Coplas que izo, doze en vituperio de las malas hembras que no pueden las tales ser dichas mujeres, e doze en loor de las buenas mujeres que mucho triunpho de honor merecen.
En este mundo
disforme
Do la virtud y
bondad
Son habidas por
baldon,
Cuando quier que no
conforme
La muy crecida
beldad
Con lo que quiere
razon,
Es una red
barredera
Que cuanto toma
delante
Todo lo prende y
cautiva,
Es una cosa muy
fiera,
Es una fuerza
gigante
Que todo el mundo
derriba.
Es un arco
muy sañudo
Que cuando quiera
que tira
Con su sangriento
omecillo,
Si Dios no está por
escudo,
Dos muertes lleva
en su bira
Revueltas en el
tasquillo
La gran pena
desigual
Que sufren los
amadores
Es la una de las
dos,
Es la otra la
infernal
Que durarán sus
dolores
Mientras que Dios
fuere Dios.
[p. 373] Es una cosa muy vieja
De luengos tiempos
sabida,
Que acaesce en la
colmena
Que si nos pica el
abeja
Tan presto pierde
la vida
Cuan presto nos da
la pena;
Y ansí tirando su
frecha
Con voluntad
encendida,
Por matar a quien.
aplace,
La dama queda
contrecha
De la presta
sacudida
Del mismo tiro que
hace.
Y quedan
ambos heridos
De la culpa y
condenados
A los infernales
fuegos,
De sus quereres
bencidos,
Del polvo de amor
cegados,
Hechos cautivos y
ciegos;
Cautivos que se
bendieron
Y pusieron. su
querer
En manos de la
afición:
Ciegos porque lo
que vieron
Les hizo perder el
ver
De la lumbrosa
razón.
Así que, damas, vos queda
De la belleza
sobrada,
Si razon no la
govierna,
Que por su causa se
hereda
Después de vida
penada,
Espantosamente
eterna;
Y quédaos del
soliman
Y del alconcilla
fina
Otros donosos
provechos,
Mucho fuego de
alquitrán
Y mucha pez y
resina
Por el rostro y por
los pechos.
Pues por hermosa
que sea,
Puede creer sin
recelo
La dama que no es
mentira,
Que mejor fuera ser
fea
Si tira con anapelo
Con los ojos cuando
mira.
Que los gestos que
son feos,
Por bien que solen
sus llamas,
A poca gente
escalientan;
Mas si torcidos
deseos
[p. 374] Tienen las famosas damas,
Cuantos miran
atormentan.
Son aquestas el
mochuelo
Que con los ojos
convida
A los tordos que
los tomen;
Son el cebo del
anzuelo
Que hace costar la
vida
A los peces que le
comen;
Son secreta saetera
Do nos tira Lucifer
Con yerba por nos
matar;
Son carne puesta en
buitrera
Do quien la viene a
comer
Escota bien el
yantar.
Son el
grito con que llama
Despues que ya
tiene armado
Con voz fingida de
cierva
El ballestero que
brama
Para que venga el
venado,
Do le tire con la
yerba;
Porque en la boca
de ésta
Estando dentro
escondidos
Los enemigos
llamando,
Tienen las
ballestas prestas
Para que siendo
venidos
Nos puedan matar
tirando.
Son guerrero
capitan
Que por doquiera
que anda
Siempre piensa
algun engaño;
Son tambien el
alacran
Que muestra la cara
blanda
Y hace áspero el
daño.
Son unas heladas
cuestas
Do los hombres que
pasean
Es por fuerza que
resbalen.
¡Qué comparaciones
estas
Para que las malas
vean
Cuan pocos dineros
valen!
[1]
E pues
tiene la mujer
Cuando no tiene
temor
Ni vergüenza de su
vicio,
[p. 375] La muerte vuelta en placer,
Para dar al amador
En pago de su
servicio;
Huyamos de tal
nación,
Y sus placeres
dexemos,
Que son dados a
renuevos;
Que de su
conversacion
Todo cuanto
ganaremos
Es el caldo de los
huevos.
Pues desta gente
guerrera
Quien quiera tenga
recelo
De sus tan muchas
celadas,
Y passe de su
frontera
Si quiere llegar al
Cielo
Por tierras muy
desviadas;
Que todos los
sabidores
Sobre este caso
leidos
Muy juntamente
concluyen,
Que en la batalla
de amores
Los que esperan son
vencidos,
Yencedores los que
huyen.
Son aquel
cuajado mar
Donde los hombres
entrados
Se quedan por
moradores,
Son secreto
rejalgar
Entre sabrosos
guisados
Que matan sus
comedores;
Son aquella isla
iman
Do la nao quando
llega
Se queda presa y
travada;
Son agua de por
Sant Joan,
Que del vino nos
despega
Y al pan non ayuda
nada.
[1]
.........................................
Vengan ya las otras damas,
Pues es cierto que
hay muchas
En esta nuestra
Castilla
Que en los combates
y luchas
Las sus famas y sus
camas
Defendieron de
mancilla;
Porque el lodo con
el oro
Puesto junto y
cotejado
De los tales dos
estremos,
[p. 376] Pongamos luego un thesoro
El oro limpio
acendrado,
Y el vil del lodo
pisemos.
Aquellas damas
hermosas
Que en esta nuestra
comarca
De virtudes tan
mañera
Entre las gentes
viciosas
Tienen guardada en
un arca
Su limpieza
verdadera,
Es clara cosa que
tienen
Mucho lucidos y
altos
Los quilates de
bondad,
Pues de contino
sostienen
Combates y
sobresaltos
Por causa de su
beldad.
Compara
Mas reciben tal
renombre,
Por el fuerte
resistir
Que hacen por la
limpieza,
Cual suele cobrar
el hombre
Cuando mas quiere
morir,
Que non cometer
vileza;
Cual el alcaide
leal,
Cuando mucho
combatido
Le dexan por
vencedor;
[1]
Como en batalla
campal
El capitán que ha
vencido
Mucha gent sin
grand señor.
[2]
En el
humano linaje
Son las damas que
han tenido
Y tienen limpia la
vida
Unas torres
domenaje
[3]
Do ya lo otro
perdido,
La virtud es
retraida;
Son unas secretas
cuevas
Que tienen dentro
escondidos
Thesoros de grand
valía;
Son unas alegres
nuevas
Que hacen dar
alaridos
En el cielo de
alegria
[p. 377] Son un lucido brocado
Que pocas personas
visten,
Sino grosero sayal;
Son alcazar
defensado
Do pocas armas
resisten
A los combates del
mal;
Son herizos por de
fuera,
Anubladas
espinosas
[1]
Al hombre cuando
las toca,
Mas de dentro son
lumbrera;
Son finas piedras
preciosas,
Son castillo puesto
en roca.
Es
cualquiera dama tal,
Que guardada y
defendida
De las no buenas se
esmera,
Una cosa angelical
Aun que de carne
vestida
[2]
En que non sello
pudiera;
Y en esta virtud
iguales
Con las buenas a mi
ver
Non son los angeles
buenos,
Porque ser casto y
tales
[3]
No los es de
agradecer
[4]
Pues son de cuerpos
ajenos.
¡O que gloria tan
pomposa!
¿Qué dama puede
alcanzarte,
Que de gozo no de
gritos,
Que la dama
virtuosa
Sea mas en esta
parte
Que los angeles
benditos?
Pues do tan alto
loor
[5]
Viene por tener
cerrada
La puerta del
corazon,
Los servidores de
amor
Non deben hallar
posada,
Remedio ni
compasión.
Son angeles
y mujeres
En la vida y
hermosura,
En los cuerpos y en
las almas;
[p. 378] Son santas en los aferes,
Laureles en la
verdura,
Mas en el fruto son
palmas;
Son palmitos en la
sierra,
Ques cosa muy
despantar
Por la su grand
frialdad;
Son buenas en
nuestra tierra,
Ques más de
maravillar
Segund es nuestra
maldad.
Quien tiene casta
por nombre
Puede delante quien
quiera
Sin ningun miedo
decir
Que tiene por sobre
nombre
Comendadora de
espera
De la gloria por
venir,
Pues con este tal
consuelo,
Cuando con alas de
azores
Las vuelan los
cortesanos,
Parescan ante su
vuelo
Los neblís
remontadores,
Los girifaltes
milanos.
Assi que
las virtuosas
Son unas claras
estrellas
Entre muy escuras
gentes;
Pero son muy
peligrosas
Para conversar con
ellas
Segund estamos
dolientes;
Porque somos mal
pecado,
Esta gente
castellana
Con qualquiera dama
buena
Como estomago
dañado
Que haun que la
perdis es sana
Con ella se empacha
y pena.
Pues será consejo sano
A los que luego
enfermamos
Con todo cuanto
comemos,
Mientra vive el
cuerpo humano,
Que de las malas
huigamos,
De las buenas nos
guardemos:
De las malas porque
son
Unas redes en que
vemos
Que lo mas del
mundo cay,
[1]
[p. 379] De las buenas por passion
Que en nosotros
conoscemos
Non por lo que en
ellas ay.
Fin
E poniendo la
contera
A la pequeña
obrecilla,
Que en esta copla
se acava
[1]
Yo Llamo linda
cimera
A las damas de
Castilla
En quien tal vicio
nos traba,
[2]
Mas a las damas sin
bien
Con su mirar del
diablo
[3]
Degüellan a quien
acatan,
Llamo cabestros con
quien
Diablos en sucio
establo
A los hombres
bestias atan.
Dechado del Regimiento de príncipes, fecho a la Señora
Reina de Castilla y
Aragon
[4]
Alta reina
esclarecida,
Guarnecida
De grandezas muy
reales,
A remediar nuestros
males,
Desiguales
Por gracia de Dios
venida;
Como cuando fué
perdida
Nuestra vida
Por culpa de una
mujer,
Nos quiere Dios
guarnecer
E rehacer
Por aquel modo y
medida
Que llevó nuestra
caida.
Mas es mucho
menester
A mi ver,
Que digais al
boticario
Que nos faga el
letuario
Muy contrario
Al que nos fizo
perder,
Porque si nos da a
comer
E beber
De los guisados de
antaño,
Podrá nos facer tal
daño,
Que ogaño
Peor sea el recaher
Quel primero
adolecer.
[p. 380] Por eso, reina excelente,
Muy prudente,
Determina mi rudeza
De servir a vuestra
alteza
Sin pereza,
Con este rudo
presente
En el cual mi mano
atiente
E se afruente,
A labraros un
dechado
De do pueda ser
sacado
E labrado,
El modo con que la
gente
Goberneis
discretamente.
Aceme grand
resistencia
Insufficiencia,
Ca no me hallo tan
loco
Que non sé que sé
tan poco
Que non toco
Al pie de vuestra
excellencia;
Pero la real
prudencia,
Con paciencia,
Compete mi
groseria,
Tomando en la obra
mia
Por su guia,
Non la grosera
aparencia,
Mas mi gana e su
sentencia.
Comienza el dechado y pone la labor
de la virtud de la justicia
De sirgo fino de
grana,
Muy de gana,
Se debe luego
labrar
Una espada
singular,
De tal cortar,
Que haga la tierra
llana.
Que la gente
castellana
Es tan ufana
E tan mal
acostumbrada,
Que nunca será
curada
Si el espada
De la justicia no
afana
Entre la gente
tirana.
Será de punto real,
Porque es tal
Cual lo pide la
labor,
E sangrienta su
color
Por dar temor
A todos en general.
Su punto muy por
igual,
No interesal,
Nin errado por
favor;
Mas al mayor y
menor,
Por un tenor,
Darles la pena del
mal,
Que es labor muy
especial.
De seda negra et
morada,
Esmerada,
Labrará su
empuñadura,
Ca con amor y
tristura,
Su agrura
Debe ser executada,
Non con gana
apassionada
De ver vengada
Affection
particular,
Mas con amor et
pesar,
Degollar
La obeja
enfectionada
Por guarescer la
manada.
Pues, reina nuestra
Señora,
Lo que dora
Los leales
gobernalles,
Es que ande por las
calles,
Fecha dalles,
Esta espada
matadora,
Que si la gente
traidora,
Robadora,
Anda suelta sin
castigo,
A Dios pongo por
testigo,
Red que os digo,
Que verés el mal de
agora
Como siempre se
empeora.
Oyanme los
castellanos:
¿Los romanos,
Por qué causa
prosperaron?
Por cierto porque
labraron
Et guardaron
Esta lavor con sus
manos,
[p. 381] Mas despues que los tiranos,
Inhumanos,
Passaron sin
punición,
Cayó su gobernación
De tal son,
Que sus cetros
soberanos
Se tornaron muy
enanos.
Pues si non quereis
perder
Y ver caher,
Más de cuanto está
caido,
Vuestro reino
dolorido,
Tan perdido,
Que es dolor de lo
ver,
Emplead vuestro
poder
En facer
Justicias mucho
complidas;
Que matando pocas
vidas
Corrompidas,
Todo el reino a mi
creer
Salvareis de
perecer.
Pone la labor de la baina
Labraran una baina
Mucho fina
De seda floxca
encarnada,
Para en que esté
secrestada
Vuestra espada
Cuando clemencia os
inclina,
Que la razon
determina
Ver cosa digna
Que los que piden
perdon
Fallen en vos
compasion,
Con condicion
Que con esta
medicina
Se remedie muy
aina.
Pone la labor de la fortaleza
De seda mucho
torcida,
Escogida,
Pardilla porque es
afan,
Por punto de amor
atan
Labrarán
Una torre muy
lucida,
En tal son
fortalecida
Y bastecida,
Que de dentro
vuestra alteza,
Con mucho firme
firmeza
Y destreza,
Se falle favorecida
Cuando se viere
afligida.
En el real corazón,
Nunca pasion
Debe turbar la
esperanza
Su real lanza y
balanza;
Sin mudanza
Se muestre siempre
en un son;
Que segun la
presuncion
Desta nacion,
Si le sienten
cobardia,
Vos vereis la
tirania,
Cadal dia
Sembrará mas
destruicion
En toda nuestra
region.
Por ende, reina muy
buena,
Por la pena
Del tirano
contrastar,
Nunca debeis
desmayar,
Quel porfiar
Muy grandes fuerzas
enfrena:
Muy agena
De muestras que
muestren miedo,
Que tras este real
denuedo
Verná cedo
Obedienccia atan
llena
Como la justicia
ordena.
El emperador
Trajano,
Castellano
De Pedraza de la
Sierra,
Al tiempo que de su
tierra
Se destierra
Para el imperio
romano
Dixo: pues alzo la
mano
De lo llano
Para subir a
imperar,
Nunca debo
atrastornar,
Que el reinar
[p. 382] Quiere corazón ufano
Zaheretino y
soberano.
Al gran gigante
valiente
Con la gente
Que son llamados
codales,
En el temor de los
males
Ser iguales
La razón non lo
consiente,
Pues el rey tan
diferente
E excelente
Sobre todos en
estado,
Non ser en ser
esforzado
Esmerado
Es vergüenza
ciertamente,
E daño
inconveniente.
A los alanos
crescidos
Los ladridos
De los pequeños
perrillos
Non da temor en
oillos
Ni el sentillos
Al rededor tan
ardidos,
Pues asi los
allaridos
Desabridos
A los reyes de
vasallos
Non deben nada
mudallos
Nin turballos,
Pues se fallan tan
subidos
Que deben de ser
temidos.
Pone el labor de la barrera de la
torre contra los privados
Labrarán una
barrera
Por de fuera
De la misma seda e
punto,
Porque no tan en un
punto
Lleguen junto
Los de la lengua
roncera.
Es cosa muy
verdadera
Que quien quiera
Si se junta por
privanza
Que su ronce más
que lanza
Sin dudanza
Fuerza al rey por
manera
Que consiente
cuanto quiera.
Podemos muy bien
probar
Sin trabajar
La verdad desta
razón
Con la mortal
inficción
Que su invinción
Tovo poder de nos
dar;
Quien una vez da
lugar
Al privar
A que en casa se
apodere,
Nunca más hasta que
muere,
Aunque quiere,
Se puede bien
libertar
Para libre
gobernar.
¿Quién hizo, reina,
cativo
Cuando vivo
Algún rey de los
pasados,
Si non dañosos
privados
Encumbrados
Hasta el cetro
imperativo?
Ha de ser el rey
malivo
Y esquivo
En guardar su
libertad
Y mostrar a la
humildad
Humanidad;
Mas tal condicion
le escribo
Que non diga digo
privo.
Non pudiera ser
Assuero
Justiciero
Si con rostro
denodado
Su ser muy
aficionado
Al privado
Non desechara
primero;
Mas despues que por
entero
Del roncero
Libertó su
voluntad,
Fue tan justa
igualdad
Que la verdad
Será rey muy
verdadero
Quien le fuere
compañero.
[p. 383]
Pone el baluarte de la torre contra los
servicios del dinero
Labrará lo
postrimero
El cantero
Por sotil manera y
arte
Un tan fuerte
baluarte
De que aparte
Haga tenerse al
dinero;
Es el oro tan
guerrero
E tan fiero
Con quien a las
manos llega,
E en tal modo
fuerza e ciega
E se pega,
Que el castillo mas
roquero
Sojuzga más de
ligero.
Es cosa muy
vergonzosa
E peligrosa
A la persona real,
Tener en nada el
metal
De lo cual
Su renta es tan
abundosa;
Es muy poco
poderosa
E provechosa
En los reyes
fortaleza,
Si cuanto tienta
escaseza
Por riqueza
Cometen ninguna
cosa
Que les paresca
viciosa.
Pone el labor de la virtud de la
temperanza
Labrarán más una
brida
Desabrida
Contra el carnal
movimiento,
Porque ningun
desatiento
En un momento
Nos mancille fama e
vida;
Si la carne no es
regida
E sometida
Del freno de la
razón,
Las espuelas de
aficción
En tal sazón
Le dan tal
arremetida,
Ques muy cierta su
caida.
Será de blanca
color
Por amor
[1]
Que es enemiga de
amores,
E serán de sus
lavores
Bordadores
Esquividad y temor.
Ternán en mas el
honor
Que el dulzor
Por guardar el
freno sano,
E desdeñando lo
ufano,
Por punto llano
Labrarán esta
labor,
Que es más segura e
mejor.
Que las ufanas
faldrillas
Coronillas
Con cien mil aguas
y aceites
Despiertan con sus
afeites
Los deleites
A que nos hacen
cosquillas.
Rescebir guantes,
manillas,
Mil cosillas
De Sevilla e de
Valencia,
Muestran nos de su
pendencia
Experiencia
Que de tales
çancadillas
Muchas caen de
costillas.
Capuz de seda brocado
Non comprado,
Mas de grande
recebido,
Hacen ser
favorecido
E oido.
El galán enamorado,
Lo que recibe de
grado
Esforzado,
[p. 384] Que tambien dé de ligero,
E si non tiene
dinero,
Con el cuero
Es peligro
acostumbrado
De pagar al
despojado.
El
punto llano por esto
Es más despuesto
Para labrar
castidad
E belleza y
fieldad.
A la humildad
Todo se muestra dun
gesto.
El vivir que sobre
honesto
Está puesto
Con tan poco se
contenta,
Que non toma
sobrevienta
Ni se afruenta
A tener mal
presupuesto
Por estar mejor
compuesto.
E pues, Reina soberana,
Tanto sana
Teneis vos vuestra
limpieza,
De vuestra real
alteza
Non se reza
Otra cosa en esta
plana,
Sino que con mucha
gana
A la llana
Hagais que vivan
las damas,
Porque a vueltas de
sus famas
Y sus tramas
La malicia
castellana
Non digas: cual es
Illana.
Pone las cabezadas del freno
La
brida daqueste freno
Será bueno
Que tenga las
cabezadas
Contra las manos
osadas
Mal domadas,
Su campo de herizos
lleno
Metidos de miedo
ajeno
En su seno,
Sus espinas por de
fuera,
Porque es esta la
manera
Verdadera
Que a ellas libra
del cieno,
Que non su rostro
sereno.
¡O
cuantos malos recados
Son pasados
Por andar a rios
vueltos
Galanes e damas
sueltos
E revueltos
Por rincones, por
estrados,
Como si fuesen
casados
Abrazados
Sin vergüenza por
la sala!
¡O que mucho en
hora mala
Con tal gala
Estimen por
despachados
Los rostros
desvergonzados!
Mas
la que quiere guardarse,
Encerrarse
Debe por vivir sin.
raza;
E pues de vidrio es
la taza,
Por la plaza
A todos debe
erizarse,
Pero si quiere
mostrarse
E tratarse
Con deshonesto
denuedo,
De la tal taza yo
quedo
Con gran miedo
Que podrá presto
quebrarse
Para nunca
remediarse.
Pues,
reina, debeis mandar
Y enfrenar
El uso de vuestra
corte,
De guisa que su
deporte
La conorte,
Mas no que llegue a
infamar.
Non reprocho yo el
danzar
E bailar
En los tiempos de
las fiestas,
Mas con estas e sin
estas
Muy honestas
Deben las damas
andar
Sin burlar nin
apartar.
[p. 385]
Pone la guarnición
Falsas
riendas e petral
Con lo al
Que tiene la
guaraición,
Bordarán de
condición
Mi pasión
Contra ell amante
real,
Ca enemiga mortal
Con el tal
Las damas deben
tener,
Pues les quieren
ver perder
Por un placer
Su fama, que es
inmortal,
E darles pena
eternal.
Pone la devisa de la temperanza
El
troton lleve colgada
Bien labrada
En la fruente una
bucasta,
Cuyo vocablo
contrasta
E desgasta
El nombre de
enamorada,
De verde toda
esmaltada
E soldada
Con la esperanza
del cielo;
Que la gloria deste
suelo
En un pelo
Non debe ser
estimada
Con la suya
cotejada.
Declara la forma de los esmaltes
Porque
el verde sin ficcion
Ni lision
Esmalte pechos,
espaldas,
Sea de finas
esmeraldas
Tanto saldas,
Que non las quiebre
pasión,
E en la fruente del
troton
En tal son
Asentada por
firmalle,
Para mejor por la
calle
Enfrenalle
Bordarán esta razon
En torno de la
invencion.
La letra de la devisa
Delante
su sobrenombre,
En mis ojos, gentil
ave,
Non tiene cosa
suave
Placer, vida ni
gran nombre,
Salvo si están so
tu llave.
Comienza la labor de la prudencia
E
por punto deshilado
En el dechado
Mandareis labrar
dos ojos
Tan claros, que por
enojos
Ni antojos
Non se cubran de
nublado.
Para mirar lo
pasado
Sea labrado
El que labraren
primero,
Para ver lo
venidero
El postrimero,
Que non puede asi
mirado
Ir hecho mal
ordenado.
Llamo
aquel estresacar
Desilar,
Que con discreta
sentencia
Suele facer la
prudencia
En la conciencia
Al tiempo de su
mirar,
Porque así como
alimpiar
E apartar
Suelen la paja del
grano,
Asi deshila su mano
De lo sano
Los hilos que su
labrar
Condena para
cortar.
Quien
con esta maestria
Bien desvia
Lo sano de lo
doliente,
Meresce por ser
prudente
Ciertamente
[p. 386] Que tenga renta por guia.
De quien rige
policia
Yo diria
Que es la prudencia
su espejo,
Por lo cual los del
consejo
El tiempo viejo
Ordenó por compañia
De la real señoria.
Mientra
fueron gobernados
Por legados
Los del imperio de
Roma,
Ella sus contrarios
doma,
E sin carcoma
Gobernados e
domados;
Mas despues estos
passados
E trocados
Por traidora e
necia gente,
Tornó flaco lo
valiente
En continente,
E la paz de sus
senados
Se tornó vandos
formados.
A
los romanos dejemos
E busquemos
La causa por quien
Castilla
Su desorden e
rencilla
Da mancilla
A todos cuantos lo
vemos.
Si verdad fablar
queremos,
Non culpemos
Sino el ser los
regidores
En cohechos e en
amores
Sabidores,
Necios en remar los
remos,
Pues los reman sus
extremos.
[p. 374]. [1] . Hasta aquí copiado del manuscrito del Escorial; lo que sigue de un Cancionero impreso (sin año) existente también en el Escorial.—32 1 13. Son caracteres del siglo XV y al parecer de una imprenta de Zaragoza, probablemente la de Paulo Hurus.
[p. 375]. [1] . Esta estrofa, en el impreso, está colocada antes de las tres anteriores; y en el manuscrito está al último, según esta copia.
[p. 376]. [1] . En el manuscrito dice: Se queda por vencedor.
[p. 376]. [2] . Ídem, íd.: Mucha gente y gran señor.
[p. 376]. [3] . En el manuscrito dice: Una torre de homenaje.
[p. 377]. [1] . En el manuscrito dice: De púas muy espinosas.
[p. 377]. [2] . Ídem, íd.: Que aunque de carne, etc.
[p. 377]. [3] . En el manuscrito dice: Porque ser estos ya tales.
[p. 377]. [4] . Ídem, íd.: No les es de agradecer.
[p. 377]. [5] . Ídem, íd.: Y pues tamaño loor.
[p. 378]. [1] . En el manuscrito dice: Caen.
[p. 379]. [1] . En el manuscrito dice: Se acabe.
[p. 379]. [2] . Ídem, íd.: No cabe.
[p. 379]. [3] . Ídem, íd.: Con el su mirar, etc.
[p. 379]. [4] . Por las muchísimas variantes que este impreso tiene, comparado con el manuscrito del Escorial, se deduce que se imprimió en vista de otro manuscrito diferente. En muchos versos gana el impreso al manuscrito; pero en otros desmerece bastante; y aunque no se notan aquí todas y cada una de las variantes, se han tenido presentes el impreso y el manuscrito, a fin de interpretar mejor algunos versos.