
guerra.
[p. 292] Destos fueron Artaxerxes
Ciro e Poro,
Abundante rey en
oro,
Astiages, Dario e
Xerxes.
LXXXIV
De Sardanapalo e
Nero
¿Qué quieres decir,
Fortuna?
FORTUNA
Que non he culpa
ninguna
Al segundo, nin
primero.
Oprobrio de los
humanos
Es fablar,
Conferir nin
platicar
De tan malos dos
tiranos.
LXXXV
Mas di de Tiestes e
Atreo,
E clámate de sus
daños,
Omes de tantos
engaños;
E si quieres, de
Thereo.
Yo los fice
generosos
E reales;
Ellos buscaron sus
males,
E sus casos
lagrimosos.
LXXXVI
Essos que asi
descendieron
De los cúlmenes
reales
E tronos
imperïales,
Por verdad antes
sobieron.
Pues non es de
humanidad
El poseer
Todos tiempos en un
ser
Eterna prosperidad.
LXXXVII
Nin por tanto las
devidas
Gracias de las sus
vitorias
Loables famas e
glorias,
A mí, di, ¿serán
perdidas?...
Ca la muerte
natural
Es a todos,
Nin son conformes
los modos
De vuestra vida
humanal.
LXXXVIII
Nin seria yo
Fortuna,
Nin princesa de
planetas,
Si las toviesse
quietas
E yo todos tiempos
una.
Mas de sus bienes e
males
Platiquemos,
Ca dubdo que los
fallemos
En el pesso ser
eguales.
LXXXIX
Ca las cosas son
judgadas
Por mas e mayores
partes:
Asi lo quieren las
artes
E las ciencias
provadas.
Fago fin a mi
sermon,
E sepas, Bias,
Que yo quiero que
tus dias
Se fenescan en
presion.
XC
BIAS
Bien quisiera me
dexaras
Contrastar las tus
excusas;
Mas veo que lo
refusas
E del efeto
desparas
Con menaças de
presiones
Que me faces:
Yo temo poco tus
haces
E tus huestes e
legiones.
XCI
Ca si tú me
prenderás,
Busca en otro la
desferra:
Yo soy ya fuera de
guerra,
Nin pido lo que tú
das;
Ca son bienes á
vicendas
[p. 293] E thesoros,
Luctos, miserias e
lloros,
Dissensiones e
contiendas.
XCII
Nin creas me
robarás
Las letras de mis
passados,
Nin sus libros e
treslados,
Por bien que jamás
farás:
E con tanto, magüer
preso
En cadenas,
Gloria me serán las
penas
E comer el cibo a
peso.
XCIII
Ca a mí non placen
los premios
Nin otros goços
mundanos,
Si non los
estoïcianos,
En compaña de
academios;
E los sus justos
precetos
Divinales,
Que son bienes
inmortales
E por los dioses
eletos.
XCIV
Do se fallan los
enxemplos
De las cuatro
sanctas lumbres,
E todas nobles
costumbres
E servicios de los
templos:
E las sentencias de
Tales
E Chilon
De Pitaco e de
Zenon,
E sus dotrinas
morales.
XCV
E los dichos de
Cleobolo,
Commendando la
justicia,
E Theophrasto de
amicicia,
E cuanto blasmo dél
solo,
E cuanto plogo
verdad
A Periandro,
El fablar de
Anaximandro,
Que es de grand
autoridad.
XCVI
E los estudios e
vidas
De Anaxágoras e
Crates,
Sueltos de todos
debates
De tus riqueças
fingidas:
E las leyes que
dexó
El espartano
(Ca non son
decreto vano),
Cuando fué do non
tornó.
XCVII
E muchas de las
sentencias
De Pitágoras, el
cual
Fué de todos
prinçipal
Inventor de las
sciencias;
De los cantos e los
cuentos
E sus actos
E famosos e
enigmatos,
E fraudosos
documentos.
XCVIII
E la clara vejedad
Del muy anciano
Gorgías,
E cómo tan luengos
dias
Passó con tanta
honestad.
E las reglas
d'Estilbon,
Mi verdadero
Fiel amigo e
compañero,
E de mi mesma
opinion.
XCIX
E las obras de
Platon,
Príncipe de la
Academia,
Que sin vejacion
nin premia
Eligió tal
vanicion.
E las leyes
celestiales
Que trayó
Aquel que las
colocó
En las mentes
humanales.
C
E muy muchas otras
cosas,
Despues de las
absolutas
[p. 294] Prosas, que son como frutas
De dulce gusto
sabrosas:
E philósophos
diversos
E poetas;
Fablas sotiles e
netas,
Texidas en primos
versos.
CI
Donde se falla el
processo
De la materia
primera,
E cómo e por cuál
manera,
Por orden e mando
expreso,
Aquel globo de
natura
O caós
Fué dividido por
Dios,
Con tan diligente
cura.
CII
Ca antes que se
apartassen
Las tierras del
Oceano,
Aire, e fuego
soberano,
E con forma se
formassen,
Un bulto e
ayuntamiento
Era todo,
E congregacion sin
modo,
Sin ordenança nin
cuento.
CIII
E juntos e
discordantes
Todos los cuatro
elementos
En uno, mas
descontentos
De sus obras non
obrantes
Eran, e sin arte
alguna,
Nin un solo
Rayo demostrava
Apolo,
Nin su claridad la
luna.
CIV
Mas natura
naturante,
Sin rumor e sin
rebate,
Desvolvió tan grand
debate
E mandó, como
imperante,
Que los cielos sus
lumbreras
Demostrassen,
E por cursos se
ordenassen
Las otras baxas
espheras.
CV
E que la rueda del
fuego
La del aire
receptasse,
La cual el agua
abraçasse,
Aquella la tierra
luego.
¡O muy útil
conjuncion
E concordança,
Donde resultó
folgança
E mundana
perfeccion!...
CVI
E fiço los
animales,
Terrestres
posseedores,
E los peces,
moradores
En las aguas
generales;
E que el aire
rescibiessen
Las volantes
Abes, e asi
concordantes,
Toda especie
produxiessen.
CVII
E solto los cuatro
vientos,
Que se dicen
principales,
De los laços
cavernales
E todos
inpedimentos.
Euro consiguio la
via
Nabathea,
E la de Sicia
Borea;
Austro la de
Mediodia,
CVIII
Zéfiro la de
Oceano,
E asi todos
esparcidos
E por actos
divididos,
Cruçan el cerco
mundano.
Ca unos tiemplan la
cera
De la pella;
Por otros se pinta
e sella,
E trehen la
primavera.
[p. 295] CIX
Capaz e sancto
animal
Sobre todos
convenia,
Que toviesse
mayoría,
E poder universal.
Quiso queste fuesse
el onbre
Racional,
A los celestes
egual,
Al cual fiço e
puso nonbre.
CX
E la bibliotheca
mia
Alli se desplegará;
Alli me consolará
La moral
philosophía.
E muchos de mis
amigos,
Mal tu grado,
Serán juntos al mi
lado,
Que fueron tus
enemigos.
CXI
E asi seré yo
atento
De todo en todo al
estudio,
E fuera desde
tripudio
Del vulgo, ques
grand tormento.
Pues si tal
captividat
Contemplacion
Trahe non será
presion,
Mas calma e
felicidat.
CXII
FORTUNA
Si tu cárcel
fuesse, Bias,
Como tú pides, por
cierto
Con mayor raçon
liberto
Que presso te
llamarias:
Libros, nin letras
algunas
Non esperes,
Pues estudia, si
quisieres,
Las tus fojas e
colunas.
CXIII
E muchos otros
enojos
Te faré, por te
apartar
Del goço del
estudiar.
Dime, ¿leerás sin
ojos?...
BIAS
Demócrito se cegó,
Deseoso
Desta vida de
reposo,
E Homero ciego
cantó.
CXIV
Los bienes que te
decia
Que yo levava
conmigo
Estos son (verdat
te digo)
E joyeles que
traia;
Ca si mucho non me
engaño
Todos estos
Actores e los sus
textos
Entran conmigo en
el baño.
CXV
FORTUNA
E por todos los
dolores
Dolencias e
enfermedades
E de cuantas
calidades
Descrivieron los
actores
En toda la
medeçina,
Passarás.
BIAS
¿Moriré?...
FORTUNA
Sí, morirás.
BIAS
Fazlo ya.
FORTUNA
No tan aina.
CXVI
BIAS
Pues luego non
serán tantos,
Si se podrán
comportar,
[p. 296] Que non den cualque logar,
Sin temer los tus
espantos,
A las mis
contemplaciones:
E las tales
Me serán a todos
males
Suaves
medicaciones.
CXVII
Nin pienses tan
mal armado
Tú me falles de
paciencia
A toda grave
dolencia,
Que venga en
cualquier estado.
Si non me fallaría
dino
De mi nombre,
Si non me fallasses
onbre,
E batallador
contino.
CXVIII
FORTUNA
Morir te conviene
¡O Bias! a manos
mias.
BIAS
Cuidava que me
decias
Tal cosa que tarde
aviene,
O contingente de
raro;
Ca la muerte
Es una general
suerte,
Sin defensa nin
reparo.
CXIX
¡O Fortuna! ¿tú me
quieres
Con muerte facer
temor,
Ques un tan leve
dolor
Que ya vimos que
mugeres,
Fartas de ti, la
quisieron
Por partido?...
Mira lo que fiço
Dido,
E otras que la
siguieron.
CXX
Non fué caso
pelegrino:
Que ya Porcia
practicó;
E sin culpa se mató
La muger de
Colatino
Bien asi fiço
Daimira
E Yocasta;
Ca certas quien la
contrasta,
Corta e débilmente
mira.
CXXI
Pues si la tal
eligieron
Por mejor los
feminiles
Animos, di, los
viriles
¿Qué farán?... Lo
que ficieron
Muchos otros:
rescebirla
Con paciencia
Sin punto de
resistencia,
E oso decir,
pedirla.
CXXII
Asi lo fiço Caton,
Asi lo fiço Anibál;
Ca la ponçoña
mortal
Ovo por singular
don.
Cévola non fiço
menos,
Que a la pena
Antevino de
Porsena;
Ca el fin es loor
de buenos.
CXXIII
E con este mesmo
celo
Se dieron por
sacrificio
El animoso Domicio
E el continente
Metelo,
Si César los
rescebiera
Al espada;
Pues de mí non
dubdes nada
Me refuse la
carrera.
CXXIV
Ca si mal partido
fuera
Yo non te lo
demandara,
Nin creas vuelva la
cara
Porque digas:
¡Muera, muera!
Mas sea muy bien
venida
[p. 297] Tal señora;
Ca quien su venida
llora,
Poco sabe desta
vida.
CXXV
Ya sea que los
errores
En propria lengua
ensordescan
E por ventura me
empescan
En ojos de los
letores;
Muy lexos de
vanagloria
Nin extremo,
Te diré por qué non
temo
Pena, mas espero
gloria.
CXXVI
Yo fui bien
principiado
En las liberales
artes
E sentí todas sus
partes;
E despues de grado
en grado
Oi de philosophia
Natural,
E la éthica moral,
Ques duquesa que
nos guia.
CXXVII
E vi la imagen
mundana,
Las sus regiones
buscando,
Muy grand parte
navegando,
E a veces por
tierra llana;
E llegué fasta
Caucaso,
El cual cierra
Tan grand parte de
la tierra,
Ques admirativo
caso.
CXXVIII
A donde amuestra
Hiarca
El su natural
thesoro
En cadira o trono
de oro;
Donde rescebió mi
arca,
Útil e muy salda
prea
Contra ti;
E partíme desde
alli
A la fuente
tantalea.
CXXIX
E ví las
alexandrinas
Colunas que son a
Oriente,
E las Gades del
Poniente,
Que llamamos
herculinas.
Las provincias
boreales
Ví del todo,
E por esse mesmo
modo
Fice las tierras
australes.
CXXX
E cuando ya retorné
En Ipremen, patria
mia,
Segund la
genealogia
Donde yo principïe,
A las armas me
dispuse
Guerreando;
E diré cómo,
abreviando,
Porque dilacion se
excuse.
CXXXI
Debelé los
megarenses,
Muy feroces
enemigos;
E despues los fice
amigos
De los nuestros
ipremenses,
Mesclando con el
espada
Beneficios:
Que son loables
oficios
E obra muy
commendada.
CXXXII
En la guerra
diligente
Fui quanto se
convenia:
Cibo e sueño
perdia,
Por facerla
sabiamente.
Bien usé maneras
fitas
Por vencer,
Que, loando mi
proveher,
Se leen e son
escritas.
CXXXIII
Pero solamente
baste
(Fuera por mar o
por tierra)
[p. 298] Que yo nunca fice guerra,
Fortuna, si bien
miraste;
Nin las señas de mi
haz
Se movieron,
Nin batallas me
ploguieron,
Sinon por obtener
paz.
CXXXIV
Pues asi
pacificada,
Plogo a la nuestra
cibdat
En una conformidad
Fuesse por mí
gobernada.
Príncipe de los
togados
Me ficieron,
E total cura me
dieron
De todos los tres
Estados.
CXXXV
Sin punto de
resistencia
Acepté la señoría:
Plógome la mayoría,
Plógome la
preheminencia,
Non creas por
ambicion
Nin dominar;
Mas por regir e
judgar
Parejo, por la
raçon.
CXXXVI
Con amor e
diligencia
Honor e
solemnidades
Contracté las
deïdades
E devida
reverencia:
E a los conscriptos
padres
Acaté;
Mantuve verdad y
fe,
Honré las antiguas
madres.
CXXXVII
A mi ver, fice
justicia
A todos
generalmente:
Non me curé del
potente,
Nin fice dél
amicicia.
Fuí las
sobornaciones,
Como fuego:
Nunca fice mal por
ruego,
Nin dilaté las
acciones.
CXXXVIII
Non puse espacio
ninguno
Entre mis fechos e
ajenos,
Nin los miré punto
menos
Que si fuessen de
consuno.
E cuando los
cibdadanos
Debatieron,
Digan si jamás me
vieron
Torcer nin por mis
hermanos.
CXXXIX
A los huérfanos
sostuve,
A las viudas
defendí;
Non me acuerdo que
ofendí,
Nin denegué lo que
tuve.
E si sobre mio e
tuyo
Altercaron
E delante mí
allegaron,
A todo ome di lo
suyo.
CXL
Fuí los
ayuntamientos
De las gentes que
non saben:
Non me curo que me
alaben,
E pospuse
sentimientos.
De las cosas non
bien fechas
Que me facen,
Pláceme si las
desfacen,
Por non ser obras
derechas.
CXLI
Asi andando e
leyendo
E por discurso de
edad,
Vista la tu calidad
E tus obras
conosciendo;
Dexé las glorias
mundanas
E sus pompas:
Que son, como son
de trompas,
E las sus riqueças
vanas.
[p. 299] CXLII
Asi recobré yo a
mí,
Que non fué poco
recaudo,
E lloro el tiempo
passado
Que por mi culpa
perdí:
Ca yo non sé tal
ninguno
Que mandando,
Viva, sinon
trabajando,
Nin de cuidados
ayuno.
CXLIII
Despues que me
recobré,
Obtuve generalmente
Ei amor de toda
gente:
¡Mira cuánto bien
gané!...
Non quise grand
alcavela,
Nin extremos:
En tiempo levanté
remos
E calé manso mi
vela.
CXLIV
Nin te piensses que
ya miro
A los que me van
delante,
Nin les faga mal
semblante;
Antes si querrás,
me giro
Porque passe quien
quisiere:
Quel honor
Es prea del
honrador:
Errará quien ál
dixiere.
CXLV
Ca tú nunca faces
mal
A los malos, por
sus males,
Nin derribas mas
los tales;
Mas a todos por
egual.
E los que vees
prosperados
E sobidos,
Aquellos son
impremidos,
Destruidos e
assolados.
CXLVI
FORTUNA
Bias, tú usas
daquellas
Pláticas de los
culpados,
Que cuando son
condenados,
Con aparentes
querellas
Entretienen el
verdugo,
Por fuir
El doloroso morir,
Ques abominable
yugo.
CXLVII
BIAS
Gózase la
humanidad,
Desque triunphas
del triunphante;
E pues non eres
bastante
De exercer tu
crueldad,
Muestro por qué non
lo faces
Nin jamás
Lo feciste, nin
farás;
Pues non cale que
amenaces.
CXLVIII
FORTUNA
Di, ¿non temes las
escuras
Grutas o bocas de
averno?...
¿Non terresces el
infierno
E sus lóbregas
fonduras?...
¿Non terresces los
terrores
Terrescientes?...
¿Non terresces los
temientes
E temerosos
temores?...
CXLIX
Di, ¿non temes los
bramidos
De la entrada
tenebrosa,
Nin de la selva
espantosa
Los sus canes e
ladridos?
BIAS
Temer se deven las
cosas
Que han poder
De nucir e mal
facer:
Otras non son
pavorosas.
CL
FORTUNA
Ya las terresció
Theseo
E dubdólas el
Alcides,
[p. 300] Duques expertos en lides,
E temiólas
Peritheo.
BIAS
¿Dices cuando
Proserpina
Fué robada?...
Non goçó dessa
vegada
La congregacion
malina.
CLI
FORTUNA
De los dioses
celestiales
Las estigias son
temidas:
¿Non temes las
Eumenidas,
Nin los monstruos
infernales.
Nin los ojos
inflamados
De Charon?
BIAS
Non, nin toda la
region
Do se penan los
culpados.
CLII
Ca si las fablas
vigor
Han, asi como lo
muestras,
A las ánimas
siniestras
Es tal terror o
temor:
Non a mí, ca yo
non temo
Sus tormentos;
Mas passar con los
exentos
A vela tendida o
remo.
CLIII
FORTUNA
En el profundo del
huerco
A do tú non cuidas,
Bias,
Asi como vocerías
Impiden el passo al
puerco,
Te faré penar cient
años,
Denegado
Que non seas
sepultado,
Porque non queden
tus daños.
CLIV
BIAS
¡Ó cuánto
ligeramente
Con la buena
confiança
Passa cualquier
tubulança
E cuassi de
continente!...
Pues ya prueba, si
pudieres,
De nucirme;
E non creas
reducirme
A tus frívolos
quereres.
CLV
Sea la
perturbacion,
Empachos o
detenencia,
Contrastes o
resistencia
Como tú dices o
non;
Ca disuelto de las
ligas
Corporales,
Non temo ya algunos
males
Contrarios, nin
enemigos.
CLVI
Mas dexada la
siniestra
Carrera, do los
culpados
Cruelmente son
cruciados,
E prosiguiendo la
diestra,
Miraré con ojo fixo
El ardor
Del que, sin algund
temor,
Ha fecho mal o lo
dixo.
CLVII
E la suelta
mancebez
De los titanos,
gigantes
Impremidos o
penantes
De la non sana
vejez;
Porque soberbios
temtaron
Ofender
Al tonante Jupitér,
Lo cual de fecho
assayaron.
CLVIII
E los Aloidas que
fueron
De tan extrema
grandeça,
[p. 301] Que por su grand fortaleça
Se cuidaron e
creyeron
Las celestiales
alturas
Corromper,
Muy dinos de poseer
Las tartaréas
fonduras.
CLIX
E punido Talamona
De la misma
punicion;
Porque la
veneracion
Deïfica se raçona
Usurpar quisso,
tronando
En el Ida,
Donde le tajó la
vida
El Alto,
fulgureando.
CLX
E las entrañas de
Tycio,
Que por el buitre
roidas
Son e nunca
despendidas,
Pena de su
maleficio:
É los laphitas
temientes
La grand peña,
Que en somo se les
despeña,
Al creer de todas
gentes.
CLXI
Ni serán a mí
vedadas,
Por mis delicias
nin males,
De las furias
infernales
Las mesas muy
abastadas:
Nin asi mesmo los
lechos
Bien ornados;
Ca non fueron
quebrantados
Por mí los sanctos
derechos.
CLXII
Nin las voces de
Phlegías
Me farán algund
espanto,
En aquel horrible
canto
Que todas noches e
dias
Facen los que
corrompieron
Sus deödos,
E por otros tales
modos
A los dioses
ofendieron.
CLXIII
E los cíclopes
dexados
En los sus
ardientes fornos,
Saliré por los
adornos
Verdes e fértiles
prados,
Do son los campos
rosados
Eliséos,
Do todos buenos
desseos
Dicen que son
acabados.
CLXIV
Do cantando, tañe
Orpheo,
El sacerdote de
Thracia,
La lira con tanta
gracia,
Ca se cuenta su
desseo.
Ya sé obtuvo de
Cerbero
Libertando
Euridice, cómo e
cuándo,
Bien es cuento
placentero.
CLXV
Desta tierra su
appariencia,
Segund que se
certifica
Por muchos e
testifica,
Es de muy grand
excellencia;
E pintura tan
fermosa,
Que bien muestra
Ser fábrica de la
diestra
Sabia mano, e
poderosa.
CLXVI
Allí las
diversidades
Son tantas de las
colores,
Recontadas por
auctores
De grandes
auctoridades:
Ca estas nuestras
pinturas
Cerca dellas,
Son como lumbre de
estrellas
Antel sol en sus
alturas.
[p. 302] CLXVII
En aquellas
praderías
E planicies
purpuradas
Dicen que son
colocadas,
A perpetuales dias,
Las personas, que
fuyeron
Los delitos,
E los rectíssimos
ritos
Guardaron e
mantovieron.
CLXVIII
Estas gentes
exemidas
Son de las
enfermedades:
Han prorrogadas
edades,
Demás de las
nuestras vidas;
Son de mas vivos
sentidos
E saber,
Mas prestos en
discerner,
En sus fablas mas
polidos.
CLXIX
Selvas en esta
region
Son e florestas
fermosas:
De fructales
abondosas,
Florescen toda
saçon.
Aguas de todas
maneras,
Perenales
Fuentes e rios
cabdales,
E muy fértiles
riberas.
CLXX
Eridano mansamente
Riega toda la
montaña,
Sin reguridad nin
saña,
Mas con un curso
placiente:
Cuyas ondas muy
suaves
Facen son,
E dulce modulacion
Con los cantos de
las aves.
CLXXI
E aquellos mesmos
oficios
Que en esta vida
siguieron;
Cuales e más les
ploguieron.
Son alli sus
exercicios:
Los unos con
instrumentes
E cantares
Cantan loores
solares
E otros se muestran
cientes.
CLXXII
E todas las nobles
artes
E por metropología
Las reçan por
alegría;
Todas juntas e por
partes.
E con luengas
vestiduras
Gravedad
Muestran, con grave
honestad
Las sus
commendables curas.
CLXXIII
Hánse alli
piadosamente
Todos los tiempos
del año:
Frío non les face
daño,
Nin calor por
consiguiente:
De guissa que los
fructales
Que alli viven,
Segund cuentan e
descriven,
Sont por verdor
inmortales.
CLXXIV
Otros siguen los
venados,
Passeando las
veredas
So las frescas
arboledas;
E por los altos
collados,
Con diverssidad de
canes
Su querer
Satisfacen a
placer,
Sin congoxas nin
afanes.
CLXXV
E si fueron
caçadores,
Alli de todas
maneras
Fallan caças
placenteras,
Nobles falcones e
açores.
Otros corren a
tablados
[p. 303] E otros dançan,
E todas cosas
alcançan,
Sin astucia nin
cuidados.
CLXXVI
Aun son alli
fabricados
Templos de mucha
excelencia,
Dioses con grand
eminencia
Destas gentes
adorados.
Unos con otros
confieren
Las respuestas
Muy ciertas e
manifiestas
Daquello, que les
requieren.
CLXXVII
Cuales el Febo e
Diana,
En la ínsola
Delphos
Nascieron ambos a
dos,
E la su lumbre
diafána,
Dicen ser
vistos alli
Actualmente,
Vitoriosos del
serpiente
E de Acteon ansi.
CLXXVIII
Mas a la nuestra
morada,
Do las ánimas
benditas
Tienen sus sillas
conscritas,
Más de lueñe es la
jornada:
Que son los
celestes senos
Glorïosos,
Do trïunphan los
virtuosos
E buenos en todos
genos.
CLXXIX
Este camino será
Aquel, que faré yo
Bias
En mis postrimeros
dias,
Si te place o
pesará,
A las
bienaventuranças;
Do cantando
Viviré, siempre
goçando,
Do cessan todas
mudanças.
CLXXX
Fin e conclusion
Yo me cuido con
raçon,
Mera justicia e
derecho,
Averte por
satisfecho:
E asi fago
conclusion,
E sin vergüença
ninguna
Tornaré
Al nuestro thema,
e diré:
¿Qués lo que
piensas, Fortuna?
Doctrinal de Privados
fecho a la muerte del Maestre de Sanctiago, D. Alvaro de Luna, donde se introduce el autor, fablando en nombre del Maestre
Ví thesoros
ayuntados
Por grand daño de
su dueño:
Asi como sombra o
sueño
Son nuestros dias
contados.
E si fueron
prorrogados
Por sus lágrimas a
algunos,
Destos non vemos
ningunos,
Por nuestros negros
pecados.
Abrid, abrid
vuestros ojos:
Gentios, mirad a
mí:
Cuanto vistes,
cuanto ví
Fantasmas fueron e
antojos.
Con trabajos, con
enojos
Usurpé tal señoría:
Que si fué, non era
mía,
Mas endevidos
despojos.
[p. 304] Casa á casa ¡guay de mí!...
E campo a campo
allegué:
Cosa agena non
dexé;
Tanto quise, cuanto
ví.
Agora, pues, ved
aqui
Cuánto valen mis
riqueças,
Tierras, villas,
fortaleças,
Trás quien mi
tiempo perdí!...
¡O
fambre de oro rabiosa!...
¿Cuáles son los
coraçones
Humanos, que tú
perdones
En esta vida
engañosa?
Magüer farta,
querellosa
Eres en todos
estados,
Non menos a los
passados
Que a los presentes
dañosa.
¿Qué
se fiço la moneda
Que guardé, para
mis daños,
Tantos tiempos,
tantos años...
Plata, joyas, oro e
seda?...
Ca de todo non me
queda
Sinon este
cadahalso...
¡Mundo malo, mundo
falso,
Non es quien
contigo pueda!...
A
Dios non referí grado
De las gracias e
mercedes,
Que me fiço cuantas
vedes,
E me sostuvo en
estado
Mayor e más
prosperado,
Que nunca jamás se
vió
En España, nin se
oyó
De ningund otro
privado.
Pues vosotros que corredes
Al gusto deste
dulçor,
Temed a Nuestro
Señor...
Si por ventura
queredes
Fabricar vuestras
paredes
Sobre buen cimiento
alsadas;
E serán vuestras
moradas
Fuertes, firmes,
non dubdedes.
Guardadvos
de mal vivir,
Pues canes a noche
mala
Non ladran, nin es
quien vala,
Si Dios lo quiere
punir.
¿Qué os presta el
refuir
Nin contrastar a su
ira?...
Si s'aluenga, non
se tira,
Nin se puede
resistir.
Ca
si fui deshonestado,
O si quise proveer,
Bien se me deve
creer;
Mas contrastar lo
fadado,
O forçar lo ques
forçado
A Dios solo
pertenesce;
Pues quien no se lo
meresce,
Passe por lo
destinado.
Deste
favor cortesano
Lo que nunca sope,
sé:
Non advertí nin
pensé
Cuánto es caduco e
vano.
Asi que de llano en
llano,
Sin algund temor
nin miedo,
Cuando me dieron el
dedo,
Abarqué toda la
mano.
Mal jugar face quien juega
Con quien siente
magüer calle:
De lo que fiço en
la calle
¿Quien es el que se
desniega?...
Ambicion es cosa
ciega
E rescibo
dissoluto:
Poder e mando
absoluto,
Fí de madre es
quien lo niega.
Lo
que non fice, faced,
Favoridos e
privados:
Si queredes ser
amados,
Non vos teman, mas
temed.
Templat la cúpida
sed;
Consejad retos
juicios;
Esquivad los
perjudicios;
La raçon obedesced.
Ca
si fuéredes medidos
En rescebir, non
dubdedes
Con mucha raçon
faredes
A los otros
comedidos.
Los discretos e
sentidos
Pedirán, cuando
sirvieren:
Los otros, cuando
pidieren,
De poco les sois
tenidos.
Por
tanto lo que diré,
Gentes de la
nuestra Esperia,
Acerca desta
materia,
Avedlo como por fé.
[p. 305] De todos me enseñoreé
Tanto, que de mi
señor
Cuidava ser el
mayor
Fasta que non lo
cuidé.
............................................
Ca todos los que privaron
Con señores e con
reyes,
Non usaron tales
leyes
Como yo, nin
dominaron
Por tal guisa, nin
mandaron
En cevil nin
criminal
A todos en general,
Nin piensso que lo
pensaron.
Todo
ome sea contento
De ser, como fué su
padre;
La muger, cuanto su
madre,
E será devido
cuento.
Bien permito, si
buen viento
Le viniere de
privança,
Lo resciba con
templança;
Con sesso e pesso e
buen tiento.
.................................................
¿Qué
diré, sinon temedes
Tan grand eclipse
de luna
Cuál ha fecho la
fortuna,
Por tal que vos
avisedes?...
Fice gracias e
mercedes,
Non comí solo mi
gallo;
Mas ensillo mi
cavallo
Solo, como todos
vedes.
Pero
bien lo merescí,
Pues a quien tanto
me fiço,
Fice por qué me
desfiço
¡Tanto
m'ensoberbescí!...
Pues si yo non
referí
Las gracias que me
ficieron,
Si non me las
reffirieron,
Non pida lo que non
dí.
Esta es egual menssura,
Pero non dina
querella:
La raçon asi lo
sella
E lo afirma la
escriptura.
Piensse toda
crïatura
Que segund en esta
vida
Midiere, será
medida,
De lo cual esté
segura.
Fuí
de la caridad
E caridad me fuyó:
¿Quién es el que me
siguió
En tanta
nescessidad?...
¿Buscades amor?...
amad...
Si buenas obras,
facedlas:
E si malas,
atendedlas
De cierta
certinidat.
Ca
si lo ajeno tomé
Lo mio me tomarán:
Si maté, non
tardarán
De matarme, bien lo
sé.
Si prendí, por tal
passé;
Maltraí, soy
maltraido;
Anduve buscando
ruido,
Basta assaz lo que
fallé.
.................................................
Aun
a vuestros compañeros,
Amigos e
servidores,
Cuanto mas a los
señores,
Sed domésticos, non
fieros.
Ca nuestros viejos
primeros
Dicen súfrense las
cargas;
Pero non las
sobrecargas
Nin los pesos
postrimeros.
Son
diversas calidades:
Non menos en los
mayores
Que en medianos e
menores,
Hay grandes
contrariedades:
Pues, privados, que
privades
Estudiad en las
seguir;
Ca non se pueden
servir
Mejor que a sus
voluntades.
Unos
quieren repossar,
A otros placen las
guerras,
A otros campos e
sierras,
Los venados e
caçar.
Justas otros
tornear,
Juegos, deleitosas
danças;
Otros tiempos de
bonanças,
Sacrificios
contemplar.
Dexad
vuestra voluntat,
E facet sus
voluntades,
Aquellos que
deseades
Favores,
prosperidad,
Honores e utilidad:
[p. 306] Mas guardad e non querades
Extremas
extremidades;
Mas siempre vos
moderad.
..............................................
Fasta
aqui vos he contado
Las causas, que me
han traido
En tan estrecho
partido,
Cual vedes que soy
llegado.
Agora, pues, es
forçado
De facer nueva
carrera,
Mudaremos la manera
Del processo
processado.
Confessión
Ca
si de los curïales
Yerros tanto me
reprehendo,
¿Qué faré, si bien
lo entiendo,
De mis peccados
mortales?...
Ca fueron tantos e
tales
Que, sin mas
detenimiento,
Non dubdo mi
perdimiento,
Señor, si tú non me
vales.
Pues
yo, pecador errado
Más que los más
pecadores,
Mis delitos, mis
errores,
Mis grandes culpas,
culpado
Confiesso, muy
enclinado
A tí, Dios, Eterno
Padre,
E a la tu bendita
Madre,
E despues de grado
en grado,
A
todos los celestiales
Por órden de
theología,
A la sacra
gerarchía
E coros
angelicales,
En especie e
generales,
Los finojos
enclinados,
Vos confiesso mis
pecados
Mortales e
veniales.
E
a vos, que las humanales
Vestiduras
rescebistes
E velando
conseguistes
Las sessiones
eternales,
Mis obras torpes e
males
Confiesso, triste
gimiendo,
E los mis pechos
firiendo,
Diré cuántos son e
cuáles.
De
los tus diez mandamientos,
Señor, non guardé
ninguno,
Nin limosnas nin
ayuno,
Nin cuaresmas nin
advientos:
Nin de tales
documentos,
Puestos só
christiano yugo,
Non los fice nin me
plugo,
Mas todos tus
vedamientos.
A
cualquiera pecador
O que más o menos
yerra,
Un pecado le dá
guerra
O se le face mayor.
A mí cuál sea menor
De los siete non lo
sé;
Porque de todos
pequé
Egualmente, sin
temor.
Non
ministro de justicia
Eres tú, Dios,
solamente;
Mas perdonador
clemente
Del mundo por
amicicia.
Mi soberbia y mi
cobdicia,
Ira e gula non te
niego,
Pereça, lascivo
fuego,
Envidia e toda
malicia.
Los
menguados non farté:
Alguno, si me pidió
De vestir, non lo
falló,
Nin los pobres
recepté.
Captivos non los
saqué
Nin los enfermos
cuitados
Fueron por mí
visitados,
Nin los muertos
sepulté.
Ciertamente
tantos males
Fice, que solo
pensarlos
Muero ¿qué será
penarlos,
Generales e
especiales?...
Passos, puentes,
hospitales,
Donde fuera
menester,
Se quedaron por
facer,
Paresce por las
señales.
Caí
con los que pecaron;
Pues levántame,
Señor,
Con los que con
grand dolor
Absueltos se
levantaron.
Misericordia
fallaron
Aquellos que a tí
vinieron,
[p. 307] E sus culpas te dixieron
E gimiendo, las
lloraron.
Grandes
fueron mis pecados,
Grand misericordia
pido
A tí, mi Dios
infinido,
Que perdonas los
culpados.
Cuantos son
canoniçados
E vueltos de
perdicion,
Solo por la
contricion
Son sanctos
sanctificados.
Non desespero de tí,
Mas espero
penitencia;
Ca mayor es tu
clemencia
Que lo que te
merescí.
En maldat
envejescí;
Mas demándote
perdon:
Non quieras mi
dapnacion,
Pues para peccar
nascí.
Mas
sea la conclusion
Que de todos mis
pecados,
Confessados e
olvidados,
Cuantos fueron,
cuantos son,
Señor, te pido
perdon:
E a vos, maestro de
Espina,
Honesta persona e
dina,
De su parte
absolucion.
Cabo
Cavalleros
e perlados,
Sabed e sepa todo
onbre
Queste mi sermon ha
nombre:
DOTRINAL DE LOS
PRIVADOS.
Mis dias son ya
llegados
E me dexan dende
aquí;
Pues rogat a Dios
por mí,
Gentes de todos
estados.
Uno
piensa el vayo
E otro el que lo
ensilla:
Non será grand
maravilla,
Pues tan cerca
viene el mayo,
Que se vistan negro
sayo
Navarros e
aragoneses,
E que pierdan los
arneses
En las faldas de
Moncayo.
El
que arma manganilla
Assaz veces cae en
ella:
Si se enciende esta
centella
Quemará fasta
Cecilia.
Los que son desta
cuadrilla
Suenan siempre e
van sonando,
E quedarse han
santiguando
Con la mano en la
maxilla.
Tal
se piensa santiguar
Que se quebranta
los ojos:
Son peores los
abrojos
De cojer que de
sembrar.
Nin por mucho
madrugar
Non amanesce mas
aina,
..............................................
[1]
E a las veces faz
pecar.
Muchos
muestran ardideça;
E cobriendo grand
desmayo,
Aunque plaça canta
Payo,
De aquesta en su
cabo reça.
El escasso, con
franqueça
Da de lo ageno a
montones:
Los que son cuerdos
varones
Ríense de tal
simpleça.
Fin
Pues
en fingir de proeça
Todo el mundo es
opiniones;
Pero sus
consolaciones
Todas serán con
tristeça.
[p. 308]
Respuesta de Juan de Dueñas
Aunque
vista mal argayo,
Ríome desta
fablilla;
Porque algunos de
Castilla
Chirlan mas que
papagayo.
Ya vinieron al
ensayo
Con aquellos
montañeses:
Preguntadlo a
cordoveses
Cómo muerden en su
sayo.
Atal
trahe a Terradilla
Que por esso no es
doncella;
Nin la muger non es
bella,
Por tener mucha
concilla.
El fidalgo que se
avilla,
De muy fuerte
imaginando,
Faga sus fechos
callando,
Pues la guerra
es en la villa.
Nin
por mucho amenaçar,
Non vos engañen
antojos
De cobrar nuestros
espojos,
Más presto que por
callar:
Ca más negra es de
jurar,
Segund mi seso
adevina:
La prueba, dona
Marina,
Non puede mucho
tardar.
Nin
por vuestra fortaleça
No ay acá fasta el
lacayo
Que vos dexe el
capisayo,
Si non le dais la
corteça.
Mas con toda mi
rudeça
Juro, por mis
oraciones,
Que más de cuatro
garçones
Busqués la paz e
firmeça.
Fin
Bien
fablar es gentileça,
Pues non cuesta
grandes dones;
Mas, segund
vuestras razones,
Non son de muy
grand destreça.
Sonetos fechos al itálico modo
Cuál se mostrava la
gentil Lavina
En los honrados
templos de Laurencia
Cuando solemniçavan
a Heretina
Las gentes della,
con toda fervencia;
E
cual paresce flor de clavellina
En los frescos
jardines de Florencia,
Vieron mis ojos en
forma divina
La vuestra imágen e
deal presencia,
Cuando
la llaga o mortal ferida
Llagó mi pecho con
dardo amoroso:
La cual me mata en
pronto e dá la vida,
Me
face ledo, contento e quexoso.
Alegre passo la
pena indevida;
Ardiendo en fuego,
me fallo en reposo.
Cuando
yo só delante aquella donna,
A cuyo mando me
sojudgó Amor,
[p. 309] Cuido ser uno de los que en Tabor
Vieron la grand claror que se raçona,
O quella sea fija de Latona,
Segund su aspeto e grande resplandor:
Asi que punto yo non hé vigor
De mirar fixo su deal persona.
El su grato fablar dulce, amoroso,
Es una maravilla ciertamente,
E modo nuevo en humanidat:
El andar suyo es con tal reposo,
Honesto e manso, e su continente,
Que, libre, vivo en captividad.
En el próspero tiempo las serenas
Plañen e lloran, rescelando el mal:
En el adverso ledas cantilenas
Cantan, e atienden al buen temporal;
Mas ¿qué será de mí que las mis penas,
Cuitas, trabajos e langor mortal
Jamás alternan nin son punto agenas,
Sea destino o curso fatal?...
Mas emprentadas el ánimo mio
Las tiene, como piedra la figura,
Fixas, estables, sin algund reposo:
El cuerdo acuerda, mas non el sandío;
La muerte veo, e non me dó cura:
¡Tal es la llaga del dardo amoroso!...
Oy qué diré de tí, triste emispherio,
O patria mía, que veo del todo
Ir todas cosas ultra el recto modo,
¿Donde se espera inmenso lacerio?...
¡Tu gloria e laude tornó vitoperio
E la tu clara fama en escureça!...
Por cierto, España, muerta es tu nobleça,
E tus loores tornados lacerio.
¿Dó es la fée?... ¿Dó es la caridat?...
¿Dó la esperança?... Ca por cierto ausentes
Son de las tus regiones e partidas.
¿Dó es justiçia, templança, egualdad,
Prudencia e fortaleça?... ¿Son presentes?...
Por cierto non: que léxos son fuidas.
[p. 310]
Coronacion de Mossen Jordi
La fermosa compañera
De Thiton se
demostrava,
E las sus fustas
bogava
Contra la nuestra
rivera;
E la mas confina
esphera
A los mortales
sentía
La diurnal alegría,
Magüer fuesse
postrimera.
E
la noturna escureça,
Como vencida, fuía,
E sus péñolas
cogía,
Aunque sintiesse
graveça:
E como Aligheri
reça
Do recuenta que
durmió,
En sueños me
paresció
Ver una tal
estrañeça.
Un
prado de grand llanura
Veía, con tantas
flores,
Que sus diversas
colores
Ocultavan la
verdura,
Odíferas sin
mesura;
En torno del cual
passava
Un flúmen, que lo
cercava
Con su muy gentil
fondura.
E
por el fermoso prado
Grand compaña de
doncellas
Ví venir, e todas
ellas
En trage non
usitado:
Cada cual archo
embraçado,
A manera de
Espartanas;
Las faldas non
cortesanas,
Pero las flechas al
lado.
Tal dicen que Eneas vido
A la Cipriana,
cuando
Se le demostró,
caçando
Cerca los reinos de
Dido:
Por cual causa mi
sentido
Al Eneida
recordando,
Vide ser ellas del
vando
De la madre de
Cupido.
Entre
las cuales venía
A la parte de
Levante
Un poderoso
elephante,
Que en somo de sí
traía
De fermosa
geometría
Un castillo bien
obrado:
Cómo era fabricado
Expresar non lo
sabría.
Una
dueña que vestía
Paños de claro rubí
Entre sus almenas
ví;
De quien por cierto
diría
Que la su phisomía
E forma non era
humana,
Nin de la regla
prophana
De la terrestre
bailía.
E
los cabellos de oro
Le ví que me
parescían,
Flamas que
resplandescían,
O formas del alto
choro:
La hermana de
Polidoro,
Loada la fermosura,
Non ovo atal
apostura,
Si yo la verdad
disfloro.
Anduvieron
de tal guisa
Aquesta tan noble
gente
Fasta cerca de una
fuente,
Con placiente goço
e risa:
En el convite de
Elisa
Non se fiço tan
grand fiesta,
Como en aquella
floresta,
Que mi processo
devisa.
Non
tardaron de poner
Cabe la fuente una
silla,
Tan fermosa a
maravilla
Ques grave de lo
creer:
Ca su grand
resplandescer
Toda vista
contrastava:
Asi que me denegava
El vero reconoscer.
[p. 311] De rubíes e diamantes
Era la maçonería,
E de gruessa
perlería
Las lizeras
circunstantes:
Esmeraldas
rutilantes,
E çaffires
orientales
Avia tantos e
tales,
Que non bastan
consonantes.
Volví
al siniestro lado,
E ví tres magnos
varones,
Que las sus
dispusiciones
Denotavan grand
Estado:
Non vestían
purpurado,
Nin hábito de
seglares,
Mas en togas
consulares
Los ví, si soy
acordado.
E
ví mas un cavallero,
Que delante ellos
estava,
E muy manso
reçonava
E con vulto
falaguero:
Mas por fablar
verdadero
Su raçon non la
diría,
Magüer que me
parescía
En la loqüela
extrangero.
Todos
cuatro encontinente
E non con próspera
priessa
Se fueron do la
deessa
Era en su trono
potente:
Saluáronla
reverente,
Segund facerse
devia:
Vénus con grand
alegría
Les fabló
graciosamente.
Generalmente
cessó
Brugido e todo
tumulto,
E con muy honesto
vulto
La deessa començó
Su fabla, e les
preguntó:
«Amigos, ¿donde
partistes
O de qué reino
venistes?...
O qué barca acá
passó
En
esta floresta mía,
A do non son otras
gentes,
Sinon estas mis
servientes
Que trayo en mi
compañía?...
¿Por ventura es
vuestra vía
Adelante, o fasta
aquí?...
Non receledes de mí
De alguna
descortesía.»
Los
finojos inclinados
De los tres, uno
repuso,
E altamente propuso
Por sus cursos
ordenados,
Diciendo:
—«Los diputados,
O Idea, que a tí
venimos
Humilmente te
pedimos
Que seamos
escuchados.
Como
aquella que previenes
Entre todos los
estados,
E los faces
sojudgados,
Do mandas e por
bien tienes:
¡O planeta! que
sostienes
Todo valor e
virtud,
Amada de juventud,
¿Quién recontará
tus bienes?
¡O
luz eterna e diafána,
Fúlgida e neta
claror,
Madre del primer
amor
E de Júpiter
cercana!...
Mas fermosa que
Diana,
Materia de
dictadores,
E de fieles
amadores
Fortaleça
soberana!...
Deessa,
los ilustrados
Valentíssimos
poetas,
Vistas las obras
perfetas
E muy sotiles
tractados,
Por Mossen Jorde
acabados,
Suplican a tu
persona
Que resciba la
corona
De los discretos
letrados.»
Al
efeto replicando,
Les
dixo:—«Pues satisface
Su ciencia e nos
aplace,
Yo mando,
determinando,
Que non punto
dilatando,
Resciba en nuestro
vergel
La corona de
laurel,
Que impetró
poetiçando.»
El
prelecutor ciente
Que en el principio
propuso,
Regraciándole,
repuso
Su satisfacer
prudente,
[p. 312] E dixo:—«El grand elocuente
Homero e el
Mantuano
E yo tercero
Lucano,
Te lo damos por
serviente.»
A
las manos fué traida
Por una gentil
doncella
A la manífica
Estrella
Una guirlanda
escogida:
E dada e rescebida
Fué con tal
solemnidat
Qual yo jamás por
verdad
Non ví en aquesta
vida.
En
tal guissa se partieron
Los poetas todos
cuatro
Del selvático
theatro,
Desque su fecho
expidieron:
El camino que
siguieron
Non recuenta mi
tractado,
E basta lo
processado
Para el acto que
ficieron.
Querella de amor
Ya
la grand noche passava
E la luna se
escondía:
La clara lumbre del
día
Radïante se
mostrava:
Al tiempo que
reposava
De mis trabajos e
pena,
Oi triste
cantilena,
Que tal canción
pronunciava:
Amor
cruel e brioso,
Mal aya la tu
alteça,
Pues non faces
igualeça,
Seyendo tan
poderoso.
Desperté
como espantado
E miré dónde sonava
El que d'amor se
quexaba,
Bien como
damnificado:
Ví un ome seer
llagado
De grand golpe de
una flecha,
E cantava tal
endecha
Con semblante
atribulado:
«De
ledo que era, triste
¡Ay amor!... tú me
tornaste,
La ora que me
tiraste
La señora que me
diste.»
Pregunté:
«¿Por qué facedes,
Señor, tan esquivo
duelo,
O si puede aver
consuelo
La cuita que
padescedes?...»
Respondióme: «Non
curedes,
Señor, de me
consolar;
Ca mi vida es
querellar,
Cantando así como
vedes:
Pues
me fallesció ventura
En el tiempo del
placer,
Non espero aver
folgura,
Mas por siempre
entristecer.»
Díxele:
«Segund paresce,
La dolor, que vos
aquexa,
Es alguna que vos
dexa
E de vos non se
adolesce.»
Respondióme: «Quien
padesce
Cruel plaga por
amar,
Tal cancion debe
cantar
Jamás, pues le
pertenesce:
Cativo
de miña tristura,
Ya todos prenden
espanto,
E preguntan qué
ventura
Es que me atormenta
tanto.»
Díxele:
«Non vos quexedes,
Ca non sois vos el
primero,
Nin serés el
postrimero
Que sabe del mal,
que avedes.»
Respondióme:
«Fallaredes
Que mi cuita es tan
esquiva,
Que jamás, en
cuanto viva,
Cantaré, segund
veredes:
Pero
te sirvo sin arte:
¡Ay amor, amor,
amor!...
Grande cuita de mí
nunca se parte.»
«¿Non
puede ser ál sabido
[p. 313] (Repliqué) de vuestro mal,
Nin de la causa
especial
Por qué asi fustes
ferido?»
Respondió: «Troque
e olvido
Me fueron asi
ferir,
Por do me convien
decir
Este cantar
dolorido:
Crueldat
e trocamento
Con tristeça me
conquiso;
Pues me lexa quien
me priso,
Ya non hey
amparamento.»
Su
cantar ya non sonava
Segund antes, nin
se oía;
Mas manifiesto se
vía
Que la muerte lo
aquexava.
Pero jamás non
cessava
Nin cessó con gran
quebranto
Este dolorido
canto,
A la saçon que
expirava:
«Pois
placer non poso aver
A meu querer, de
grado
Seray morir, mais
non ver
Meu ben perder,
cuitado.»
Fin
Por
ende quien me creyere,
Castigue en cabeça
agena;
E non entre en tal
cadena
Do non salga, si
quisiere.
El planto que fizo Pantasilea
Yo sola membrança
sea,
Enxemplo a todas
personas:
La triste
Pantasilea,
Reina de las
amaçonas.
Ector, que gloria
possea,
Amé, por donde
muriesse;
E el triste, que
amar dessea
Ya mi planto e fin
oyesse.
Sola
yo, reina amaçona,
Nascí, porque amar
deviesse
Ector mas que otra
persona:
¡Cuitada, nunca lo
viesse!...
Sola yo, la mal
fadada,
Quiso Amor que
fenesciesse
Amando, e non
fuesse amada,
Nin quien amé
conosciesse.
Por
fama fuí enamorada
Del que non ví en
mi vida:
Por armas vencí
¡cuitada!...
E fuí por fama
vencida.
Yo vengué la reina
Orithia
De Hércules e
Menelida;
Domé la gente de
Scithia
Salvaje,
ensobervescida.
Dí
vengança de Theseo
A Ipólites
ofendida:
Vencí al rey
Oristeo,
Cobré la Siria
perdida.
En estorias,
cuantas leo
Non fallé quien me
venciesse,
Salvo Amor e buen
desseo
De un solo que bien
quisiesse.
Sintiendo
por quien moría
La cruel guerra, en
que fuesse,
Partí de mi señoría
Valer lo que me
valiesse.
Faciendo la luengua
vía
Contra las puertas
de Frigia,
Las buelfas mortal
fería
En el desierto de
Lidia.
Los
alarbes combatía,
Vencí los fuertes
sirenios;
Gané por donde
venía
Fasta los montes
armenios.
Caminando en claro
día,
Deseo que me
guiava,
Ví Troya do
parescía
E sus torres
demostrava.
Tanta
fué mi alegría
Cual la del que
bien amava:
Cada passo que
movía,
Placer se me
acrescentava,
[p. 314] Ví la grand cavallería
E gente muy
ordenada
De os griegos, que
movía,
Por me vedar el
entrada.
A
las oras yo sanlía
Por ver el que
deseava
¡Qué fechos de
armas facía,
E de qué son
peleava!...
E ya el sol se
retrahía
E la hueste bien
reglada,
Cuando Amor e su
valía
Les ganamos la
jornada.
Yo
venciendo ¿qué temía?...
Siempre teme quien
bien ama,
Que en tal son non
placería
Al poseedor de la
fama.
Perlas, oro,
orphebrería
Vestí a la puerta
Timbrea;
Verde e blanca
chapería
Mis doncellas por
librea.
¡Con
qué honor me rescebía
Prïamo, rey
soberano,
Duques, que non
conoscía,
Reyes e pueblo
troyano!...
Ector solo
fallescía:
Sin pena nin gloria
alguna,
Cuando reinar
entendía,
La rueda volvió
Fortuna.
E saliendo a rescebirme
El buen rey e su
compaña,
Non pudo mas
encobrirme
Su dolor, que era
tamaña.
E sospirando por
ver
El ome, que bien
quería,
Respondióme: «Tu
placer
Oy fenesce en este
día.»
Mares,
diésteme vitoria
Que las batallas
venciesse,
Porque quedasse
memoria,
Despues que yo
fenesciesse.
Siendo alegre e
plaeentera
Con el gusto que
esperava
De Ector, que
muerto era
A mi la nueva
llegava.
¡O
maldita sea la fada,
Cuitada, que me
fadó!...
¡O madre
desventurada
La que tal fija
parió!
Amaçona, reina
triste,
Del dios de Amor
maltractada,
En fuerte punto
nasciste,
¡O en algun ora
menguada!
¡O
triste!... mejor me fuera
Que nunca fuera
nascida:
A lo menos non
oviera
La muerte tan
conoscida;
Cuitada e triste
seyendo,
En mi fortuna
pensando,
Mi cuita e dolor
plañiendo,
Con dios de Amor
raçonando.
Venus, seguiendo tu estoria,
En mi daño
consintiendo,
Hásme levado la
gloria
De amores que non
entiendo.
Venus, de tanto
servicio
Que te fice
atribulada
De oracion e
sacrificio,
¿Qué gualardon he
sacada?...
¡O
triste yo, sin ventura!...
Un amor tan deseado
La muerte, que non
se cura,
Avérmelo asi
robado!
¡Maldito sea aquel
día,
Archiles, en que
nasciste!
Buen Ector ¿qué te
facía,
Que tanto mal me
feciste?
O
reina, ¿dó tu gemido,
Tu suspiro e tu
quebranto?
Coraçon
enduresçido,
¿Cómo non mueres de
espanto?...
Señor, mientras tú
viviste
De mí fuste bien
amado:
Agora que
feneciste,
Nunca serás
olvidado.
El
buen Ector enterrado
Donde quiera que
estoviesse
De mí será
acompañado,
Cuitada, mientras
viviesse.
¡O reina
desconsolada!
Sé que me puedo
llamar
La mas triste
apassionada
De cuantas saben
amar.
[p. 315] E aquellas que non te amaron
Señor, como yo te
amé,
De sola vista
goçaron
¡Mezquina! que non
gocé.
Bien escura fué mi
suerte,
Mi quebranto e
mi dolor!...
Non deve refusar
muerte
La que pierde tal
señor.
A
mis cuitas remediava,
Coidando
resurgería;
Mas cuando bien lo
mirava,
Mayor planto e
cuita avía.
E ya el dia
fallescía
E la noche se
acercava:
Mi alma se
escurecía
E mi placer se
apocava.
Fin
Porque
partir me facían
De do el buen Ector
estava,
Mis dolores mas
crescían
E mi pesar se
alargava:
De la grand pena
que avía,
Lo mas que me
consolava
Era que presto
morría,
Segund el mal que
passava.
Villancico
fecho por el marqués de Santillana a unas tres fijas suyas
Por una gentil floresta
De lindas flores e rosas
Vide tres damas fermosas
Que de amores han reqüesta.
Yo con voluntat muy presta
Me llegué a conoscellas:
Començó la una dellas
Esta cancion tan honesta:
Aguardan a mi:
Nunca tales guardas ví.
Por mirar su fermosura
Destas tres gentiles damas,
Yo cobríme con las ramas,
Metíme só la verdura.
La otra con grand tristura
Començó de sospirar
E decir este cantar
Con muy honesta messura:
La niña que amores há,
Sola ¿cómo dormirá?...
Por
non les facer turbança
Non quise ir mas
adelante
A las que con
ordenança
Cantavan tan
consonante.
La otra con buen
semblante
Dixo: «Señoras de
estado,
Pues las dos aveis
cantado,
A mí conviene que
cante:
Dejadlo, el villano pene;
Véngueme Dios delle.»
Desque
ya ovieron cantado
Estas señoras que
digo,
Yo salí
desconsolado,
Como ome sin
abrigo.
Ellas dixeron:
«Amigo,
Non sois vos el que
buscamos
Mas cantad, pues
que cantamos:
Sospirando iva la niña
E non por mí,
Que vo bien se lo entendí.
[p. 316] Serranillas
SERRANILLA
I.ª
Serranillas
de Moncayo,
Dios vos dé buen
año entero,
Ca de muy torpe
lacayo
Faríades cavallero.
Ya
se passava el verano,
Al tiempo que ome
se apaña,
Con la ropa a la
tajaña
Encima de
Boxmediano
Ví serrana sin
argayo
Andar al pié del
otero,
Mas clara que sale
en mayo
El alva, nin su
lucero.
Díxele:
«Dios vos mantenga,
Serrana de buen
donaire.»
Respondió como en
desgaire:
«¡Ay! que en ora,
buena venga
Aquel que para
Sanct Payo
Desta irá mi
prisionero.»
E vino a mí, como
rayo,
Diciendo: «Presso,
montero.»
Díxele:
«Non me matedes,
Serrana, sin ser
oido,
Ca yo non soy del
partido
Dessos, por quien
vos lo avedes.
Aunque me vedes tal
sayo,
En Agreda so
frontero
E non me llaman
Pelayo,
Magüer me vedes
señero.»
Desque oyó lo que decía
Dixo: «Perdonad,
amigo;
Mas folgad ora
conmigo,
E dexad la
montería.
A este çurron que
trayo
Quered ser mi
parcionero,
Pues me fallesció
Mingayo,
Que era conmigo
ovejero.
Finida
«Entre
Torellas e el Fayo
Passaremos el
febrero.»
Díxele: «De tal
ensayo,
Serrana soy
placentero.»
SERRANILLA
II.ª
En
toda la su montaña
De Trasmoz a
Veranton
Non ví tan gentil
serrana.
Partiendo
de Conejares,
Allá susso en la
montaña,
Cerca de la
Travessaña,
Camino de
Trasovares,
Encontré moça
loçana
Poco mas acá de
Añon,
Riberas de una
fontana.
Traía
saya apretada
Muy bien presa en
la cintura,
A guissa de
Extremadura
Cinta e collera
labrada.
Dixe: «Dios te
salve, hermana,
Aunque vengas de
Aragon,
Desta serás
castellana.»
Respondióme: «Cavallero,
Non pensés que me
tenedes,
Ca primero
provaredes
Este mi dardo
pedrero:
Ca despues desta
semana
Fago bodas con
Anton,
Vaquerizo de
Morana.
SERRANILLA III.ª
Despues
que nascí,
Non ví tal serrana
Como esta mañana.
Allá
a la vegüela,
A Mata el Espino,
En esse camino
Que vá a Loçoyuela,
De guissa la ví
Que me fiço gana
La fructa
temprana.
[p. 317] Garnacha traía
De oro, presada
Con broncha dorada,
que bien relucía.
A ella volví
Diciendo:—«Loçana,
¿E sois vos
villana?»
«—Si
soy, cavallero:
Si por mí lo avedes
Decid, ¿qué
queredes?...
Fablad verdadero:»
Yo le dixe asi:
«—Juro por
Santana
Que non sois
villana.»
SERRANILLA IV.ª
Por
todos estos pinares
Nin en
Navalagamella,
Non ví serrana mas
bella
Que Menga de
Mançanares.
Descendiendol
yelmo a yuso,
Contral Bovalo
tirando
En esse valle de
suso,
Ví serrana estar
cantando:
Saluéla, segund es
uso,
E dixe: «Serrana,
estando
Oyendo, yo non me
excuso
De facer lo que
mandáres.»
Respondióme
con ufana:
«Bien vengades,
cavallero;
¿Quién vos trae de
mañana
Por este valle
señero?...
Ca por toda aquesta
llana
Yo non dexo andar
vaquero,
Nin pastora, nin
serrana,
Sinon Pascual de
Bustares.
Pero
ya, pues la ventura
Por aquí vos ha
traido
Convien en toda
figura,
Sin ningund otro
partido,
Que me dedes la
cintura,
O entremos a braz
partido;
Ca dentro en esta
espesura
Vos quiero luchar
dos pares.»
Desque
vi que non podía
Partirme dallí sin
daña,
Como aquel que non
sabía
De luchar arte nin
maña,
Con muy grand
malenconía,
Arméle tal
guardamaña
Que cayó con su
porfía
Cerca de unos
tomellares.
SERRANILLA V.ª
Entre
Torres e Canena,
A cerca de
Salloçar,
Fallé moça de
Bedmar,
Sanct Julian en
buen estrena.
Pellote
negro vestía
E lienços blancos
tocava,
A fuer del
Andalucia,
E de alcorques se
calçava.
Si mi voluntat
agena
Non fuera en mejor
logar,
Non me pudiera
excusar
De ser preso en su
cadena.
Preguntéle
dó venía,
Desque la ove
saluado,
O cuál camino
facía.
Díxome que de un
ganado
Quel guardavan en
Racena,
E passava al
Olivar,
Por cojer e varear
Las olivas de
Ximena.
Dixe:
«Non vades señera,
Señora; que esta
mañana
Han corrido la
ribera,
Aquende de
Guadiana,
Moros de
Valdepurchena
De la guarda de
Abdilbar,
Ca de vervos mal
passar
Me sería grave
pena.»
Respondióme:
«Non curedes,
Señor, de mi
compañía
Pero gracias e
mercedes
A vuestra grand
cortesía:
Ca Miguel de
Jamilena
Con los de
Pegalajar
Son passados a
atajar:
Vos tornat en ora
buena.»
[p. 318] SERRANILLA VI.ª
Moça
tan fermosa
Non ví en la
frontera,
Como una vaquera
De la Finojosa.
Faciendo
la vía
Del Calatreveño
A Sancta María,
Vencido del sueño
Por tierra fragosa
Perdí la carrera,
Do ví la vaquera
De la Finojosa.
En
un verde prado
De rosas e flores,
Guardando ganado
Con otros pastores,
La ví tan graciosa
Que apenas creyera
Que fuesse vaquera
De la Finojosa.
Non creo las rosas
De la primavera
Sean tan fermosas
Nin de tal manera,
Fablando sin glosa,
Si antes sopiera
De aquella vaquera
De la Finojosa.
Non
tanto mirara
Su mucha beldad,
Porque me dexára
En mi libertad.
Mas dixe: «Donosa
(Por saber quién
era),
¿Dónde es la
vaquera
De la Finojosa?... »
Bien
como riendo,
Dixo: «Bien
vengades;
Que ya bien
entiendo
Lo que demandades:
Non es deseosa
De amar, nin lo
espera,
Aquessa vaquera
De la Finojosa. »
SERRANILLA VII.ª
Serrana,
tal casamiento
Non consiento que
fagades,
Ca de vuestro
perdimiento,
Magüer non me
conosçades,
Muy grand desplacer
avría
En vos ver enagenar
En poder de quien
mirar
Nin tractar non vos
sabría.
SERRANILLA
VIII.ª
Madrugando
en Robledillo
Por ir buscar un
venado,
Fallé luego al
Colladillo,
Caça de que fuí
pagado.
Al pié de aquessa
montaña
La que dicen de
Berçosa,
Ví guardar muy
grand cabaña,
De vacas moça
fermosa.
Si voluntat non me
engaña
Non ví otra mas
graciosa:
Si alguna desto se
ensaña
Lóela su enamorado.
SERRANILLA
IX.ª
Moçuela
de Bores
Allá do la Lama
Púsome en amores.
Cuidé
que olvidado
Amor me tenía,
Como quien se avía
Grand tiempo dexado
De tales dolores,
Que mas que la
llama
Queman amadores.
Mas
ví la fermosa
De buen continente,
La cara placiente,
Fresca como rosa,
De tales colores
Cual nunca ví dama
Nin otra,
señores.
[p. 319] Por lo qual: «Señora
(Le dixe), en
verdad
La vuestra beldad
Saldra desde agora
Dentre estos
alcores,
Pues meresce fama
De grandes loores.»
Dixo:
«Cavallero,
Tiradvos a fuera:
Dexad la vaquera
Passar al otero;
Ca dos labradores
Me piden de Frama,
Entrambos
pastores.»
«Señora,
pastor
Seré si queredes:
Mandarme podedes,
Como a servidor:
Mayores dulçores
Será a mí la brama
Que oir
ruiseñores.»
Asi
concluimos
El nuestro processo
Sin facer excesso,
E nos avenimos.
E fueron las flores
De cabe Espinama
Los encobridores.
SERRANILLA
X.ª
De
Vitoria me partía
Un dia desta
semana,
Por me passar a
Alegría,
Do ví moça
lepuzcana.
Entre
Gaona e Salvatierra,
En ese valle
arbolado
Donde se aparta la
sierra,
La ví guardando
ganado,
Tal como el alvor
del día,
En un hargante de
grana;
Qual todo ome la
querría,
Non vos digo por
hermana.
Yo
loé las de Moncayo
E sus gestos e
colores,
De lo cual non me
retrayo,
E la moçuela de
Bores;
Pero tal philosomía
En toda la su
montaña
Cierto non se
fallaría,
Nin fué tan fermosa
Illana.
De
la moça de Bedmar,
A fablarvos
ciertamente,
Raçon ove de loar
Su grand e buen
continente;
Mas tampoco negaría
La verdad que tan
loçana,
Aprés la señora
mía,
Non ví donna nin
serrana.
[Cancionero de Foulché-Delbosc.]
(Inédita)
Señor,
tú me libra de toda fortuna,
Puesto que mis
obras non fueron discretas:
El mundo sostienes,
el sol et la luna,
Estrellas e cielos,
signos e planetas;
Señor, mal se
mueven carros et carretas:
Do non romanesce la
tu gloria digna,
Acorre et consuela
mi alma mesquina,
Pues son a ti
claras las cosas secretas.
Señor,
si en arena sembré o en laguna,
Sé que la fanega
non vino con ciento:
Se pasan dies
noches, non duermo la una,