Inscripción de las Casas Consistoriales de Toledo
«Nobles, discretos varones
Que gobernais a Toledo
En aquestos escalones,
Desechad las aficiones,
Codicias, amor y miedo.
Por los comunes provechos
Dexad los particulares:
Pues vos fizo Dios pilares
De tan riquíssimos techos,
Estad firmes y derechos.»
Defunzion del noble cavallero Garci-Lasso de la Vega
A veinte e un dias del noveno mes,
El año de cinco, despues de cincuenta,
E cuatro dezenas, poniendo en la cuenta,
Nueve centenas e una despues,
Estando bien cerca del lugar que es
Mayor de la foya de tierra de moros,
En nuestras vi gentes sospiros e lloros,
E vi los contrarios fazer al reves.
Las nuestras gentes muy agro lloravan,
Dando sospiros e grandes gemidos;
Los moros con tronpas e con alaridos
E con atabales el aire enllenavan:
Los nuestros, llorando, su mal publicavan;
Los otros riyendo su bien descubrian;
Asi los llorantes e los que reían
Con bozas discordes el canpo atronavan.
Alli era el llanto con miedo mezclado,
Lagrimas ivan con lanças echadas;
Allí los gemidos e las cuchilladas
Fazian un son muy desacordado:
[p. 8] Alli por sacar el cuerpo finado
Avia ruido tan grande, espantoso,
Que no vi ninguno tan poco medroso
Que non estuviese asaz demudado.
Lloravan, plañian parientes y ermanos,
Por ser asi muerto por un vallestero
Aquel esforçado, gentil cavallero,
Que otro mejor no fue por sus manos.
La contra fazian los perros paganos,
De los cuales era su lança temida,
Tirando con ella a muchos la vida,
A otros dexando con cuerpos malsanos.
Pregunta del autor
Oyendo yo tan gran turbación,
Teniendo en el campo quien bien me doliese,
Sofrir no lo pude que presto no fuese
A saber quien era aquel buen varon
Por quien se fazia tal lamentación,
Lo cual pregunté a uno muy paso.
Llorando respuso: Este es Garci Lasso:
Matolo saeta por gran ocasión.
Declara el nombre e virtudes del defunto
Este es aquel que sangre fazia
Antes que otro [1] en los enemigos;
Este es aquel que por sus amigos
La vida e facienda de grado ponia.
Este es aquel que tanto valia,
Que nunca por cierto morir se deviera.
Murió por gran falta de una bavera
Que por ir mas suelto llevar [2] no queria.
Este jamas perdió su reposo
Por grandes peligros nin fuertes temores,
Antes en priesas e miedos mayores
Alli se mostrava menos temeroso.
Este fue [3] en armas a tanto dichoso,
Que non lo fue mas el fijo mayor
De aquel rey [4] troyano nin su matador,
Por mucho que Omero lo pinte famoso.
[p. 9] Este es aquel mancebo nombrado
Que non fue Troilo en su tienpo mas;
Este es aquel que nunca jamas
Fue nunca [1] vencido, maguer que sobrado.
Este sin dubda a bien demostrado
En cuantas peleas e cosas [2] se vió,
Venir del linaje de aquel que pasó
Con tanto peligro primero el Salado.
Aqueste que vedes aqui muerto ya
Por quien esta gente tan fuerte reclama, [3]
Aqui començó la su buena fama
La cual muncho tarde o nunca morrá.
En aqueste mesmo lugar donde está
Le [4] armó cavallero en una gran lid
Rodrigo Manrrique, el segundo Cid,
A quien de su muerte mucho pesará.
Este, muriendo, al Rey fizo pago,
Pues que delante sus ojos fue muerto,
Su orden muy bien guardando por cierto,
De nuestro patron señor Santiago,
Faciendo en los moros non menos estragos
Que los descendientes de si [5] de Cadino,
Montrando se [6] bien sin duda sobrino
Del noble marques señor de Buitrago.
Admiracion
Non menos turbado que Piramo fue
En ver aquel manto sangriento rompido,
Non menos, mas antes muy mas dolorido,
De todos sentidos menguado quedé
En ver aquel muerto que yo tanto amé
Que non mas a mi yo mesmo queria;
Llorando su muerte, la vida plañia
De su triste madre que me recorde.
Asi nos bolvimos mas tristes que cuando
Las troyanas gentes sin Ector tornaron;
[p. 10] Asi nos bolvimos; los moros quedaron
Tañiendo añafiles, alborbolas [1] dando:
Asi nos bolvimos, delante llevando
Aquel que solia bolver en la çaga;
Asi nos bolvimos con tan fuerte plaga,
Los unos gimiendo, los otros llorando.
Las obsequias
Asi lo fuemos poner en Quesada,
No cierta mente segun merescia;
Asi lo pusieron [2] en Santa Maria
En una capilla, mas no tan onrrada
Como merecia la su buen espada
A sus adversarios assaz [3] temerosa,
Y aun que [4] farta asaz querellosa,
De quexas de sangre [5] asaz manzellada.
Alli fue llorado su enterramiento
De fartos parientes e de sus criados;
Alli fue llorado de los mas onrrados
De toda la corte con gran sentimiento:
De alli fue la nueva mas recia que viento
Sin muncho tardar por toda Castilla,
Pero mas presto fue contra Sevilla,
Do con el avian mas conocimiento.
Alla cerca era su naturaleça,
Alli comarcava el su noble padre,
Alli abitavan ermanos e madre,
Biuda por cierto, mas no de nobleza;
A la cual llegó con poca pereza
Un mensajero cubierto de duelo,
De quien demostrava muy gran desconsuelo
Su gesto lloroso lleno de tristeza.
El mensajero que levava a la noble dama la nueva
La muy triste madre del fijo esforçado
A quien sus pasadas e fuertes pasiones
Davan seguro de mas aflicciones
Aver, pues avia ya tantas pasado
[p. 11] Que todo su rostro estava gastado
Con las avenidas del mucho llorar,
Vió ante si con priesa llegar
Aquel que venia no poco turbado.
De Gomez Manrique cuando se tratava la paz entre los
señores
reyes de
Castilla e de Aragon e se desabinieron
Del Señor es fecho esto,
Y es mirable en nuestros ojos;
Mas yo veo sin antojos
Un grand daño mucho presto;
Que quien troca paz por guerras
De cristianos,
Dexa los caminos llanos
Por las sierras.
¡O pues, reyes soberanos
De Castilla y de Aragon,
Esta vuestra division
Vaya sobre los paganos!
Alli vayan los debates
E quistiones;
Alli fuegos, defunziones
Y conbates.
Que seyendo vos amigos,
Vuestros reinos folgarán,
Los vezinos temerán
De ser vuestros enemigos;
Y si no fazeis lo tal,
Yo fiador
Que quien librare mejor
Libre mal.
Pues por servicio de Dios
Conformadvos de consuno,
Que cuando no quiere uno,
Nunca barajan los dos;
Que non puede ser tan mala
La concordia
Que non faga la discordia
Mayor tala.
Pues mas vale la paz cierta
Que la victoria dubdosa,
Ca por cierto no sé cosa
En el mundo mas incierta.
[p. 16] Desto buen enxenplo creo
Ser la lid
En la cual vencio David
Al filisteo.
Yo leí de muchos buenos
Me malos desbaratados;
Fuertes, de flacos sobrados,
Y los muchos de los menos;
Que la de Dios gloriosa
Mano diestra
En las batallas se muestra
Poderosa.
Alli faze secutores
A los inicos crueles;
Alli faze los infieles
Muchas vezes vencedores;
Assi que deve temer
El potente,
Pero mas el caresciente
De poder.
Fin
Ilustrisimos Señores,
Principes muy excelentes,
Pues que fuistes descendientes
De unos antecesores,
Dexad estas divisiones
Temederas,
Y juntad vuestras vanderas
Y pendones.
Exclamacion e querella de la Gobernación [1]
Cuando Roma conquistava, [2]
Quinto Fabio la regia
E Cipion guerreava,
Titus Libius [3] discrivia:
Las donzellas e matronas
Por la onrra de su tierra
Desguarnian sus personas
Para sostener la guerra.
En un pueblo donde moro
Al necio fazen alcalde;
Hierro precian mas que oro,
La plata danla de balde:
La paja guardan los tochos
E dexan perder los panes,
Caçan con los aguilochos,
Comen se los gavilanes.
Queman los nuevos olivos,
Guardan los espinos tuertos,
Condenan a munchos bivos,
Quieren salvar a los muertos:
Los mejores valen menos:
¡Mirad qué governacion
Ser governados los buenos
Por los que tales no son!
La fruta por el sabor
Se conoce su natio,
E por el governador
El governando navio:
Los cuerdos fuir devrian [4]
De do locos mandan mas,
Que cuando los ciegos guian,
¡Guay de los que van detrás!
Que villa sin regidores
Su triunfo sera breve;
La casa sin moradores
Muy presta mente se llueve;
[p. 17] Los puercos [1] que van sin canes
Pocos matan las armadas;
Las huestes sin capitanes
Nunca son bien governadas.
Los çapatos sin las suelas
Mal conservan a los pies; [2]
Sin las cuerdas las vihuelas
Hazen el son que sabés.
El que da oro sin peso
Mas pierde de la fechura;
Quien se guia por su seso
No va lueñe de locura.
En arroyo sin pescado
Yerro es pescar con cesta,
E por monte traqueado
Trabajar con la vallesta.
Do no punen malefiçios
Es gran locura bivir,
E do no son los servicios
Remunerados, servir.
Cuanto mas alto es el muro,
Mas fondo cimiento quiere;
De caer está seguro
El que en el nunca subiere.
Donde sobra la codicia
Todos los bienes fallecen;
En el pueblo sin justicia,
Los que son justos padecen.
La iglesia sin letrados
Es palacio sin paredes;
No toman grandes pescados
Con las muy sotiles redes.
Los mancebos sin los viejos
Es peligroso metal;
Grandes fechos sin consejos
Siempre salieron a mal.
En el cavallo sin freno
Va su dueño temeroso;
Sin el governalle bueno
El varco va peligroso;
Sin secutores las leyes
Maldita la pro que traen;
Los reinos sin buenos reyes,
Sin adversarios se caen.
La mesa sin los manjares
No farta los conbidados;
Sin vezinos los lugares
Presto serán asolados.
La nao sin el patrón
No puede ser bien guiada;
Do rigen por aficion
Es peligrosa morada.
Las ovejas sin pastor
Destruyen las heredades;
Religiosos sin mayor,
Grandes cometen maldades.
Las viñas sin viñaderos
Logran las los caminantes;
Las cortes sin cavalleros
Son como manos sin guantes.
El golpe fará liviano
La mano sin el espada;
El espada sin la mano
No dara gran cuchillada.
Las gentes sin los caudillos
Muy flaca mente guerrean;
Los capitanes senzillos
Por sendos onbres pelean.
Es peligro navegar
En galea sin los remos,
Mas mayores conversar
Con quien sigue los estremos.
Pues si la conversación
Es con los tales dañosa,
Por cierto la subjeccion
Muncho serâ peligrosa.
Onbres darmas sin ginetas
Perezosa fazen guerra;
Las naos sin los barquetes
Mal se sirven de la tierra
[p. 18] Los menudos sin mayores
Son corredores sin salas;
Los grandes sin los menores
Como falcones sin alas.
Que bien como dan las flores
Perfecion a los frutales,
Asi los grandes señores
A los palacios reales:
E los principes derechos
Luzen sobrellos sin falla
Bien como los ricos techos
Sobre fermosa muralla.
Al tema quiero tornar
De la cibdad que nombré,
Cuyo duró prosperar
Cuanto bien regido fue;
Pero despues que reinaron
Cobdicias particulares,
Sus grandezas se tornaron
En despoblados solares.
Fin
Todos los sabios dixeron
Que las cosas mal regidas
Cuanto mas alto subieron
Mayores dieron caidas.
Por esta causa recelo
Que mi pueblo con sus calles
Avrá de venir al suelo
Por falta de governalles.
Fragmento del debate de la razón contra la voluntad
Prosigue, e enderesça la fabla a todos en general
¡O vosotros los mundanos
Que despendeis vuestra vida
Con afán estramedida [1]
Por estos honores vanos;
Pensad que fustes umanos [2]
Nascidos para morir,
E que non podeis fuir
La muerte con vuestras manos!
Abtoriza con los pasados
Si no, ved que se fizieron
Los de Troya defensores,
Asi bien los cercadores
Despues que la destruyeron;
Los godos que conquirieron
Grandes tierras e regiones,
Los valientes mermidones [3]
Que de nuestra patria fueron.
Abtoriza mas
Los romanos senadores,
Los varones consulares,
Los famosos doze pares
E los destos sucesores;
Los antiguos subidores
De las cosas muy secretas,
Los elocuentes poetas,
Los discretos oradores.
Prueva mas
Los que perdieron las tierras
Donde tenemos los pies,
E los otros que despues,
Continuando las guerras,
Con batallas e desferras
Las españas delibraron,
[p. 19] E los moros encerraron
En esas nevadas sierras.
Prueva con los memorables
Non de tan lexos fablando,
Vuestros notables avuelos
Que poblaron vuestros suelos,
Palacios hedificando:
E mas cerca me llegando,
Quiero saber vuestros padres,
Vuestros parientes e madres,
Donde son idos y cuando.
Declara que se fizieron
Todos son ya fallescidos
Por dolencias o por guerra,
E gastados de la tierra
O por fuego consumidos;
Sus tesoros despendidos,
Olvidadas sus fazafias
Pues si no sois alimañas,
Con todos vuestros sentidos.
Trabajad por bien bivir;
Que la ora postrimera,
Aunque algo se difiera,
No se puede refuir.
E pues la vedes venir,
Saltear no vos dexeis,
Que en el punto que naceis
Comiença vuestro morir.
Dize lo que se debe fazer
Pues deveis menospreciar
Estos movibles estados
E thesoros mal ganados,
Ca no los podeis levar.
Bien los podeis recetar
Si justa mente vivieren,
Mas si por caso se fueren,
No vos deveis contristar.
Da forma de bivir a todos los tres estados.
Trata del primero de los horadores,
e fabla de los eclesiasticos
Los que fustes diputados
Para servicio del tenplo,
Sed en el bivir enxenplo
A los otros dos estados,
De guisa que sus pecados
Reprehender bien podais,
Sin que vos otros seais
De los senblantes tocados.
Continua
Curad de vuestros oficios
Los que teneis perlacias,
Pospuestas ipocresias
E los deleites e vicios;
Contractad los sacrificios
Con manos linpias e puras;
En las sacras escrituras
Sean vuestros exercicios.
Continua mas
Las apocrifas [1] dexando
Y las dulces poesías,
Las caças y monterias
Por nescesidad tomando;
Sin niglegencia curando
Cada uno de su grey,
Los precetos de la ley
Sin violencia guardando.
Trata breve de los religiosos
Religiosos que quesistes
Foir a la soledad,
Obidiençia e castidad,
Pobreza que prometistes;
Si alas ponpas vos distes
Dexando los monesterios,
Yo fallo que los lazerios
Tan sola mente foistes.@
[p. 20] El mundo pues que dexastes
Con prosupuestos devotos,
Oservad aquellos votos
Que de voluntad votastes:
Si non, gloria que buscastes
En pena se tornará
E tanto mayor será
Cuanto mas premia tomastes.
Trata del segundo estado de los
defensores. Fabla de los reyes
e grandes ombres
[1] ¡O pues, reyes que reinais!
¡O magnos emperadores.
Condes, duques e señores
Que las tierras sojudgais!
Pues los tributos levais
Con no pequeña cobdicia,
Tened en paz e justicia
Los pueblos que despechais.
Prosigue
Amad vuestros cavalleros,
Honrad mucho los perlados,
En tiempos acostumbrados
Tened francos los porteros;
Apartad los lisonjeros,
Remunerad los servicios,
Nunca dedes los oficios
De justicia por dineros.
Prosigue mas
Oid en vuestros oídos
De los pobres sus querellas,
E mostrando pesar dellas,
Consolad los aflegidos.
Sean los malos punidos,
Los buenos remunerados,
Assi sereis bien amados
De los vuestros e temidos.
Fabla de los cavalleros e escuderos,
e conpara
E vos otros defensores
Que seguis [2] cavalleria,
No useis de tirania
Como lobos robadores,
Mas como lindos açores
Que ninguno de la vanda
Jamas come con quien anda,
Antes son sus guardadores.
Sigue
Pues guardad con deligencia
Los vasallos e amigos:
A los justos enemigos
Perseguid sin nigligencia;
Oservad la preminencia
De los vuestros soberanos,
Dandoles consejos sanos,
Pospuesta benivolencia.
Sigue mas
E conplid sus mandamientos,
Digo los que fueren justos,
E poned a los injustos
Honestos defendimientos.
Nunca fagais juramentos,
Que viene grand daño dellos;
Do pusierdes vuestros sellos,
Jamas aya mudamientos.
Toca breve en el tercero de los
labradores
Vosotros, cultivadores,
Fuid rentas [3] e malicias,
Pagad diezmos e primicias
De crianças e lavores;
Bivid por vuestros sudores
Curando de vuestros bueyes;
[p. 21] Dexad las armas e leyes
A fidalgos e dotores.
Da universal consejo
A todos en general,
En fin de mi prosupuesto
Amenazo y amonesto
Con el dia judicial
En que el juez divinal
Vos llamará con su tronpa,
Donde mostrará sin ponpa
Lo que fixo cada cual.
Pone temores del juizio
Alli resucitareis
Cuantos la muerte levó
En la hedad que murió
Aquel juez que vereis: [1]
Alli cuenta le dareis
Desde el día que nascistes,
E cuantos males fezistes
Escritos los levareis.
Pone fin a la obra
Amigos considerad
En esta tan cruda cuenta
E la carne polvorienta
Que de nada se contenta
De los vicios desviad:
De sincera voluntad
Amarés un solo Dios,
E como queredes vos,
Ser amados de verdad,
A los próximos amad.
Coplas a Diego Arias de Avila
INVOCACIÓN
De los mas el mas perfecto,
En los grandes el mayor
Infinido sabidor,
De mi, rudo trobador,
Torna sotil e discreto;
Que sin ti prosa nin rimo
Es fundada,
Nin se puede fazer nada:
Joannis primo. [2]
Tu que das lenguas a mudos,
Fazes los baxos sobir [3]
E a los altos decendir;
Tu que fazes convertir
Los muy torpes en agudos,
Convierte mi grand rudeza
E inorancia
En una grande abundancia
De sabieza
Porque fable la verdad
Con este que fablar quiero
En estilo no grossero,
Non agro, nin linsogero,
Nin de grand prolixidad;
E no sea mi fablar
Desonesto,
Enojoso, nin molesto
De escuchar
Introducion
E tu, buen Señor, a quien
El presente va tratado,
No polido nin limado,
A tu requesta enbiado,
[p. 22] Notalo, notalo bien:
No considerando, no
En mis defectos,
Mas en los consejos rectos
Si te do.
E no mires mis passiones
Y grandes vicios que sigo
Tú, Señor, y grande amigo;
Mas nota bien lo que digo
Pospuestas adulaciones:
Por lo cual mis atavios
Valen menos,
E nin tengo cofres llenos,
Nin vazios.
Por no te ser enojoso
Fuiré las dilaciones,
Pues que tus negociaciones
E grandes ocupaciones
Te dexan poco reposo
Aun para lo nescessario
Al bivir,
Cuanto mas para seguir
Lo voluntario.
Poniendo fin al prohemio,
Seguiré lo proferido,
Mas si fuere desabrido,
El quemante fuego pido
Sea su devido premio,
O roto con los rompidos
Libramientos.
Desde agora ten atentos
Los oidos.
Principia la fabla
¡O tu, en amor hermano,
Nascido para morir,
Pues lo no puedes fuir,
El tiempo de tu bivir
No lo despiendas en vano;
Que vicios, bienes, honores
Que procuras,
Passansse como frescuras
De las flores!
Comparacion
En esta mar alterada
Por do todos navegamos,
Los deportes que pasamos,
Si bien lo consideramos,
No duran mas que rociada.
¡O, pues, tu, ombre mortal,
Mira, mira,
La rueda cuan presto gira
Mundanal!
Si desto quieres enxiemplos
Mira la grand Bavilonia
Tebas y Lacedemonia,
El grand pueblo de Sidonia,
Cuyas murallas y tenplos
Son en grandes valladares
Trasformados,
E sus trihunfos tornados
En solares.
Comparacion
Pues si pasas las istorias
De los varones romanos,
De los griegos y troyanos,
De los godos y persianos,
Dinos de grandes memorias,
No fallarás al presente
Si no fama
Transitoria como flama
De aguardiente.
Si quieres que mas acerca
Fable de nuestras rigiones,
Mira las persecuciones
Que firieron a montones
En la su fermosa cerca;
En la cual aun fallarás
Grandes mellas:
¡Quiera Dios cerrando aquellas
No dar mas!
Que tu mesmo viste muchos
En estos tiempos pasados,
De grandisimos estados
Facilmente derocados
[p. 23] Con pequeños aguaduchos;
Que el ventoso poderio
Temporal
Es un muy feble metal
De vedrío.
Comparacion
Pues tu no te fies ya
En la mundana privança
En riquezas nin pujança;
Que con pequeña mudança
Todo te fallescera;
Y los tus grandes amigos
Con favor,
Te seran con disfavor
Enemigos.
Comparacion
Que los bienes de fortuna
Non son durables de fecho;
Los amigos de provecho
Fallecen en el estrecho
Como agua de laguna
Que si la causa o respecto
Desfallesce
En ese punto fallece
El efecto.
De los que vas por las calles
En torno todo cercado,
Con cirimonias tratado,
No seras mas aguardado
De cuanto tengas que dalles;
Que los que por intereses
Te siguian,
En pronto te dexarian
Si cayeses.
Bien assi como dexaron
Al punjante Condestable;
En le siendo variable
Esta fortuna mudable,
Muchos le desampararon;
Pues fazer deves con mando
Tales obras,
Que no temas las soçobras
No mandando.
El alcalde cadañero
Atendiendo ser judgado
Despues del año pasado,
En el judgar es tenprado,
Ca teme lo venidero;
Pues si este tu poder
No es de juro,
Nunca duermas no seguro
De caer.
En el tiempo que prestado
Aqueste poder tovieres,
Afana cuanto pudieras
En aquello que devieres,
Por ser de todos amado:
Que fallaras ser partido
Peligroso
Aun al muncho poderoso
Ser temido.
Comparacion
El barco que muchos reman
A munchos ha de traher;
Assi bien ha de temer
El que con su grand poder
Faze que muchos le teman:
Pues procura ser querido
De los buenos,
O por no ser a lo menos
Aborrido.
Para lo cual los mayores
Han de ser muy acatados,
Los medianos bien tratados,
De los pobres escuchados
Con paciencia sus clamores;
Que si fatigas te siguen
Del oficio,
Los librantes no con vicio
Te persiguen.
E los que has de librar
Libralos de continente;
Los que no, graciosamente,
Sin ira, sin accidente
[p. 24] Los deves desenpachar;
E no fagan los portales
Tus porteros
A bestias y cavalleros
Ser iguales.
Que tu seyendo inorante
De lo tal, como lo creo,
Segund lo que de ti veo,
Algunos te fazen reo
E reputan por culpante;
Mas yo dubdo de tu seso
Que mandase
Que bien e mal se pesase
Con un peso.
E castiga los cohechos
Que fazen arrendadores
A los tristes labradores
Que sabrás que son mayores
Que sus tributos y pechos,
E a ti todas las gentes
Bendiran,
A lo menos no dirán
Que lo consientes.
Desta forma cobrarás
Mundana benivolencia,
Mas con mayor diligencia
De la divinal esencia
Aquella procurarás
Que en respecto del celeste
Consistorio,
Es un sueño transitorio
Lo terrestre.
Comparacion
Que los mas mal soblimados
E temidos son temientes,
E los en fuerça valientes
E riquezas poseyentes,
Ya fueron dellas menguados;
Que todas son emprestadas
Estas cosas,
E no duran mas que rosas
Con eladas.
Alixandre fue señor
De toda la redondeza,
Hércoles de fortaleza,
Mida de tanta riqueza
Que no pudo ser mayor;
Pero todos se murieron
Y dexaron
Esto tras que trabaxaron
Y corrieron.
Pues no gastes tu bevir
En los mundanos servicios,
Nin en deleites e vicios;
Que de tales exercicios
Te podras arrepentir:
Y mezcla con estos tales
Pensamientos
El temor de los tormentos
Infernales.
En servir a Dios trabaja,
Echa cobdicias atras,
Que cuando te partirás
Del mundo no levarás
Sino sola la mortaja.
Pues nunca pierdas el sueño
Por cobrar
Lo que tiene de fincar
Con su dueño.
Este dueño que te digo
De los temporales bienes
Tras los cuales vas e vienes
Es el mundo con quien tienes
E tiene guerra contigo:
Al cual si sigues, averes
Te dará,
Pero tirartelos ha
Cuando partieres.
Desta trabajosa vida
De miserias toda llena,
En que reposo sin pena,
Nin jamas un ora buena
Tu puedes aver conplida:
No es al si no deseo
Su cimiento,
[p. 25] Su fin arrepentimiento
Y devaneo.
Pues si son perecederos
Y tan caducos y vanos
Los tales bienes mundanos,
Procura los soberanos
Para siempre duraderos;
Que so los grandes estados
E riquezas,
Fartas fallarás tristezas
E cuidados.
Que las vestiduras netas
Y ricamente bordadas,
Sabe que son enforradas
De congoxas estremadas
E de passiones secretas;
Y con las taças febridas
De bestiones,
Amargas tribulaciones
Son bevidas.
Mira los Emperadores,
Los Reyes y Padres Santos;
So los riquisimos mantos
Trabajos tienen y tantos
Como los cultivadores
Pues no fies en los onbres
Que padecen
Y con sus vidas perecen
Sus renombres.
Que cuanto mayores tierras
Tienen e mas señorias,
Mas inmensas agonias
Sostienen noches e dias
Con libranças y con guerras;
Por lo cual con la corona
Altamente
El que dixo lo siguiente
Se razona:
¡O joya de gran valia
Quien te bien considerase
E tus trabajos pensase,
Aunque en tierra te fallasse,
Nunca te levantaria!
Siguese que los inperios
E reinados
No son no desenforrados
De lazerios.
Pues mira los Cardenales,
Arçobispos y Perlados:
No mas bien aventurados
Son, nin menos angustiados
Que los sinples ministrales;
Que sobre sus mantonadas
Mucho largas
Portan gravisimas cargas
Y pesadas.
Los varones militantes
Duques, Condes y Marqueses
So los febridos arneses
Mas agros visten enveses
Que los pobres mendigantes;
Ca por procurar honores
Y faziendas
Inmensas tienen contiendas
Y temores.
Comparaciones
Los favoridos privados
Destos Principes potentes
A los cuales van las gentes
Con servicios y presentes
Como piedras a tablados,
En las savanas de Olanda
Mas sospiran
Que los remantes que tiran
En la vanda.
Que los bienes y favores
Que los tales siempre han,
Non los lievan sin afan
Pues el blanco comen pan
Con angustias y dolores;
Que privança y señoria
No quisieron
Igualdad, nin consintieron
Compañia.
Pues los ricos oficiales
De las casas de los Reyes,
[p. 26] Aun que grandes tenes greyes,
Non sin dubda destas leyes
Sois agenos, mas parciales;
Provar lo quiero contigo
Que serás,
Si la verdad me dirás,
Buen testigo.
Que fartos te vienen dias
De congoxas tan sobradas,
Que las tus ricas moradas
Por las choças o ramadas
De los pobres trocarias:
Que so los techos polidos
Y dorados
Se dan los buelcos mesclados
Con gemidos.
Si miras los mercadores
Que ricos tratan brocados,
No son menos de cuidados
Que de joyas abastados
Ellos y sus fazedores;
Pues no pueden reposar
Noche ninguna,
Recelando la fortuna
De la mar.
Basta que ningund estado
Fallarás tanto seguro
Que non sea como muro,
El cual por conbate duro
Finca medio derrocado:
De los mundanos entiende,
Tras los cuales
La vida de los mortales
Se despiende.
Mientra son navegadores
Por el mar tempestuoso
Deste siglo trabajoso,
Jamas biven en reposo
Chicos nin grandes señores;
Que con esta son nacidos
Condicion,
E ningunos della son
Esemidos.
Comparaciones
Pues tu no pongas amor
Con las personas mortales,
Nin con bienes temporales,
Que mas presto que rosales
Pierden la fresca verdor;
E no son sus crescimientos
Sino juego,
Menos durable que fuego
De sarmientos.
FIN
Comparacion
E non fundes tu morada
Sobre tan feble cimiento,
Mas elige con gran tiento
Otro firme fundamiento
De mas eterna durada;
Que este mundo falaguero
Es sin dubda,
Pero mas presto se muda
Que febrero.
Regimiento de príncipes
Siguese el prohemio
Excelentísimos príncipes e muy esclarescidos Reyes, mis soberanos señores. Pues natural cosa es a las aves amar sus nidos, e a los animales sus cuevas, mucho mas deve ser a los ombres [p. 27] razonables que amen las patrias donde nascieron e se criaron. Y que este amor aya seido y sea grande, aprovaronlo bien Marco Tulio cuando por el pro comun de su tierra consejó contra su propia vida; e aquel otro Marco Curcio que saltó en la torca que se abrió en la plaça de Roma, porque aquella non peresciese. E aun la memorable Judit, magüera muger delicada, non se ofresció a menor peligro por librar su pueblo de las crueles manos de Oliferne. Y desto otros memorables varones y fenbras dieron verdadero testimonio; y entre aquellos los famosos moradores de vuestra ciudad de Numancia, que agora se llama Çamora, los cuales nin perdonaron mugeres, nin fijos, nin a sus mesmas personas, por la defensa y libertad de su tierra. Pues muy excelentes Señores, si en general todos los ombres aman naturalmente sus propias tierras, mucho mayor y mas verdadero amor les deven aver aquellos que mas antiguada naturaleza tienen. Y non obstame que, segund dezia Gayo Mario reprehendiendo a los nobles, muy mejor seria poderme gloriar de mis virtuosas costunbres que de la antigua naturaleza de mis pasados, como yo, muy poderosos Señores, decienda de uno de los mas antiguos linajes destos reinos, aunque non aya subcedido en los grandes estados de mis antecesores, no quedé deseredado de algunos de aquellos bienes que ellos non pudieron dar nin tirar en sus testamentos, y entre aquellos, del amor natural que mis pasados tovieron a esta patria donde honrradamente bivieron y acabaron y están sepultados. E que si non le pudiere ser tan provechoso como ellos, por falta de poder, que a lo menos non le aproveche con desearle todos los bienes que podiere. E, muy excelentes Señores, como el mayor bien que a los reinos Dios faze es darles buenos reyes, y en el libro de la sabiduria, aviando este por gran beneficio, dize fablando con Dios Padre:— De rey inico me libraste; juntando con este deseo el verdadero amor que yo tengo a vuestras reales personas y al servicio de aquellas, si el tal vocablo honestamente dezir se puede entre siervos e señores, crea vuestra excelencia que por el bien general y por el vuestro particular he con grandisimo deseo deseado que vos otros, muy esclarecidos Señores, seais tanto virtuosos, tanto justicieros y tanto buenos, que se olviden, o a lo menos se callen, si olvidar no se pueden, las buenas governaciones, las loables fazañas de [p. 28] los reyes de gloriosa memoria, Alfonsos e Fernandos, vuestros predecesores, e asi bien lo que otros que despues subcedieron en su lugar han fecho por el contrario en grande oprobio y disfamia suya e destruicion destos reinos. Para emendar lo cual, excelentisimos Señores, mayor trabajo aveis de poner que para conquistarlos de nuevo, ca con mayor dificultad se enmiendan las cosas herradas que se fazen de principio.
E como quiera que segund los virtuosos comienços que la alteza de vos otros tiene, para en tan tierna hedad, aveis menester pocas ayudas umanas para proseguir el viruoso camino que aveis començado, tan estremado es el amor que yo he a la patria y el deseo que tengo de ver curadas sus crudas llagas, e remediadas sus grandes vexaciones, lo cual consiste principalmente en la perficion de vos otros, muy excelentes Señores, a quien la subcesion destos regnos e governacion dellos es justamente devida, que todos mis pensamientos comiençan e acaban en lo que vos otros, muy exclarescidos Señores, devriades fazer para sobrar las virtudes de los unos y enmendar los yerros de los otros. E ansí en esto continua mente pensando, cuando algunas vezes avadavan las avenidas de las negociaciones en que la alteza vuestra de mi se a querido servir, aunque algunas dellas agenas de mi oficio, delibré escrevir algunos consejos mas saludables e provechosos que dulces nin lisonjeros, como ombre despojado de esperança e temor, de que los verdaderos consejeros han de carescer; y estos acordé de poner en los metros de yuso contenidos, porque se asientan mejor e duran mas en la memoria que las prosas.
A vuestra excelencia suplico que, non mirando su dulçura, non su elegancia, no su polecia, quiera solamente mirar la muy clara voluntad de su fazedor, y a su verdadero y estremado deseo de ver a vos otros, muy soberanos Señores, mejores y mayores y mas poderosos que todos los pasados y presentes. Lo cual es y seria dificil, si de las siguientes virtudes theologales e cardinales fuesedes desaconpañados; que cuanto mas grandes fueron los poderes tiranicos, tanto mas presto dieron mayores caidas; ca escrito es non ser ninguna cosa violenta perpetua; e puesto que nuestro soberano Dios aya permetido e permita aver seido y ser muchos malos sublimados, nunca permitió nin permitirá [p. 29] que aquellos ayan quedado e queden sin vituperosas caidas y grandes penas. Assi lo afirma David en el salmo, diziendo:—Vi al malo tan alto como el cedro del libano, e dende a poco, non fue fallado su lugar. Y desto non ha menester vuestra alteza abtoridades nin enxenplos antiguos, pues los modernos bastan asaz, si con claros ojos mirarlos querrá la real señoria vuestra. ¡O muy poderosos Señores! En conclusión de este mal dolado prohemio vos quiero declarar la culpa de mi haragania, para que de aquella se me de la pena. A mi acaesció en el comienço desta obra lo que a los ombres no muy cabdalosos que comiençan a hedificar alguna casa en cuadra, e antes que se acabe el un cuarto les fallesçe la sustançia, e dexando la obra principal, fazen algunos cunplimientos nescesarios. E asi yo, faziendo la cuenta sin la facultad de mi saber, de mi gracia, de mi reposo, delibré de fazer esta obra para vos el Principe, mi Señor, con intención de fazer otra por su parte para la Princesa, mi Señora. E yendo por mi proceso, aunque la materia tenia muy dispuesta, fallescióme el saber para le dar la forma, y el tienpo para la seguir, e por esto ove de acabar esta, asi remendada como vuestra alteza la verá. No podré dezir lo que dizen los que enbian presentes, es a saber: que si bien supiere a vuestra alteza, enbie por mas; que ni estos mis consejos serán sabrosos, ni mi persona para sí queda dellos muy abastada. E por esto no suplico a vuestra real señoria que faga lo que yo fago en eso poquito que en cargo tengo, mas lo que digo que vuestra alteza deve fazer, para que en esta vida seais prosperados e amados e temidos, e para que despues de aquesta, que sea tan larga cuanto vuestra excelencia desea, dexeis tan memorables famas, que se pueda dezir como Omero dixo por Archiles, que fuestes nascidos por trabajo de los coronistas. E demas de todo esto, podais dar buena cuenta de los grandes cargos que vos son encomendados a aquel poderoso Rey de los cielos por el cual regnais en las tierras. E aqui digan los oyentes Amen.
[p. 30] Príncipe de cuyo nombre
Cuatro reyes son passados,
Justicieros, esforçados,
Dignos de muy gran renombre,
Mis rodillas por el suelo
Ante vuestra Majestad,
Mal trobando como suelo,
Quiero fablar sin recelo
Y deziros la verdad.
La cual dizen muy poquitos
A sus Reyes y Señores,
Ca procurando favores,
Corren tras sus apetitos
Con consejos lisonjeros,
No buenos, mas voluntarios;
A los cuales consejeros,
Mas que siervos verdaderos,
Pueden llamar adversarios.
Gran Señor, los que creyeron
Estos consejeros tales,
De sus culmenes reales
En lo mas fondo cayeron.
Si esto contradirán
Algunos con ambición,
Testigos se les darán;
Uno sera Roboan,
Hijo del Rey Salamon.
Si otros quisieredes, id
Al libro de nuestra ley,
A do fallareis al rey
Antecesor de Davit;
Al cual todos los plebeos
A Dios por rey demandaron
Y complidos [1] sus deseos,
Cometió fechos tan feos
Que ellos mesmos lo mataron.
Estos doy de los judios;
A Nero de los gentiles,
Que por consejeros viles
Fizo tantos desvarios,
Por do meresció perder
La silla que le fue dada,
Y morir y padescer,
Si bien la sope leer,
Muerte muy despiadada.
Pues venga Sardanapolo,
Principe afeminado,
E diga el desventurado;
Que su dicho basta solo,
Pues que su desaventura,
Por consejos femeniles,
Le dio vida tan escura [2]
E la fin e sepoltura
La mucho mas de las viles.
Con grande lamentacion
Presentaré por testigo
Al godo rey Don Rodrigo,
Señor de nuestra nacion.
Este mal aconsejado
Perdió todas las Españas;
En este rey mal fadado
Mostró Dios por su pecado
Sus maravillas estrañas.
Pues si vierdes que me arriedro
De vuestra genealosia,
Lea vuestra Señoria
La vida del rey Don Pedro
Y muerte que Dios le dió
Por ser Principe cruel,
Que si con fierro mató,
Con el mismo padesció
En la villa de Montiel.
Por que de la tal istoria
Podéis ir, Señor, dudando,
Quiero me venir llegando
A vuestra mesma memoria;
E darvos muy mas cercano
Otro testigo moderno:
[p. 31] Este sera vuestro hermano,
Cuyo poder soberano
Parescia ser eterno.
Comparacion
De otro Xerxes persiano
Era el exercito suyo,
En lo cual, Señor, concluyo
Non le ser ningun mundano
Igual en el poderio
Sin ningunos enbaraços;
Mas su grande señorío,
Cual si fuera de vedrío,
Es fecho todo pedaços.
Si sus ministros miraran
Su servicio solamente,
A la Princesa excelente
No por tal forma trataran,
Nin en este Principado
Tal empacho se pusiera,
Por donde nescessitado
Se fizo, Señor, assado
Lo que cocho se fiziera.
Que, Señor muy ensalçado,
Ya deveis aver leido
No quedar mal inpunido
Nin bien inremunerado;
Pues la tal pena temiendo,
El galardón procurando,
Fuid los vicios, fuyendo
De quien aquellos siguiendo
Los seguirá consejando.
Fartos son ya presentados
Para que vos non devais
Creer, Señor, nin creais
A moços apasionados,
Mas ombres de discreción,
De saber y lealtad,
Que con sano coraçon
Vos consejen la razon
Y tienplen la voluntad.
Que, Señor, donde esta guia
Y le dan el avanguarda,
No dudeis que la reguarda
Se perderá toda via,
Por que corre tras los vicios
Y deleites mundanales
No procuran sus oficios
Los honrrosos exercicios
Ni los bienes eternales.
Basta lo que fasta aqui
He querido detenerme;
Ya quiero, Señor, bolverme
A lo que vos proferi;
Oigalo con diligencia,
Principe muy poderoso,
Vuestra real excelencia
Y conserve con prudencia
Algo si va provechoso.
Si en grado no viniere [1]
A la jovenil hedad
De vuestra serenidad
Algo de lo que dixere,
Rescebid, Señor real,
Vos mi Rey esclarescido,
El coraçon muy leal
De donde sale lo tal
Bien forjado e mal bruñido.
Invocacion
Pero ¿quién socorrerá
A la pluma temerosa?
¿Quien discreta, quien graciosa,
Quien prudente la fará?
Que los dioses infernales
No tienen poder ninguno;
Pues en estos casos tales
Socorran los divinales,
Que son tres y solo uno.
Mi consejo principal
Es, grand Señor, que leais,
Porque sabiendo sepais
[p. 32] Discerner el bien del mal.
Que si la sabiduria
Es a todos conviniente,
Más a la gran señoria
De los que han de ser guia
Y governalles de gente.
Imitium sapientie timor Domini
El comienço del saber
Es, poderoso Señor,
Un temeroso themor
Del Dios que vos fizo ser,
Ser en España nasçido
Sin otro mayor nin par,
Entre todos escogido,
Y no para ser regido,
Mas solo para reinar.
A este cuyo teniente
Fuestes Señor, en las tierras
De que llevais las desferras,
Siervo le sed obediente.
Non fies en el poder,
En riquezas, ni en valor,
Pues lo puede desfazer;
Pruevolo con Lucifer
Y Nabucodonosor.
Temed su cruda sentencia,
Amad mucho su bondad,
Creed ser en Trenidad
Un solo Dios en esencia:
Por esta su santa fee,
De la cual fuestes astelo,
Consejar vos osaré,
Veniendo caso por qué,
Que murades sin recelo.
Que el morir o defensarla
Conviene, Señor, al Rey,
Que es defensor de la ley:
A los sabios disputarla;
Mas guardaos de presumir
Lo que tienen los malvados
Que non ay en el bivir
Sino nacer e morir
Como salvajes venados.
Con esta ley salvagina
Que tienen, Señor, los tales,
Hazen excessos bestiales
Dignos de gran disciplina.
Pues si desseais subir
Con los bien aventurados,
No solamente fuir,
Mas crudamente punir
Deveis los tales pecados.
Por ellos las mortandades
Vienen, Señor, en las tierras;
Por ellos fambres y guerras,
Fundiciones de cibdades;
Que muchas son destruidas
Y fechas inabitables;
Algunas otras fundidas
Y de pronto convertidas
En lagunas espantables
Los que creen aver gloria
E cavernas [1] infernales,
Aun que fagan grandes males,
No dignos de tal memoria;
Que los unos por subir
Al colegio celestial
Trabajan por bien bivir,
Otros por no descendir
Al pozo luciferal.
Esperança
Pues crea vuestra merced
Aver gloria con infierno,
Y que teneis Dios eterno
Cuya sentencia temed.
A este deveis amar
Con muy firme confiança,
Pues murió por vos salvar;
Mas obras deveis juntar
Con esta tal esparança.
[p. 33] Que muy grande sinrazon
Parece, que sin servicios
Los celestes beneficios,
El eterno galardón,
Los indignos esperemos
Del Señor de los Señores,
Pues que no lo merescemos,
Pero no desesperemos
Por ser mucho pecadores.
Caridad
Con esperança desnuda
De la fe y la caridad
Alcançar felicidad,
Yo, Señor, fago gran dubda.
Pues a cualquier miserable
Deveis ser caritativo;
A los buenos amigable,
A los fuertes espantable,
A los perversos esquivo.
Que segund dize San Pablo,
La caridad hordenada
Desbarata la mesnada
De los lazos del diablo.
Todas las cosas sostiene,
Todas las cosas conporta,
E si flaqueza nos viene,
Esta sola nos detiene
Esta sola nos conforta.
Prudencia
Los negocios tenporales
Vuestra real excelencia
Los govierne con prudencia,
Que tiene tres partes tales:
Lo passado memorar
Hordenar bien lo presente,
En lo que está por llegar,
Con reposo, sin vagar
Proveer discretamente.
Tened en vuestros consejos
Onbres justos; sabidores,
De la virtud zeladores,
En las discriciones viejos;
Que, maguer la luenga hedad
Faga los onbres sesudos,
Los que son en mocedad
Un monton de necedad,
Cuando viejos son mas rudos.
Los que son en joventud
Discretos, cuerdos, sentidos,
Mas netos y mas febridos
Los faze la senetud;
Que las cosas que alcançaron
Por discricion o leyeron,
Biviendo las platicaron,
Y con sus manos tractaron
Y por sus ojos las vieron.
Mas fuid de los vejazos
Que moços fueron viciosos,
Covardes, necios, golosos,
Amadores de terrazos;
Que bien como las bondades
Van cresciendo con los años,
Assi fazen las viltades,
Los vicios y las ruindades,
Las mentiras los engaños.
Por ende, Rey poderoso,
Vos fazed todas las cosas,
Especial las ponderosas,
Con buen consejo e reposo,
La cosa determinada
Con madura discricion,
Sea luego secutada,
Ca, Señor, no presta nada
Consejo sin secucion.
Comparacion
Que sin el fuego la fragua
El fierro non enblandesce,
Ni la simiente podresce
Con los nublados sin agua.
Los fechos bien acordados
Por maduras discriciones
Son sin duda mas herrados
Si no son acompañados
De prestas esecuciones.
[p. 34] Justicia
El cetro de la justicia
Que vos es encomendado
Non lo torneis en cayado
Por amor ni por cobdicia,
Dexando sin pugnicion
Los yerros y maleficios;
Assi bien sin galardon
Y justa satisfacion
Los trabajos y servicios.
No fallen los querellantes
En vuestra casa porteros,
Ni dexeis cavalleros
Que corran a los librantes. [1]
Oid a los aflegidos
Y dadles algund consuelo,
Si quereis que sean oidos
Vuestros çagueros gemidos
Por el alto Rey del cielo.
Si los que regis por el
Los pueblos mal governardes,
Con el peso que pesardes
Vos pesará Sant Miguel;
Si la balança torcistes,
Alla vos la torcerán,
Y no del mal que fezistes,
Mas de lo que permitistes,
Cuenta vos demandarán.
[2] Alcaldias y judgados
Y los senblantes oficios
No los dedes por servicios
A onbres apasionados;
Que si los corregidores
O juezes que porneis
Fueren onbres robadores
O remisos secutores,
Ante Dios lo pagareis.
Las penas y los tormentos
Deveis dar siempre menores,
Los galardones mayores
Que son los merecimientos.
Usareis en lo primero
De la virtud de clemençia,
Y, Señor, en lo postrero
Seguireis el verdadero
Abto de magnificencia.
Que ramo de crueldad
Es justicia regurosa;
El perdonar toda cosa
Non se llama piedad;
Dar grandes dones sin tiento
Es cosa muy reprovada;
Mas mucho menos consiento
Que seades avariento,
Que peor es no dar nada.
Tenprança
Entre clemencia e rigor,
Entre prodigo y avaro,
Entre muy rahez y caro,
Entre denuedo y themor,
Navegad con buenos remos
En la fusta de tenprança,
Que del que va por estremos
Por escritura tenemos
Que fuye la bienandança.
Los oficios voluntarios,
Juegos, caça, monteria,
Use vuestra Señoria,
Conplidos los nesçesarios,
Como por recreación
O por fazer exercicio;
Que la gran continuacion
Los abtos que buenos son
Convierte, Señor, en vicio.
Que los varones tenprados
En los vicios umanales,
Como Dioses divinales
[p. 35] Merescen ser honorados;
Que tenprar con discricion
Los umanos acidentes
Es una grand perficion,
Digna de veneracion
Entre todos los bivientes.
Bien como lo fue Caton
Aquel prudente romano,
Assi bien el Affricano
Muy valiente Cipion,
Los cuales a si venciendo
Y sus pasiones sobrando,
Ganaron, segund entiendo,
Mas glorias que conbatiendo
Sin dubda, nin batallando.
Fortaleza
Para la fe defensar,
De la cual sois defensor,
Y para con gran vigor
Contra estos batallar
Vicios de naturaleza
Y de pasion voluntaria,
En vuestra real alteza
La virtud de fortaleza
Es, gran Señor, nescesaria.
Que con esta resistieron
Los justos a los pecados;
Con esta martirizados
Muchos santos omnes fueron;
Entre los cuales asado
Fue Lorenço en la foguera,
Estevan, apedreado,
Y Andrés, Señor, aspado
En el aspa de madera.
Con esta, descabeçadas,
Del linaje femenil
Fueron, Señor, honze mill
Donzellas muy delicadas,
Non temiendo los sayones
Nin sus grandes crueldades,
Mas con unos coraçones
De muy costantes varones
Venciendo sus voluntades.
Ca no puede ser, notad,
Rey Señor, esto que digo,
Otro mayor enemigo
Que la mesma voluntad;
Esta siempre nos guerrea,
Esta siempre nos conbate
Con deseos que desea,
Nunca cesa su pelea
Nin afloxa su debate.
Pues vos, Rey y cavallero,
Muy excellente Señor,
Si quereis ser vencedor,
Vencereis a vos primero;
Que no sé mayor victoria
De todas cuantas leí,
Nin digna de mayor gloria
Para perpetua memoria,
Que vencer el onbre a si.
Pues en los fechos mundanos
Al que grandes tierras tiene
Ya sabeis cuanto conviene
Tener coraçon y manos;
Para ser los malos fechos
Por su justicia punidos,
Los quexantes satisfechos,
Y fazer andar derechos
A los que fueren torcidos.
Comparacion
Que los Reyes temerosos
No son buenos justicieros,
Por que siguen los corderos
Y fuyen de los raposos.
La contra deveis fazer,
Principe de las Españas,
Si quereis resplandeçer
Y, Señor, no paresçer
A la red de las arañas.
Que toma los animales
Que son flacos y chiquitos
Assi como los mosquitos
Y destos vestiglos tales;
Mas si passa un abejon,
[p. 36] Luego, Señor, es ronpida;
Assi el flaco varon
Mata los que flacos son,
A los fuertes da la vida.
A las conquistas injustas
No vos quiero provocar;
Mas, Señor, para cobrar
Las cosas que vos son justas,
Un coraçon tan costante
Es sin dubda menester,
Que de nada no se espante,
Ni con el bien se levante,
Ni con mal dexe caher.
Definicion del esfuerço verdadero
Que el esfuerço verdadero
No consiste en cometer
Las cosas y non temer
El peligro temeroso;
Mas en temer e sofrir
El miedo con discricion
Y posponer el bivir
Menguado por adquirir
Memorable defunsion.
Bien como Codro murió
Por que venciese su gente,
Y aquel varon valiente
Que en la torca se lançó;
O como Mucio romano
Que con tanta crueldad,
Teniendo su braço sano,
Lo quemó fasta la mano
Por redemir su cibdad.
En tales cosas por cierto
Es glorioso morir,
Pues con menguado bivir
El bivo se torna muerto;
Que esta vida trabajada
No tiene bienes tamaños,
Que si fuese bien mirada,
Bien medida y contemplada,
No tenga mayores daños.
Señor, para defensar
Grande coraçon requiere,
Y mayor esfuerço quiere
Que no para conquistar.
Porque la defensa es
Un afrenta necessaria
Que refuir no podés;
El conquistar, al reves,
Por ser cosa voluntaria.
Para fazer los amigos
Muy mas firmes e mayores,
Para doblar servidores
Y vencer los enemigos,
Una liberalidad
Con buena gracia mezclada
Tenga vuestra Majestad,
Fundada sobre verdad,
Nunca por nunca quebrada.
Que los Reyes justicieros
Y verdaderos y francos,
Fazen llanos los barrancos
Y los castillos roqueros;
Que a justicia con franqueza
Y con verdad esmaltada,
Nunca fue tal fortaleza,
Tal costancia, tal firmeza,
Que no fuese sojudgada.
Invocacion
De nuevo quiero invocar
Aquel socorro divino,
Para poder el camino
Trabajoso prorogar.
Acorra con el poder
El Padre que puede tanto,
El Fijo con el saber,
Gracia para conponer
Venga del Espirtu Sancto.
Enderesça la fabla ala muy esclarecida
Señora Princesa
Y con esta tal ayuda
Bolverá la mano mia,
[p. 37] De toda lagoteria
De todo punto desnuda,
A fablar con vos, Señora,
Alta Reina de Cecilla,
En Aragon subcesora,
Princesa governadora
De los regnos de Castilla.
A quien fizo Dios fermosa,
Cuerda, discreta, sentida,
En virtud esclarecida,
Buena, gentil y graciosa;
Diovos estrema belleza,
Diovos linda proporcion,
Diovos tan grande grandeza
Que en toda la redondeza
No vos sé conparacion.
Aquel Dios que os adornó
De beldad mas que a ninguna,
De los bienes de fortuna
Tan llena parte vos dió;
Por tamaños beneficios
Por tal gracia gratis data,
Fazedle grandes servicios:
Con plazibles sacrificios
Vos le mostrad siempre grata.
Non digo sacrificando
Las salvajes alimañas,
Ni con tornar sus entrañas
En fumos idolatrando;
Nin con muchas oraciones,
Ayunos nin disciplinas,
Con estremas devociones,
Saliendo de los colchones
A dormir en las espinas,
Non que vistades celicio,
Nin fagades abstinencia,
Mas por que vuestra escelencia
Use bien de aquel oficio
De regir y governar
Vuestros regnos justamente,
Ca, Señora, este reinar
No se da para folgar
De verdadero regiente.
Al mayor de los mayores
Son sacrifizios plazibles
Las sangres de los nozibles,
Crueles y robadores;
Esta le sacrificad
Con grand deliberación,
Pero, Señora, guardad
No se mezcle crueldad
Con la tal esecucion.
El rezar de los salterios,
El dezir bien de las oras
Dexad a las oradoras
Que están en los monesterios;
Vos, Señora, por regir
Vuestros pueblos e rigiones,
Por fazerlos bien vevir,
Por los malos corregir,
Posponed las oraciones.
No digo que las dexeis,
Señora, por reposar,
Por vestir, nin por tocar,
Que mal enxemplo dareis;
Las oras e sacrificios
Nunca los deveis dexar
Por deleites nin por vicios,
Nin por los otros oficios
Agenos del governar.
Ca non vos demandarán
Cuenta de lo que rezais;
Ni si vos diciplinais,
No vos lo preguntarán;
De justicia si fezistes
Despojada de pasion,
Si los culpados punistes
O malos enxenplos distes,
Desto sera la quistion.
Comparacion
Por tanto deveis honrrar
Los sacerdotes y tenplos,
Y darnos buenos enxenplos
Y los malos evitar;
Que los Reyes sois padrones
[p. 38] De los cuales trasladamos
Los trajes, las condiciones,
Las virtudes, las pasiones;
Si son errados erramos.
Comparacion
E bien como los dechados
Errados en las lavores
Son sin dubda causadores
De los corrutos traslados,
Assi bien sereis, Señora,
Siguiendo vicios senzillos,
De doblados causadora;
Que en casa de la pastora
Todos tocan caramillos.
¡O Princesa soberana!
Mire vuestra Señoria,
Pues que Dios vos fizo guía
De la nascion castellana
Y del regno de Aragon
Con otra gran cantidad,
Guiadlos con discricion
Por la senda de razon,
Y no de la voluntad.
Comparacion
Que magüer este camino
Es a muchos deleitoso,
Non al ostal virtuoso,
Nin a aquel pueblo divino
Salieron, si bien mirades,
Los caminantes por el;
Que asi son las bondades
Contra de las voluntades
Cual lo dulce de la fiel.
Voluntad quiere folgança,
Quiere vicios, alegrias,
Y fazer noches los dias,
Posponiendo la tenprança:
No procura grande fama,
Menosprescia la salud;
La razon es una dama
Que grandes honores ama
Y corre tras la virtud.
Quiero juntar a los dos.
Principes muy excelentes:
Pues tantos pueblos y gentes
Son sometidas a vos,
Pensad que teneis, Señores,
Un muy ponderoso cargo,
Y mirad que estos favores,
Riquezas, vicios, onores
El dexo tienen amargo.
Por eso mientras teneis
Este feble poderio,
Aqueste consejo mio
Vos suplico que tomeis,
Es a saber, que temais,
Principes esclarescidos,
Aquel Dios por quien regnais,
Amandole, si deseais
Ser amados y temidos.
Pues que mi saber desmaya
Y la obra se difiere,
Si al puerto no pudiere,
Quiero salir en la playa
Con esta fusta menguada
De los buenos aparejos
Para tan luenga jornada,
Pero sin duda cargada
De verdaderos consejos.
FIN
Los cuales, si no plazibles,
Al menos son provechosos,
Que los consejos sabrosos
Muchas vezes son nuzibles:
Que fartos por ser privados
Darán, Señores de mi,
Unos consejos dorados,
Con açucar confitados
Y llenos de cecutri.
[p. 39] A una dama que iba cubierta
El coraçon se me fue
Donde vuestro vulto vi,
E luego vos conosci
Al punto que vos miré;
Que no pudo fazer tanto
Por mucho que vos cubriese
Aquel vuestro negro manto
Que no vos reconosciese.
Que debaxo se mostrava
Vuestra gracia y gentil aire,
Y el cubrir con buen donaire
Todo lo magnifestava;
Asi que con mis enojos
E muy grande turbacion
Allá se fueron mis ojos
Do tenia el coraçon.
Fechas para la Semana Santa
¡Ay dolor, dolor
Por mi fijo y mi Señor!
Yo soy aquella Maria
Del linaje de David;
Oid, Señores, oid,
La gran desventura mia.
¡Ay dolor!
A mi dixo Gabriel
Que el Señor era comigo,
Y dexome sin abrigo
Amarga mas que la hiel.
Dixome que era bendita
Entre todas las nacidas,
Y soy de las aflixidas
La mas triste y mas aflicta.
¡Ay dolor!
¡O vos, hombres que transistes
Por la via mundanal,
Decidme si jamas vistes
Igual dolor de mi mal!
Y vosotras que teneis
Padres, fijos y maridos,
Acorredme con gemidos
Si con llantos no podeis!
¡Ay dolor!
¡Llorad comigo, casadas,
Llorad comigo, doncellas,
Pues que vedes las estrellas
Escuras y demudadas,
Vedes el templo rompido,
La luna sin claridad;
Llorad conmigo, llorad
Un dolor tan dolorido!
¡Ay dolor!
Llore conmigo la gente
De todos los tres estados,
Por lavar cuyos pecados
Mataron al inocente,
A mi fijo y mi Señor,
Mi redentor verdadero.
¡Cuitada! ¿como no muero
Con tan estremo dolor?
¡Ay dolor!
Lamentacion de San Juan
¡Ay dolor, dolor,
Por mi primo y mi Señor!
Yo soy aquel que dormí
En el regazo sagrado,
Y grandes secretos vi
[p. 40] En los cielos sublimado.
Yo soy Juan, aquel privado
De mi Señor y mi primo;
Yo soy el triste que gimo
Con un dolor estremado.
¡Ay dolor!
Yo soy el primo hermano
Del facedor de la luz,
Que por el linage humano
Quiso sobir en la cruz.
¡O pues, ombres pecadores,
Rompamos nuestros vestidos;
Con dolorosos clamores
Demos grandes alaridos!
¡Ay dolor!
Lloremos al compañero
Traidor porque le vendió;
Lloremos aquel cordero
Que sin culpa padesció.
Luego me matara yo,
Cuitado, cuando lo vi,
Sino confiara de mi
La madre que confio!
¡Ay dolor!
Estando en la agonia
Me dixo con gran afan
—Por madre ternás, tu, Juan,
A la Santa Madre mia.
Ved qué troque tan amargo
Para la madre preciosa
Qué palabra dolorosa
Para mi de grande cargo!
¡Ay dolor!
Hablando con la Magdalena, dice:
¡O hermana Magdalena,
Amada del Redentor!
¿Quien podrá con tal dolor
Remediar tan grave pena?
¿Como podrá dar consuelo
El triste desconsolado
Que vido crucificado
Al muy alto rey del cielo?
¡Ay dolor!
Hablando con Santa Maria, dice:
¡O Virgen Santa Maria,
Madre de mi Salvador,
Qué nuevas de gran dolor
Si pudiese vos diria!
¿Mas quien las podrá decir,
Quien las podrá recontar,
Sin gemir, sin sollozar,
Sin prestamente morir?
¡Ay dolor!
Responde Nuestra Señora Santa
Maria, y dice:
Vos mi fijo adotivo,
No me fagais mas penar;
Decidme sin dilatar
Si mi Redentor es vivo;
Que las noches y los dias,
Si dél otra cosa sé,
Nunca jamas cesaré
De llorar con Jeremías.
Responde San Juan, y dice:
Señora, pues de razon
Conviene que lo sepais,
Es menester que tengais
Un muy fuerte corazón;
Y vamos, vamos al huerto,
Do veredes sepultado
Vuestro fijo muy preciado
De muy cruda muerte muerto.
[Del Cancionero de Foulché-Delbosc.]
[p. 8]. [1] . Cancionero de la Biblioteca de S. M.—Primero que nadie.
[p. 8]. [3] . Ibíd.—Este fué tanto en armas dichoso.
[p. 8]. [4] . Ibíd.— Del buen rey.
[p. 9]. [1] . Ibíd.— Fué visto vencido.
[p. 9]. [3] . Cancionero de la Biblioteca de S. M.—Se clama.
[p. 9]. [6] Ibíd.— Mostrando ser.
[p. 10]. [1] . Cancionero de la Biblioteca de S. M.—Arbuerberas.
[p. 10]. [2] . Ibíd.— Posimos.
[p. 10]. [4] . Ibíd.— Maguera que farta, siempre querellosa.
[p. 10]. [5] . Ibíd.— De pagana sangre.
[p. 13]. [1] . Cancionero de la Biblioteca de S. M.—Las.
[p. 13]. [2] . Cancionero de la Biblioteca de S. M.—Tan fuerte.
[p. 16]. [1] . Cancionero de la Biblioteca particular de S. M.—ENSIEMPLOS E SENTENCIAS.
[p. 16]. [2] . Ibíd. —Prosperaba.
[p. 16]. [3] . Cancionero de la Biblioteca particular de S. M.—Tito Livio descrivia.
[p. 17]. [1] . Cancionero de la Biblioteca particular de S. M.—De puercos.
[p. 17]. [2] . Ibíd.— Conservaran los.
[p. 18]. [1] . M-320 de la B. N. y Cancionero de Hijar.— Y sin medida.
[p. 18]. [2] . M-320.—Como sois humanos.
[p. 18]. [3] . M-320.—Cipiones.
[p. 19]. [1] . Cancionero de Hijar.— Iproquesias.
[p. 20]. [1] . Pues vos reyes que.
[p. 21]. [1] . M-320.—El mesmo juez que vereis.
[p. 21]. [2] . Al margen del códice.— Sine ipso factum est nihil.
[p. 21]. [3] . Ibíd.— Exaltavit humiles.
[p. 30]. [1] . Códice de la Biblioteca particular de S. M.—Cumpliendo.
[p. 30]. [2] . Códice de la Biblioteca particular de S. M.—Muy escura.
[p. 31]. [1] . Esta estrofa falta en el Cancionero general.
[p. 32]. [1] . Cancionero general.— Carreras.
[p. 34].
[1] . Canc. gen.—Ni dexeis a
cavalleros
Que cierren ni a los librantes.
[p. 34]. [2] . Las tres estrofas siguientes faltan en el Canc. gen.