Desprecio de la fortuna
Mi seso lleno de canas
De mi consejo
engañado,
Hasta aqui con
obras vanas
Y en escripturas
livianas
Siempre anduvo
desterrado:
Y pues cargó ya la
edad
¡Donde conosco mi
yerro,
Afuera la
liviandad,
Pues que ya mi
vanidad
Ha complido su
destierro!
Aquella
Carcel de amor
Que assi me
plugo ordenar
¡Qué propia para
amador!
¡Qué dulce para
sabor!
¡Qué salsa para
pecar!
Y como la obra tal
No tuvo en leerse
calma,
He sentido por mi
mal,
Cuan enemiga mortal
Fue la lengua para
ell alma.
Y
los yerros que ponía
En un
Sermon que escrebí,
Como fué el amor la
guía,
La ceguedad que
tenía
Me hizo que no los
ví:
Y aquellas
Cartas de amores
Escritas de
dos en dos,
¿Que serán, dezí,
señores,
Sino mis acusadores
Para delante de
Dios?
[p. 161] ¿Y aquella
Copla y Cancion
Que tú, mi
seso, ordenavas
Con tanta pena y
passion,
Por salvar el
coraçon
Con la fe que allí
le davas?
Y aquellos
Romances hechos
Por mostrar el mal
allí,
Para llorar mis
despechos,
¿Que seran sino
pertrechos
Conque tiren contra
mí?
Invocacion
Mas tú,
Señor eternal,
Me sey consejo y
abrigo
Con tu perdon
general;
Que sin gracia
divinal
No sabré lo que me
digo:
Y pues tu, mi Dios
sagrado,
De bondades eres
fuente,
Plégate, Señor, de
grado
Assolverme lo
passado
Y ayudarme en lo
presente.
Yo
no siento causa alguna
Por que sufren
cuantos son,
Tener sin causa
ninguna
Tan señora la
fortuna
Y tan sierva la
razon:
Y pues muestra su
poder
Liviano y de poco
peso,
Si lo quereis
conoscer,
Yo no sé porque ha
de ser,
Señora, de nuestro
seso.
Y
si queremos temella
Porque señora se
muestra,
Visto el daño que
ay en ella,
No será por fuerça
della,
Si no por flaqueza
nuestra:
Y si somos sus
cativos
Es por que con
fines coxos
Son todos nuestros
motivos
En lo que es
dañoso, bivos,
Y en lo que es
onesto, floxos.
[p. 162] Mas puesto que conoscemos
Las burlas que le
hallamos,
Con vanidad que
tenemos
Andamos tras lo que
vemos,
Dexamos lo que
esperamos:
Pero ¿cual sabio
querrá
Seguir ley tan
falsa y fita
Que con poca fe que
ha
Lo que en largo
espacio da
En breve tiempo lo
quita?
Y
quien es della querido
Para mejor maña y
suerte,
Dale de su bien
fengido
Porque vaya
enrriquescido
Con arras para la
muerte:
Y pues nos es tan
escura
Su vana
prosperidad,
Huyamos de su
locura,
Que siempre nos
assegura
De poca
seguridad.
En
el dar se muestra clara:
Dios sabe lo que se
encubre:
Y como aquí se
declara,
Cuando nos buelve
otra cara,
¡Cuanto engaño se
descubre!
Es muy falsa y
desigual,
Y es blanda para
ser dura,
Y es cual es el
animal
Que tiene secreto
el mal,
Y pública la
blandura.
Cuando
ya sus bienes dan
Favor a los que se
quexan,
Como sin firmeza
van,
Y con holgura los
han,
Desesperando los
dexan:
Mas el que discreto
fuere,
Como son bienes de
fuera,
Ni los pide, ni los
quiere,
Y no teniendo qué
espere,
De nada no
desespera.
Todo
tiene de acabar
Y en tierra se ha
de bolver,
Y pues que esto ha
de passar,
Ni es el ganar
ganar,
[p. 163] Ni es el perder perder:
Y porque en vida
veamos
Que ningun plazer
encierra,
Cuando mucho
trabajamos,
Aun el polvo que
sacamos
Se haze en el pecho
tierra.
De
allí vienen opiniones
Que dañan las
voluntades;
De allí sallen
divisiones,
De allí se siembran
quistiones,
De allí nascen
mortandades:
Y como los
coronistas
Afirman los hechos
tales,
Notando las cosas
vistas,
De allí se vieron
conquistas
Entre todos los
mortales.
De
lo cual pobreza apela,
Que aunque el mundo
se consuma,
Ni vela, ni se
desvela,
Ni tiene de qué se
duela,
Ni tiene de qué
presuma:
Pues visto con mi
rudeza,
Si se usasse la
verdad,
Podrie con grand
grandeza
Ser señora la
pobreza
Y sierva
prosperidad.
Ella
cierto dormirá
Sin dar buelcos en
la cama:
No teme lo que
verná,
Ni llora que
perderá
La hazienda, ni la
fama:
Y aunque biva en
una cueva
Nunca mudará su
fuero;
Ninguna cosa le es
nueva,
Y por su bondad es
prueva
Del amigo
verdadero.
Y
entre estas cosas que siente
Fortuna que no
relaxa,
Siempre se muestra
presente,
Burlando
continuamente
De los que sube y
abaxa:
Burla de los que
abaxó
Porque no la
conoscieron:
Burla y burlando
rió
[p. 164] También de los que subió
Porque en algo la
tovieron.
Riquezas,
onrras ganar,
Bienes son de buena
suerte:
Si quedasse algun
lugar
Para podellas
gastar
Entre el trabajo y
la muerte:
Lo cual cualquiera
lo siente,
Pero nuestro no
hartar
Tal cobdicia nos
consiente;
Que se acaba
juntamente
Con la vida el
trabajar.
Y
pues esto no se vieda
Mire bien quien no
miró
Que del bien y el
mal que rueda
Solamente dello
queda
El contar cómo
passó:
Todo ha de
perescer,
Lo peor y lo mejor,
El ganar con el
perder,
Con el pesar el
plazer,
Con el morir el
dolor.
Todo
descanso a mi ver
¡O cuán poco firme
está!
Que si es, se a de
perder,
Y si fué, dexó de
ser,
Y si fuere, no
será:
Y como si lo
passado
Ha de ser lo no
venido,
Parésceme a mí
escusado
El plazer por lo
ganado
Y el pesar por lo
perdido.
¿Qué
aprovecha mejorar
Con riquezas el
bevir,
Que en medio del
trabajar
Nos venimos a
lançar
Por las puertas del
morir?
Por dó cualquiera
que pueda,
Sin fatiga bevirá
Entre todo lo que
rueda
Pues tan presto
quien se queda
Tiene de ir tras
quien se vá.
[p. 165] Alixandre como fundo
La fortuna le
ayudó,
Y con consejo
profundo
La mayor parte del
mundo
Por fuerza la
conquistó:
Pero deste su tener
Y potencia y
presumir,
¿Qué provecho pudo
aver,
Pues que le faltó
poder
Para no poder
bivir?
Tomemos
vida segura,
Pues fortuna nos
contrasta;
Que mirando con
cordura,
Biviendo segun
natura
Cualquiera cosa nos
basta.
Que el muy rico que
se lança
En ser que jamás
amengua,
Tiene hambre con
puxança,
Y el pobre que seso
alcança
Tiene hartura con
mengua.
Los
bienes que a muchos ví
No sospiraré por
ellos;
Porque el mal sabor
de mí
Menos parte tiene
en sí
Quien más parte
tuvo en ellos:
Y como los tales
son
Regidos sin ley
alguna,
Tienen con ciega
opinion
Por madrastra la
razon,
Y por madre la
fortuna,
Y
aquestas riquezas llenas
De fatigas y pesar,
Pues sin gualardon
dan penas,
No sé para qué son
buenas
Sino para solo dar.
Pero como son
amadas,
Prenden a todo
varon
Si no saben sus
entradas,
Así pueden ser
llamadas
Cadenas del
coraçon.
Los
sabios no las retienen,
Ni por ellas mucho
dan,
Y con sabieza que
tienen,
Ni les plaze cuando
vienen,
[p. 166] Ni les duele cuando van:
Y a soltallas o a
perdellas
Están muy
aparejados.
Y por en poco
tenellas,
Usan solamente
dellas
Como de bienes
prestados.
Somos
hechos de una massa
Leve, flaca y no
segura.
Que sin que
tengamos tassa,
Trocamos por lo que
passa
Lo que para siempre
dura:
Y aquel Dios a dó
se alcança
Todo nuestro bien
perfecto,
De la bien
aventurança
Acá nos dió el
esperança,
Y arriba nos dió el
efecto.
Y
esta fama tras que andamos,
Porque por ella
duremos,
¿Para qué la
desseamos,
Pues tan tarde la
ganamos
Y tan presto la
perdemos?
Y porque la vee
estimar,
Cuantos loores le
den,
Boecio quiere
provar
Con elocuente
hablar
Cómo no es entero
bien.
Dize
que es razon provada
Del Tholomeo aquí a
punto,
Que toda la tierra
andada,
Con el cielo
comparada,
Es un muy pequeño
punto:
Y como en él se
reparte
Notoria calor y
helada,
Sin lo que el agua
departe,
No más de la cuarta
parte
Es de gentes
habitada.
Pues
segun su componer,
Guardando razon
derechos,
Bien poco bien deve
ser
Aquel que puede
caber
En tan pequeños
estrechos:
Mas aunque fama dá
[p. 167] A todos contentamiento,
Más perfecto bien
terná
El sabio varon que
está
De qualquier cosa
contento.
Mas
como somos de lodo
Y de tan falso
metal,
No hallo por ningun
modo
Contento en el
mundo todo
A ningun ombre
mortal.
Quien de gran
linaje viene,
Tiene falta de
muger,
Y el que buena
muger tiene,
Porque de otra
parte pene
No puede hijos
aver.
El
que tiene fuerza y brío,
Está por caso
lisiado,
Y el que tiene
poderío,
De buen seso y
alvedrío
Será del todo
menguado.
Quien bien
dispuesto paresce,
Tiene mala
complission,
Y el que en
riquezas floresce,
Por aventura
caresce
De buena
dispusicion.
De
aqueste bien temporal
Lleno de tantos
cuidados,
¿Por qué hazemos
caudal,
Pues que la muerte
es igual
Para todos los
estados?
Y por exemplo
procuro,
Y con la verdad
secreta
En aquel peligro
duro,
¿Quién estava más
seguro,
Julio César o
Amicleta?
Pues
quien quiere galardon
No pierda por su
malicia:
Adorne su coraçon,
Si lo hizo a sin
razon
Y se bañó de
cobdicia.
A cuanto conosco
yo,
Loor justamente
dado,
No sé quien lo
meresció
Mejor que quien
despreció
Lo que es de todos
preciado.
[p. 168] Fabricio, segun hallé,
Como Séneca lo
reza,
A cuya razon di fe,
Afirma y dize que
fué
En estremo su
pobreza:
El cual era muy
valiente,
El cual los suyos
alaban
Por el seso tan
prudente,
Aunque despreció el
presente
Que los señores le
davan.
Y
llenando este nivel
Pesó su habla con
ellos,
Y siendo tan sabio
él,
Quiso más la fama
de él,
Que no la riqueza
de ellos.
Si en el coraçon
contiene
Todo mal o bien que
sea,
Como creer
conviene,
No es pobre quien
poco tiene,
Mas el que mucho
dessea.
Según
se sabe y se obra,
Pocas veces vienen
males
Donde escándalo se
cobra,
Sinó aviando mucha
sobra
De estos bienes
temporales;
De allí la cobdicia
prende,
Por allí la embidia
anda,
De allí luxuria se
enciende,
De allí vanagloria
offende,
De allí la sobervia
manda.
Pues
los bienes mundanables
Que tanto mal se
concordan,
¿Con quien pueden
ser estables,
Si ellos
desvariables
Entre si se
desconcordan?
¿Nuestra locura do
vá?
¿Que hazemos, dónde
andamos?
¿Nuestro seso dónde
está?
Que cierto no estan
acá
Los bienes que
deseamos.
El auctor contra la fortuna
Pues,
fortuna, yo revoco
Cuanto en mi tu
fuerza obró,
[p. 169] Y notando lo que toco,
Tú me podrás tornar
loco,
Mas nunca vencido,
nó.
Y porque tus formas
sé,
Y conozco tu
denuedo,
Y más te
perseguiré,
Que ciertamente yo
hé
De tus obras poco
miedo.
Eres
a todo tormento
Y como siempre te
vi
Desacuerdo y
movimiento:
Ninguna persona
siento
Que esté contento
de ti:
Que quexan todos
estados
De tu vano
descompás;
Los mezquinos, los
menguados,
Los grandes, por
los cuidados
Que les das con lo
que das.
Desamando
los que van
Por la carrera
segura,
Por las fatigas y
afan
Que tus malas obras
dan
A quien sigue tu
locura;
Quexanse los que
posiste
En rebueltas que
ordenaste,
Y también con
rostro triste
Se quexan los que
sobiste
Y despues los
abaxaste.
Fin
Pues
tú, fortuna temida,
Mirando lo que es
oido
Con sentencia
conoscida,
Yo pienso que estás
corrida
Y tú que estó yo
corrido;
Mas sin temer tu
grandeza,
Ni tus bienes ni tu
ira,
Ni tu mal ni tu
franqueza,
Si burlas de mi
pobreza,
Yo burlo de tu
mentira.