Para no extendernos demasiado, entre las influencias recibidas por Menénedez Pelayo hemos seleccionado a los tres autores que públicamente calificó como maestros suyos y que lo fueron en los campos de la filosofía, de la filología y de la historia.
En este apartado incluimos a sus dos albaceas literarios: Adolfo Bonilla y Ramón Menéndez Pidal, a Eloy Bullón, por su coincidencia absoluta en cuanto a los principios y sobre todo a los objetivos de la investigación, y lo que es más la convivencia diaria de don Marcelino como director de la Real Academia de la Historia y de don Eloy como bibliotecario del Cuerpo Facultativo y director de la Biblioteca de la docta casa También a su autoproclamado discípulo Unamuno y, por último, al bibliotecario de esta biblioteca que, no cabe duda, de que se siente heredero espiritual del gran sabio cántabro.