Diálogo entre la razon y el pensamiento
Pensamiento, pues mostrais
En vos mismo claro
el daño,
Pregunto os que me
digais,
Camino de tanto
engaño,
¿Do venís o donde
vais?
—A tierra que
desconosce
Muy presto la gente
de ella
Donde nasce una
querella,
Y quien no bien la
conosce,
Bive en ella.
Porque
en ella hay una suerte
De una engañosa
esperança,
Que el plazer nos
da la muerte,
Por do el fin de su
holgança
En trabajo se
convierte;
Do sus glorias
alcançadas,
Puesto ya que sean
seguras,
¡O con cuantas
amarguras
Hallarás que son
mezcladas
Sus dulçuras!
Donde
ley no se consiente
Que se tenga con
servicios;
Donde quieren lo
presente,
Do por muchos
beneficios
No se acuerdan de
lo aussente:
Do tristeza siempre
mora
Entre todos
todavia;
En ninguno ningún
dia
No reposa sola un
ora
Ell alegría.
[p. 171] Y a do los que mas se velan
Del morir, tambien
se mueren;
Desseando se
desuelan,
Y es peor lo que
ellos quieren
Que los males que
recelan;
Y en el fin de su
querer
Todos lloran lo
passado,
Porque el mal que
es ya dexado
Muy mejor es que el
plazer
Que es acabado.
Do
si temeis de engañado,
Vuestro ver no os
afiuze,
Que el carbón
sobredorado
Al ojo tan bien
reluze
Como el más fino
chapado:
Y las yervas que
mal echan,
Aunque sean muy
dañosas,
Si las muestras son
hermosas,
Pocas vezes se
desechan
Tales cosas.
En
la verdad prevertidos
Allí verás mil
engaños,
Que jamas son
conoscidos
Hasta que saben sus
daños,
Sin temor de ser
vencidos:
Do la muerte no es
temida,
Y en sintiendo
mejoria,
Con la ciega
fantasía
Con un hilo está la
vida
Cada día.
Allí
mengua ell amistad
Donde piensan que
mas sobra,
Y, segun es la
maldad,
No ay alli tan
buena obra
Que te dé
seguridad.
Alli todos tienen
guerra;
Con sospecha los
que guardan,
Con cuidados los
que mandan;
Y aun al cabo todo
es tierra
Tras lo que andan.
Y
es una tierra regida
Por favor y no por
seso;
Y entre esta gente
perdida
La voluntad es el
peso
Y el desseo la
medida:
Y este es el que
traspassa
[p. 172] Bien y mal que está presente;
Coogoxoso por lo
ausente,
Jugador de passa,
passa,
Con la gente.
Do
verás la cosa amada
Ser muy presto
aborrescida,
Porque es cosa muy
provada
Sin firmeza ser la
vida
De contrarios no
menguada.
Alli tienen que es
la gloria
Este amor de los
mortales,
Do verás que
aquestos tales
Siempre biven en
memoria
De sus males.
Do
verás la moçedad,
Cuando más es
gloriosa,
Destruilla
enfermedad;
Y tras esta
temerosa
Hallarás la vejedad
Que su bien passado
llora,
Y de aquesto
descontenta
Su memoria la
atormenta,
Porque un año le es
un ora
Por su cuenta.
Y
a quien de el tiene memoria,
Es un reino que
condena;
Y mirad que su
victoria
Más se acerca de la
pena
Quien más corre
tras su gloria;
Do toman por bien
el mal,
Por plazer lo que
es dolor,
Corriendo tras el
favor,
Do no está en ser
principal
Por ser mejor.
Do
verás el gualardon
Enemigo del bien
hecho;
Y en los debates
que son,
Allí verás que al
provecho
No llamamos la
razon;
Do verás a la
bondad
En la casa donde
mora,
Como pobre
servidora;
Do verás a la
maldad
Como señora.
Donde
bienes y honores
No verás por
lealtades
[p. 173] Que tengan los servidores,
Por do mueren las
bondades
A causa de los
señores.
No hay señor que
alli contente,
Aunque dé mil
beneficios,
Siendo pocos los
servicios;
¡Tan usada esta la
gente
De bollicios!
Allí
passa el que mal sirve,
Y el que bien, no
le aprovecha:
Alli toman al que
bive,
Al partir, la
cuenta estrecha,
Aunque el gasto no
se escrive:
Y deveis mirar en
esto,
Pues el bien que de
aquí mana,
Y el poder y gloria
ufana,
Mucho más se pierde
presto
Que se gana.
Y
es un reino que con duelo
Siempre están los
coraçones;
Y mirad que en este
suelo
Con las muy dulces
razones
Van las obras de
anapelo:
Y al mejor tiempo
fallesce
Cuanto bien se
espera en él;
Y notando bien lo
de él,
Lo más rico que
paresce
Es oropel.
Do
las cibdades ufanas,
Que en solo vellas
aplazen
Ya tan poco duran
sanas,
Quo parescen las
que hazen
Las nieblas en las
mañanas.
Todo, todo tiene
dueño
Donde bien y mal se
tassa;
Y en aquesta tierra
escassa
En un ora como
sueño
Todo passa.
Quien
alli salva o condena
Es el fin que
muerte haze,
Y tan bien de
gloria o pena,
Que en un ora se
deshaze
Lo que en cien años
se ordena;
Allí torres ya
deshechas
El tiempo con sus
viajes
[p. 174] Torna presto en lindos trajes,
Y otras lindas,
dexa hechas
Presonajes.
Avisa más la razon al pensamiento
Y segun vos
vais dubdoso
No puede ser que no
os vea
El cuidado
peligroso,
Que atalaya do
saltea
Ell amor muy
engañoso;
Que aunque tiene
poco seso,
Siempre da por
descubierto,
Y es ladron tan
crudo y cierto,
Que al que dexa de
ser preso
Queda muerto.
Y
este amor es un guerrero,
Capitan del robo
franco;
Y es un tal
ballestero,
Que el corazón es
su blanco,
Las entrañas el
terrero:
Y éste tiene mil
antojos
Conque afirma y
conque niega,
Y el que a este
amor se llega
Aunque tiene claros
ojos,
Luego ciega.
Y
de aqueste que assi daña,
Si más quieres que
te diga,
Escucha maldad
tamaña,
Que en sus dichos
nos castiga,
Y en sus obras nos
engaña;
Con todos tiene tal
forma
Porque no hagan
mudança,
Que el que dentro
en él se lança,
Luego le echan una
corma
De esperanza
Pues buelve, si no te
peno,
Pensamiento a ti
cruel,
Y escoge camino
bueno;
Que cuerdo se llama
aquel
Que castiga en mal
ageno:
Porque de este tu
camino
Imposible es la
tornada,
Pues la memoria
llegada,
Con cobdicia pierde
el tino
Dell entrada.
[p. 175] Responde el pensamiento a la razon
Pues tanto
bien me mostráis,
Con plazer, gentil
señora,
Dezidme cómo os
llamais,
Por que vea dende
agora
Los consejos que me
dais:
Porque de toda
ocasion,
Porque mejor me
guardasse
Vos dexistes que
mirasse
A las obras de
razon,
Que no quitasse.
Dize la razon al pensamiento
Yo soy
aquella razon
Que endereço los
errados;
Y a los presos de
aficion
Ya los hago
libertados,
Ya los buelvo a la
prisión:
Yo acabo en
fortaleza
Lo que esfuerço
nunca pudo;
Yo hago entender al
rudo:
Lo que da
naturaleza
Yo lo mudo.
Responde el pensamiento a la razon
¡ Oh socorro
del vencido!
¡Clara lumbre de mi
ciego!
Pues que me vedes
perdido,
Desviadme deste
fuego
Donde estoy tan
encendido:
Pues que ando tan
sin tino
Ya cayendo y
levantando,
Como aquel que
rodeando,
Por los montes el
camino
Va buscando.
Y
segun vos vais dubdosa
Do mi bien mi seso
alcança
En tierra tan
engañosa
Quien pone su
confiança
Tiene ell alma
peligrosa:
Porque ell alma que
assi sirve
Livianamente se
engaña,
Si no tiene alguna
maña
Con el cuerpo aqui
do bive
Como estraña.
[p. 176]
Habla la razon al pensamiento
Pues
tan buen conoscimiento
Muestran ya
vuestras razones,
Ya no cale,
pensamiento,
Declarar más
ocasiones
Sobre vuestro
perdimiento;
Si no ya, pues vos
lo vedes,
Bienes, males, do
se dan,
Que os guardeis de
donde van
Los desseos, que
las redes
Allí están
Y
si veis alguno lleno
De virtud en su
semblante,
Mirad bien si hay
algo ageno,
Porque el falso
diamante
Con oro paresce
bueno:
Y si seso vos
adiestra,
Ved, por Dios, cual
es su daño;
Que recibe gran
engaño
Quien por sólo ver
la muestra
Merca el
paño.
Porque
aquel que es bien hablado
Y en el mal se
determina,
Al cedaço es
comparado,
Cuando lança la
harina,
Y él queda con el
salvado;
Pues tu vista
cuanto pueda
Mire bien, que hay
mucho mal,
Y verá el cuño real
Sobre falso la
moneda
Del metal.
Y,
según mi parescer,
De tierra de tal
malicia
Vos a vos deveis
bolver,
Y si os prende la
cobdicia,
Que os solteis con
el saber,
Allegando os en
quien cabe
Virtud y poder en
sobra,
No olvidando su
çoçobra;
Que maldito es el
que sabe,
Si no obra.
Y
bolved de tal manera,
No digais que no os
lo digo;
Vuestra fe levad
entera,
Y el temor de su
enemigo
[p. 177] No os parta de bandera;
Y por ella os
guiareis,
Que ella, guia de
esta tierra,
Sin errar hará que
yerra,
Porque vos preso
quedeis,
De buena guerra.
Despidese la razon del pensamiento,
y haze fin
Y al desseo
y aficion
Que a tal tierra os
embió,
Le dïreis, que la
razon
Topandoos os desvió
De su falso
galardon:
Do por fin decidle
agora,
No curando de más
quexos,
Que digo, por ver
sus dexos,
Que bendito es el
que mora
De ellos lexos.
[Cancionero de Foulché-Delbosc.]