La nao de amor que fiso Mosen Iohan de Dueñas [1]
En
altas ondas del mar
Navegando con
fortuna,
Al tiempo vela
ninguna
Non pudiendo
comportar,
Contrarios vientos
a par
Sacudiendo las
entenas,
Esforcé con velas
buenas,
Mas non pude
contrastar
Al grand poder de
mis penas.
Nave
de grande humildança
Fiz por compas e
velando,
En amor
fortificando
Su camino de
esperança,
Las tablas de
lealtança
Yunctadas con
discrecion,
Empegadas de rason:
En la casa de
temprança
Servando justo el
timon.
Yo
fise de fortalesa
El mastel e la
mesana,
Las entenas de muy
sana
Fuste nueva sin
cortesa;
E las xarcias de
firmesa,
Las velas otro que
tal,
La sorra puse de
sal,
Pistada, con grand
destresa,
Con obediencia
coral.
Desque
vi la perfection
De aquesta preciosa
nave,
En poder puse la
llave
De discreta
execucion;
E fize sota patron
Largos tiempos,
abstinencia,
Marinos a
patiencia,
Conformes en
opinion
A singular
diligencia.
Desque
fué toda guarnida
De las cosas
necesarias,
Contra fortunas
contrarias
Noblemente
bastecida,
Oferta siempre mi
vida
A servitud sin
error,
Varé mi nave,
señor,
Con procesion
ofrecida
Al templo del dios
de amor,
Ya
nunca tal fermosura
Vieron mis ojos de
cosa
En las ondas
alterosa
Sin lado firme
segura,
Do entré con
vestidura
De grand amor
estimada,
De azul e oro
franjada,
Con tiseras de
mesura
La falda bien
cercenada.
[p. 322] Yo al puerto deleitoso,
A la cola la mar
calma,
Mas llana que non
la palma
En todo tiempo
reposo;
Senti gentil
amoroso,
De las bandas de
Poniente,
Un aire tanto
plasiente,
Que de mis velas
gososo,
Le fise rico
presente.
E
mi nave toda una
Rompiendo las aguas
vivas
Con defensiones
pasivas
A contrastar la
fortuna,
Como quien va por
laguna
Contento del
navegar,
En un punto vi la
mar
Sin obediencia
ninguna
En rebelion
singular.
A
las horas yo me velo
Con servicio en fil
de roda,
Comportando la mar
toda,
Desdeñosa por el
cielo,
Avisando con recelo
De las ondas
desiguales,
Vientos e grupos
mortales
Vi cubiertos con el
velo
De los bravos
temporales.
A
cuya fuerça los muros
Del contemplar e
servir
Non podian
resistir,
Nin los tuve por
seguros:
Tan espantables e
duros
Eran los vientos
foranos,
Otrosi los
comarcanos,
Con los cielos tan
escuros,
Que non veía las
manos.
Pero
ya tanto el desmayo
No hove por cosa
que viese
Que de ordenança
saliese,
Plego de todo me
ensayo,
Mas la potentia de
un rayo,
Que en la mi nave
cayó,
Velas e entenas
rompió
E llevó todo en
soslayo
Cuanto en la tolda
falló
Llevóme
los marineros
Armados de mi sin
arte,
Otrosi la mayor
parte
De mis polidos
aperos;
Desclavóme los
maderos
Del gobierno
temperado,
Dejóme desamparado,
En los desiertos
más fieros
De los mares
engolfado.
E
las velas ya rompidas,
E la fusta
descosida,
La xarcia toda
rompida,
Las entenas
esparcidas,
E las tablas
corcomidas
Del gusano de
cuidados,
Vi los másteles
quebrados,
Las bandas todas
caidas,
Los cuarteles
derrocados
A
la hora mi sentimiento
Turbado, si Dios me
acorra,
Abracéme con la
sorra,
Angustiado de
lamento;
Con terrible
desatiento,
Como rabioso
trabado,
Yo me vi medio
anegado,
Tornado ya sin
aliento,
Temblando como
asogado.
La
sorra, que defendia
A mi de las aguas
fondas,
Cuando llegaban las
ondas,
Señor, toda se
fundia;
El cimiento ya
cruxia
E las tablas
desmintian,
E los embates
crecian,
Los vientos con
grand porfía
Del mundo me
desfacian.
¿Quién
sufrió nunca dolor
Igual de aqueste
pesar?
¿Quién gustó nunca
manjar
De tan amargo
sabor?
¿Quién vido furia
de amor
Derrocar tan
impugnable
Fuerça sin amigable
Cuanto yo non vi,
señor,
Un miedo tan
espantable?
De
aquesta pena mortal
Aquexado sin
defensa,
[p. 323] Tormentado de mi piensa
Del grand temor
desigual;
Fortuna descomunal,
Por demostrarse
quién es,
Físome dar al
traves
En una playa de
sol,
Do me deslisan los
piés.
Lo
cual, señor, me destierra,
De tal guisa me
embaraça,
Que las ondas me
dan caça,
Los vientos me
fasen guerra,
Las montañas e la
sierra
Se me fasen desear,
Fortuna non da
lugar
Que pueda tornar en
tierra
Nin me lanza de la
mar.
En
esta pena padesce,
Rey poderoso, mi
alma,
Que nin la mar face
calma,
Nin la playa me
bastece;
Ante, Señor, me
aborresce
Cada cual de ellas
por si,
Y dando penas a mi
En mi coraçon
paresce
En todo cuanto
escrebí.
Yo,
mirando como cio,
Mientras más cuito
la boga,
Que se rompe ya la
soga
Del más noble
tiempo mio,
Rey de summo
poderío,
Querria mudar de
posta
Navegando por la
costa
En otro firme
navío,
Do me valga de la
osta.
El
cual tengo comendado,
Non de madera de
roble,
Mas de aquel
cimiento noble
Que en España es
fundado,
Enpero, Señor
loado,
De las tablas que
se sobran
Nin de aquellas que
se cobran
Non puede ser
acabado
Si vestras manos
non obran.
Porque
os pido por merced
En merced que me
ayudeis
Defendais e
ampareis
Tras una firme
pared;
Porque los lasos e
red
Do la fortuna me
guia
Rompa vuestra
señoría,
Mi Señor; si non,
sabed
Que la playa se
desvia.
Fyn
Si mi lengua desvaría
Con la grand
necesidat,
La vuestra
serenidat
Perdone la culpa
mia
Con discrecion e
bondat.
[Cancionero de Foulché-Delbosc.]