LUCRECIA
¡Oh
quien fuese la hortelana
De aquestas
viciosas flores,
Por prender cada
mañana
Al partir a tus
amores!
Vístanse
nuevas colores
Los lirios y la
azucena;
Derramen frescos
olores
Cuando entre por
estrena.
Alegre
es la fuente clara
A quien con gran
sed la vea;
Mas muy más dulce
es la cara
De Calisto a
Melibea.
Pues
aunque más noche sea,
Con su vista
gozará.
¡Oh cuando saltar
le vea,
Qué de abrazos le
dará!
Saltos
de gozo infinitos
Da el lobo, viendo
al ganado;
Con las tetas los
cabritos;
Melibea con su
amado.
Nunca
fué más deseado
Amador de la su
amiga;
Ni huerto más
visitado,
Ni noche tan sin
fatiga.
LUCRECIA
Y MELIBEA
Dulces
árboles sombrosos,
Humillaos cuando
veais
Aquellos ojos
graciosos
Del que tanto
deseais.
Estrellas
que relumbrais,
Norte y lucero del
día,
¿Por qué no le
despertais,
Si aun duerme mi
alegría?
MELIBEA
Papagayos,
ruiseñores,
Que cantais al
alborada,
Llevad nueva a mis
amores,
Como espero aquí
asentada.
La
media noche es pasada
Y no viene:
Sabedme si otra
amada
Lo detiene.