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Obras completas de Menéndez... > ANTOLOGÍA DE LOS POETAS... > V : PARTE PRIMERA : LA... > JORGE MANRIQUE

Datos del fragmento

Texto

       Castillo de amor
   Háme tan bien defendido,
Señora, vuestra memoria
De mudança,
Que jamás nunca ha podido
Alcançar de mí victoria
Olvidanza:
Porque estais apoderada
Vos de toda mi firmeza
En tal son,
Que no puede ser tomada
A fuerça mi fortaleza,
Ni a traición.

   La fortaleza nombrada
Está en los altos alcores
De una cuesta,
Sobre una pena tajada,
Maciça toda de amores,
Muy bien puesta;
Y tiene dos baluartes
Házia el cabo que a sentido
Ell olvidar,
Y cerca a las otras partes
Un rio mucho crescido,
Que es membrar.

   El muro tiene de amor,
Las almenas de lealtad;
La barrera
Cual nunca tuvo amador,
Ni menos la voluntad
De tal manera:
La puerta de un tal desseo
Que aunque esté del todo entrada
Y encendida,
Si presupongo que os veo,
Luego la tengo cobrada
Y socorrida.

   Las cavas están cavadas
En medio de un coraçon
Muy leal,
Y despues todas chapadas
De servicios y afición
Muy desigual:
De una fe firme la puente
Levadiza con cadena
De razon,
Razon que nunca consiente
Passar hermosura agena,
Ni aficion.

   Las ventanas son muy bellas
Y son de la condicion
Que dirá aquí:
Que no pueda mirar de ellas
Sin ver a vos en vision
Delante mí:
Mas no vision que me espante,
Pero póneme tal miedo,
[p. 42] Que no oso
Deziros nada delante,
Pensando ser tal denuedo
Peligroso.

   Mi pensamiento que está
En una torre muy alta,
Que es verdad,
Sed cierta que no hará,
Señora, ninguna falta
Ni fealdad:
Que ninguna hermosura
No puede tener en nada
Ni buen gesto,
Pensando en vuestra figura
Que siempre tiene pensada
Para esto.

   Otra torre, que es ventura,
Está del todo caida
A todas partes,
Porque vuestra hermosura
La a muy rezio combatida
Con mil artes:
Con jamás no querer bien,
Antes matar y herir
Y desamar
Un tal servidor a quien
Siempre deviera guarir
Y defensar.

   Tiene muchas provisiones,
Que son cuidados y males
Y dolores,
Angustias, fuertes passiones,
Y penas muy desiguales
Y temores,
Que no pueden fallescer
Aunque estuviese cercado
Dos mil años,
Ni menos entrar plazer
A do ay tanto cuidado
Y tantos daños.

   En la torre de omenaje
Está puesto toda ora
Un estandarte
Que muestra por vasallaje
El nombre de su señora
A cada parte:
Que comiença como más
El nombre, y como valer
Ell apellido,
A la cual nunca jamás
Yo podré desconocer
Aunque perdido.

               Fin

   A tal postura vos salgo
Con muv firme juramento
Y fuerte jura;
Como vasallo hidalgo
Que por pesar ni tormento,
Ni tristura
A otri [1] no lo entregar,
Aunque la muerte esperasse
Por bevir,
Ni aunque lo venga a cercar
El Dios de Amor, y llegasse
A lo pedir.

                Otras suyas
       Porque estando él durmiendo le besó su
                                   amiga
   Vos cometistes traición,
Pues me heristes durmiendo
De una herida que entiendo
Que será mayor passion
El desseo de otra tal
Herida como me distes,
[p. 43] Que no la llaga ni mal,
Ni daño que me hezistes.

   Perdono la muerte mía,
Mas con tales condiciones
Que de tales traiciones
Cometais mil cada día;
Pero todas contra mí,
Porque de aquesta manera
No me plaze que otro muera,
Pues que yo lo merescí.

                Fin

   Más plazer es que pesar
Herida que otro mal sana;
Quien durmiendo tanto gana
Nunca debe despertar.

                Canción

   Quien no estvuiere en presencia,
No tenga fé [1] en confiança,
Pues son olvido y mudança
Las condiciones de ausencia.

   Quien quisiere ser amado
Trabaje por ser presente,
Que cuan presto fuere ausente,
Tan presto será olvidado:

   Y pierda toda esperança
Quien no estuuiere en presencia,
Pues son olvido y mudança
Las condiciones de ausencia.
       A la muerte del maestre de Santiago don
                     Rodrigo Manrique, su padre
   Recuerde el alma dormida
Abive el seso y despierte
Contemplando
Cómo se passa la vida,
Cómo se viene la muerte
Tan callando:
Cuán presto se va el plazer,
Cómo despues de acordado
Da dolor,
Cómo a nuestro parescer
Cualquiera tiempo passado
Fué mejor.

   Pues si vemos lo presente
Como en un punto es ido
Y acabado,
Si juzgamos sabiamente,
Daremos lo no venido
Por passado.
No se engañe nadie, no,
Pensando que ha de durar
Lo que espera
Más que duró lo que vió,
Pues que todo ha de pasar
Por tal manera.

   Nuestras vidas son los rios
Que van a dar en la mar,
Que es el morir;
Allí van los señoríos
Derechos a se acabar
Y consumir;
Allí los rios caudales,
Allí los otros medianos
Y más chicos,
Allegados, son iguales,
Los que biven por sus manos
Y los ricos.

       [p. 44] Invocacion

   Dexo las invocaciones
De los famosos poetas
Y oradores;
No curo de sus ficiones,
Que traen yerva secreta
Sus sabores.
A aquél solo me encomiendo,
Aquél solo invoco yo
De verdad,
Que en este mundo biviendo,
El mundo no conoció
Su deidad.

   Este mundo es el camino
Para el otro, que es morada
Sin pesar;
Mas cumple tener buen tino
Para andar esta jornada
Sin errar.
Partimos cuando nacemos,
Andamos mientras bivimos,
Y llegamos
Al tiempo que fenescemos;
Assi que cuando morimos
Descansamos.

   Este mundo bueno fué
Si bien usassemos de él
Como devemos,
Porque, segun nuestra fé,
Es para ganar aquel
Que atendemos.
Y aún aquel fijo de Dios,
Para subirnos al cielo,
Descendió
A nascer acá entre nos,
Y bivir en este suelo
Do murió.

   Si fuesse en nuestro poder
Tornar la cara fermosa
Corporal,
Como podemos fazer
El alma tan gloriosa [1]
Angelical,
¡Qué diligencia tan biva
Tuviéramos cada hora,
Y tan presta,
En componer la cativa, [2]
Dexándonos la señora
Descompuesta!

   Ved de cuán poco valor
Son las cosas tras que andamos
Y corremos;
Que en este mundo traidor
Aun primero que muramos
Las perdemos:
Dellas desfaze la edad,
Dellas casos desastrados
Que acaescen,
Dellas, por su calidad,
En los más altos estados
Desfallescen.

   Dezidme: la fermosura,
La gentil frescura y tez
De la cara,
La color y la blancura,
Cuando viene la vejez
¿Cuál se para?
Las mañas y ligereza
Y la fuerça corporal
De juventud,
Todo se torna graveza
Cuando llega al arraval
De senectud.

   Pues la sangre de los godos,
El linaje y la nobleza
Tan crescida,
¡Por cuantas vías e modos
Se sume su gran alteza
En esta vida!
[p. 45] Unos por poco valer,
¡Por cuán baxos y abatidos
Que los tienen!
Otros por no tener,
Con oficios no devidos
Se mantienen.

   Los estados y riqueza
Que nos dexan [1] a desora
¿Quién lo duda?
No les pidamos firmeza,
Pues que son de una señora
Que se muda.
Que bienes son [2] de fortuna
Que rebuelve [3] con su rueda
Presurosa,
La cual no puede ser una,
Ni ser [4] estable ni queda
En una cosa.

   Pero digo que acompañen
Y lleguen hasta la huessa
Con su dueño;
Por esso no nos engañen,
Pues se va la vida apriessa
Como sueño:
Y los deleites de acá
Son en que nos deleitamos
Temporales [5]
Y los tormentos de allá
Que por ellos esperamos,
Eternales.

   Los plazeres y dulçores
De esta vida trabajada
Que tenemos,
¿Que son sino corredores,
Y la muerte es la celada [6]
En que caemos?
No mirando nuestro daño [7]
Corremos a rienda suelta
Sin parar;
Desque vemos el engaño
Y queremos dar la buelta,
No ay lugar.

   Essos reyes poderosos
Que vemos por escrituras
Ya passadas,
Con [8] casos tristes, llorosos,
Fueron sus buenas venturas
Trastornadas:
Assi que no ay cosa fuerte;
Que a Papas y Emperadores
Y Perlados
Assi los trata la muerte
Como á los pobres pastores
De ganados.

   Dexemos a los Troyanos,
Que sus males no los vimos,
Ni sus glorias;
Dexemos a los Romanos,
Aunque oymos y leimos
Sus historias.
No curemos de saber
Lo de aquel siglo passado
Qué fué de ello;
Vengamos a lo de ayer,
Que tambien es olvidado
Como aquello.

   ¿Qué se fizo el Rey Don Juan?
Los Infantes de Aragon
[p. 46] ¿Qué se fizieron?
¿Qué fué de tanto galan,
Qué fué de tanta invención
Como truxeron?
Las justas e los torneos,
Paramentos, bordaduras
E cimeras,
¿Fueron sino devaneos?
¿Qué fueron sino verduras
De las eras?

   ¿Qué se fizieron las damas,
Sus tocados, sus vestidos,
Sus olores?
¿Qué se fizieron las llamas
De los fuegos encendidos
De amadores?
¿Qué se fizo aquel trobar,
Las músicas acordadas
Que tañían?
¿Qué se fizo aquel dançar
Y aquellas ropas chapadas
Que traían?

   Pues el otro su heredero,
Don Enrrique ¡qué poderes
Alcançava!
¡Cuán blando, cuán falagüero
El mundo con sus plazeres
Se le dava!
Mas vereis cuán enemigo,
Cuán contrario, cuán cruel
Se le mostró;
Aviendole sido amigo,
¡Cuán poco duró con él
Lo que le dió!

   Las dádivas desmedidas,
Los edificios reales
Llenos de oro,
Las baxillas tan fabridas,
Los enrriques y rëales
Del tesoro;
Los jaezes los cavallos
De su gente y atavios
Tan sobrados,
¿Dónde iremos a buscallos?
¿Qué fueron sino rocios
De los prados?

   Pues su hermano el innocente,
Que en su vida sucessor
Se llamó.
¡Qué corte tan excelente
Tuvo y cuánto gran señor
Que le siguió!
Mas como fuesse mortal,
Metiólo la muerte luego
En su fragua,
¡O jüizio divinal!
Cuando más ardía el fuego
Echaste agua.

   Pues aquel gran Condestable,
Maestre que conoscimos
Tan privado,
No cumple que de él se hable,
Sino sólo que le vimos
Degollado.
Sus infinitos tesoros,
Sus villas y sus lugares,
Su mandar,
¿Qué le fueron sino lloros?
¿Fueron sino pesares
Al dexar?

   Pues los otros dos hermanos,
Maestres tan prosperados
Como reyes,
Que los [1] grandes y medianos
Truxieron tan sojuzgados
A sus leyes;
Aquella prosperidad
Que tan alta fué sobida
Y ensalçada,
¿Qué fué sino claridad
Que estando más encendida
Fué amatada?

   [p. 47] Tantos Duques excelentes
Tantos Marqueses y Condes
Y Barones
Como vimos tan potentes,
Di, muerte, ¿dó los escondes
Y traspones? [1]
Y las sus claras [2] hazañas
Que ficieron en las guerras
Y en las pazes,
Cuando tú, cruda, te ensañas,
Con tu fuerça los atierras
Y desfazes

   Las huestes innumerables,
Los pendones y estandartes
Y vanderas,
Los castillos impunables,
Los muros y baluartes
Y barreras,
La cava honda chapada,
O cualquier otro reparo
¿Qué aprovecha?
Que si tu vienes airada,
Todo lo passas de claro
Con tu flecha.

   Aquel de buenos abrigo,
Amado por virtuoso
De la gente,
El Maestre Don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
Y tan valiente,
Sus grandes fechos y claros
No cumple que los alabe,
Pues los vieron,
Ni los quiero fazer caros
Pues el mundo todo sabe
Cuáles fueron.

   ¡Qué amigo de sus amigos!
¡Qué señor para criados
Y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforçados
Y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Que benigno a los subjetos
Y a los bravos y dañosos
Un leon!

   En ventura Octaviano;
Julio Cesar en vencer
Y batallar;
En la virtud, Africano;
Aníbal en el saber
Y trabajar:
En la bondad un Trajano;
Tito en liberalidad
Con alegría;
En su braço, un Aureliano;
Marco Atilio en la verdad
Que prometia.

   Antonio Pio en clemencia;
Marco Aurelio en igualdad
Del semblante:
Adriano en elocuencia;
Teodosio en humildad
Y buen talante:
Aurelio Alexandre fué
En disciplina y rigor
De la guerra;
Un Constantino en la fé;
Camilo [3] en el gran amor
De su tierra.

   No dexó grandes tesoros,
Ni alcançó grandes riquezas
Ni baxillas,
Mas hizo guerra a los moros,
Ganando sus fortalezas
Y sus villas;
Y en las lides que venció,
Muchos moros y cavallos
[p. 48] Se perdieron,
Y en este oficio ganó
Las rentas y los vasallos
Que le dieron.

   Pues por su honra y estado
En otros tiempos passados
¿Cómo se uvo?
Quedando desamparado,
Con hermanos y criados
Se sostuuo.
Despues que hechos famosos
Fizo en esta dicha guerra
Que fazia,
Fizo tratos tan honrosos,
Que le dieron muy más tierra
Que tenia.

   Estas sus viejas historias
Que con su braço pintó
En juventud,
Con otras nuevas victorias
Agora las renovó
En senectud.
Por su gran abilidad,
Por méritos y anciania
Bien gastada
Alcançó la dignidad
De la gran cavalleria
Del Espada.

   Y sus villas y sus tierras
Ocupadas de tiranos
Las halló,
Mas por cercos y por guerras
Y por fuerça de sus manos
Las cobró.
Pues nuestro Rey natural,
Si de las obras que obró
Fué servido,
Dígalo el de Portugal,
Y en Castilla quien siguió
Su partido.

   Despues de puesta la vida
Tantas vezes por su ley
Al tablero;
Despues de tan bien servida
La corona de su Rey
Verdadero;
Despues de tanta hazaña
A qué no puede bastar
Cuenta cierta,
En la su villa de Ocaña
Vino la muerte a llamar
A su puerta.

       Habla la muerte

   Diziendo: «Buen cavallero,
Dexad el mundo engañoso
Y su halago;
Vuestro coraçon de azero
Muestre su esfuerço famoso
En este trago;
Y pues de vida y salud
Feziste tan poca cuenta
Por la fama,
Esfuércese la virtud
Para sufrir esta afrenta
Que vos llama,

   »No se os faga tan amarga
La batalla temerosa
Que esperais,
Pues otra vida más larga
De fama tan glorïosa
Acá dexais:
Aunque esta vida de honor
Tanpoco no es eternal
Ni verdadera,
Mas con todo es muy mejor
Que la otra temporal
Perecedera.

   »El bivir que es perdurable
No se gana con estados
Mundanales,
Ni con vida deleitable
En que moran los pecados
Infernales;
Mas los buenos religiosos
Gánanlo con oraciones
Y con lloros;
[p. 49] Los cavalleros famosos
Con trabajos y afliciones
Contra moros.

   »Y pues vos, claro varon,
Tanta sangre derramastes
De paganos,
Esperad el galardon
Que en este mundo ganastes
Por las manos;
Y con esta confiança
Y con la fe tan entera
Que teneis,
Partid con buena esperança
Que esta otra vida tercera
Ganareis.»

 
     Responde el Maestre

   «
No gastemos tiempo ya
En esta vida mezquina
Por tal modo,
Que mi voluntad está
Conforme con la divina
Para todo;
Y consiento en mi morir
Con voluntad plazentera,
Clara, pura,
Que querer hombre bevir
Cuando Dios quiere que muera,
Es locura.»

                Oracion

   Tú que por nuestra maldad
Tomaste forma cevil
Y baxo nombre;
Tú que a tu divinidad
Juntaste cosa tan vil
Como el hombre;
Tú que tan grandes tormentos
Sofriste sin resistencia
En tu persona,
No por mis merescimientos,
Mas por tu sola clemencia
Me perdona.

           Cabo


   Assi con tal entender,
Todos sentidos humanos
Conservados,
Cercado de su mujer,
De fijos y hermanos
Y criados,
Dió el alma a quien gela dió,
El cual la ponga en el cielo
Y en su gloria,
Y aunque la vida murió,
Nos dexó harto consuelo
Su memoria.
Estando ausente de su amiga, a un mensagero que
                            allá embïava
   Ve, discreto mensajero
Delante aquella figura
   Valerosa,
Por quien peno, por quien muero,
Flor de toda hermosura
   Tan preciosa:
Y mira cuando llegares
A su esmerada presencia
   Que resplandesce,
Do quiera que la hallares
Tú le hagas reverencia
   Cual meresce.
Llegarás con tal concierto,
Los ojos en el sentido
   Reguardando,
No te mate quien ha muerto
Un corazón y vencido
   Bien amando;
[p. 50] Y despues de saludada
Su valer con aficion
   Tras quien sigo,
De mi triste enamorada
Le harás la relacion
   Que te pido.
Dirasle que soy tornado
Con más penas que llevé
   Cuando partí;
Todo siempre acompañado
De aquella marcada fe
   Que le dí:
Aquel bivo pensamiento
Me a traido sin dudança
   Assegurado
Al puerto de salvamiento
Do está la clara holgança
   De mi grado.
Dirásle como he venido
Hecho martir, padesciendo
   Los desseos
De su gesto tan complido,
Mis cuidados combatiendo
   Sus arreos:
No te olvides de contar
Las aflejidas passiones
   Que sostengo,
Sobre estas ondas de mar
Do espero los galardones
   Tras quien vengo.
Recuerde bien tu memoria
De los trabajosos días
   Que e sufrido,
Por más merescer la gloria
De las altas alegrías
   De Cupido:
Y plañendo y sospirando
Por mover a compasion
   Su crueza,
Le di que ando esperando,
Bordado mi coraçon
   De firmeza.
Que no quiera ni consienta
La perdición que será
   Enemiga
De mi vida su sirvienta,
En quien siempre hallará
   Buen amiga;
Mas que tengo por mejor,
Pues con razon me querello,
   De guiarme,
Y si plaze al Dios de amor,
A ella no pese de ello
   Por salvarme.
Y dirás la pena fuerte
Que de su parte me guarda
   Fatigando;
Y cuán cierta me es la muerte
Si mi remedio se tarda
   De su vando:
Dirasle mi mal amargo,
Mi congoxoso dolor
   Y mi pesar,
Y sepa que es grande cargo
Al que puede y es deudor
   No pagar,
Dile que bivo sin ella
Como las almas serenas
   Muy penado,
De pena mayor que aquella,
De sus grillos y cadenas
   Aferrado:
Y si no quiere valerme,
Pues yo no sé remediarme
   En tal modo,
Para nunca socorrerme,
Muy mejor será matarme
   Ya del todo.
Si vieres que te responde
Con amenazas de guerra,
   Según sé,
Dile que te diga dónde
Su mandado me destierra,
   Ca allá iré:
Y si por suerte o ventura
Te mostrare que es contenta,
   Cual no creo,
Suplica a su hermosura
Que a su servicio consienta
   Mi desseo.

                [p. 51] Fin

Remediador de mis quexas,
No te tardes, ven temprano,
   Contemplando
El peligro en que me dexas
Con la candela en la mano
   Ya penando;
Y pues sabes como espero
Tu buelta para guarirme
   O condenarme,
Que no tardes te requiero
En traer el mando firme
   De gozarme.
De la profesión que hizo en la orden de amor
   Porque el tiempo es ya passado
Y el año todo complido
Despues acá que ove entrado
En orden de enamorado
Y ell ábito recebido;
Porque en esta religion
Entiendo siempre durar,
Quiero hacer profesion,
Jurando de coraçon
De nunca la quebrantar.

   Prometo de mantener
Continuamente pobreza
De alegría y de plazer,
Pero no de bien querer,
Ni de males, ni tristeza;
Que la regla no lo manda,
Ni la razón no lo quiere,
Que quien en tal orden anda
Se alegre mientras biviere.

   Prometo, más, obediencia
Que nunca será quebrada
En presencia ni en ausencia,
Por la muy gran bien querencia
Que con vos tengo cobrada;
Y cualquier ordenamiento
Que regla de amor mandare,
Aunque traiga gran tormento
Me plaze, y soy muy contento
De guardar mientras durare.

   En lugar de castidad
Prometo de ser constante:
Prometo de voluntad
De guardar toda verdad
Que a de guardar ell amante:
Prometo de ser subjecto
All amor y a su servicio:
[p. 52] Prometo de ser secreto,
Y esto todo que prometo
Guardallo será mi oficio.

   Fin será de mi bevir
Esta regla por mi dicha,
Y entiéndolo assí sofrir,
Que espero en ella morir,
Si no lo estorva desdicha;
Mas no lo podrá estorvar,
Porque no terná poder,
Porque poder y mandar,
No puede tanto sobrar
Que iguale con mi querer.

   Si en esta regla estoviere
Con justa y buena intención,
Y en ella permanesciere,
Quiero saber, si muriere,
Qué será mi galardón;
Aunque a vos sola lo dexo,
Que fustes causa, que entrasse
En orden que assí me alexo
De plazer y no me quexo,
Porque dello no os pessase.

                         Fin

   Si mi servir de sus penas
Algún galardon espera,
Venga agora por estrenas,
Pues mis cuitas son ya llenas
Antes que del todo muera:
Y vos recebid por ellas,
Buena o mala, esta istoria,
Porque viendo mis querellas,
Pues que sois la causa dellas,
Me dedes alguna gloria.

Un combite que hizo a su madrastra

   Señora muy acabada,
Tened vuestra gente presta;
Que la triste hora es llegada
De la muy solemne fiesta.
Cuando yo un cuerno tocare,
Moverés todas al trote,
[p. 53] Y a la que primero llegare
De aquí le suelto ell escote.

   Entrará vuestra merced,
Porque es mas honesto entrar,
Por cima de una pared,
Y dará en un muladar.
Entraran vuestras donzellas
Por baxo de un albollon:
Hallareis luego un rincon
Donde os pongais vos y ellas.

   Por remedio del cansancio
Deste salto peligroso,
Hallareis luego un palacio,
Hecho para mi reposo;
Sin ningun tejado el cielo,
Cubierto de telarañas,
Hortigas por espadañas,
Derramadas por el suelo.

   Y luego que ayais entrado,
Bolvereis a man izquierda;
Hallareis luego un estrado
Con la escalera de cuerda:
Por alcatifa un estera,
Por almohadas, albardas,
Con hilo blanco bordadas;
La paja toda de fuera.

   La cama estará al sereno,
Hecha a manera de lío,
Y un colchon de pulgas lleno,
Y de lana muy vazio.
Una sávana no más;
Dos mantas de lana suzia,
Una almohada tan suzia
Que no se lavó jamás.

   Assentaros es en un poyo,
Mucho alto y muy estrecho;
La mesa estará en un hoyo,
Porque esté más a provecho.
Unos manteles de estopa;
Por paños, paños menores;
Servirán los servidores
En cueros bivos, sin ropa.

   Yo entraré con el manjar,
Vestido de aqueste son:
Sin camisa, en un jubon
Sin mangas, y sin collar:
[p. 54] Una ropa corta y parda,
Aforrada con garduñas,
Y por pestañas las uñas
Y en ell ombro un espingarda.

   Y unas calças que de rotas
Ya no pueden atacarse;
Y unas viejas medias botas
Que ravian por abaxarse;
Tan sin suelas, que las guijas
Me tienen quitado el cuero;
Y en la cabeça un sombrero
Que un tiempo fué de vedijas.

   Verná luego un ensalada
De cebollas albarranas,
Con mucha estopa picada,
Y cabeçuelas de ranas;
Vinagre buelto con hiel,
Y su azeite rosado,
En un casquete lançado,
Cubierto con un broquel.

   El gallo de la Passion
Verná luego tras aquesto,
Metido en un tinajon,
Bien cubierto con un cesto,
Y una gallina con pollos,
Y dos conejos tondidos,
Y páxaros con sus nidos,
Cozidos con sus repollos.

   Y el arroz hecho con grasa
De un collar viejo, sudado
Puesto por orden y tassa,
Para cada uno un bocado.
Por açúcar y canela.
Alcrevite por ensomo,
Y delante el mayordomo
Con un cabo de candela.

   Acabada ya la cena,
Verná una pasta real,
Hecha de cal y arena,
Guisada en un ospital:
Hollin y ceniza en somo,
En lugar de cardenillo;
Hecho un emplasto todo,
Y puesto en el colodrillo.

   La fiesta ya fenescida,
Entrará luego una dueña
   [p. 55] Con una hacha encendida,
De aquellas de partir leña:
Con dos velas sin pavilos,
Hechas de cera de orejas
Las pestañas y las cejas
Bien cosidas con dos hilos.

   Y en ell un pie dos chapines,
Y en ell otro una chinela;
En las manos escarpines,
Y tañendo una vihuela:
Un tocino por bocado;
Por sartales un raposo;
Ell un braço descoyuntado
Y el otro todo velloso.

           Cabo

   Y una saya de sayal,
Forrada en peña tajada,
Y una pescada cicial
De la garganta colgada:
Y un balandran rocegante
Hecho de nueva manera;
Las haldas todas delante,
Las nalgas todas de fuera.

        [Ed. Cancionero de Foulché-Delbosc.]

Notes

[p. 42]. [1] . B.C.D.—A otro.

[p. 43]. [1] . Ni confianza, se lee en otros textos.

[p. 44]. [1] . Ánima gloriosa.

[p. 44]. [2] . Cautiva.

[p. 45]. [1] . Dejen.

[p. 45]. [2] . Presentes son.

[p. 45]. [3] . Se vuelven.

[p. 45]. [4] . Ni estar.

[p. 45]. [5] . Corporales.

[p. 45]. [6] . Y la muerte la celada.

[p. 45]. [7] . No mirando nuestro.

[p. 45]. [8] . «Por» dicen otras ediciones.

[p. 46]. [1] . Que a los (dicen otros textos).

[p. 47]. [1] . Y traspones (variante de algunas ediciones).

[p. 47]. [2] . Y por más claras (lección de otros textos).

[p. 47]. [3] . Camilo parece mejor lección.